La muerte al descubierto

Hacer más ejercicio, tomar café, vitaminas, caminar diariamente, no fumar ni tomar bebidas alcohólicas, son algunas de las recomendaciones que todos los doctores nos dan para mantener una vida saludable y por lo tanto longeva, sin embargo, los estudios científicos no han podido establecer con cien por ciento de seguridad la fecha de la muerte de un ser humano.

Un dato curioso es la aparición de una página web que se llama “Clic. Entendiendo la incertidumbre”, donde una persona puede introducir sus hábitos y costumbres y de acuerdo a la información ingresada se establece la cantidad de años promedio que puede vivir.

Según esta página, si uno no fuma, ni bebe, tiene dinero y hace ejercicio, tiene un 98.2% de posibilidades de no morir antes de los 85 años. Una buena noticia para muchas personas que rinden culto al físico, que viven con holgura económica y que no tienen preocupaciones.

Con esta idea podemos decir que los científicos están poco a poco asociando los hábitos con los índices de mortalidad para calcular lo que depara el futuro. Si bien esta página web no está creada por especialistas en la rama, sí da una idea bastante específica de lo que puede pasar o no con un ser humano de acuerdo a sus costumbres.

Se han barajado varias ideas en los últimos años, algunas que pueden parecernos asombrosamente increíbles. Por ejemplo, ¿sabe usted que si ve televisión más de cuatro horas al día tiene más probabilidades de morir joven, supuestamente debido a los rayos que emite la pantalla?, o ¿si hace ejercicio por lo menos 15 minutos al día puede asegurarse una vida longeva?, ideas, propuestas que no están probadas pero que son razonables.

Según los últimos estudios lo que se busca es personalizar la curva de la vida, es decir, a la curva de supervivencia se añade el riesgo adicional de tomar alcohol, de hacer poco ejercicio y otros factores perjudiciales para la salud.

El estudio internacional conocido como el EPIC, es el encargado de evaluar la magnitud de este riesgo adicional y transformarlo en cifras que podamos entender para conocer lo que podemos hacer para mejorar nuestra calidad de vida. El estudio tiene en cuenta los fallecidos en cada edad asociados a determinados comportamientos no saludables.

Todas estas ideas y estudios podrían parecernos sin sentido si tomamos en cuenta un detalle especial: el destino. A diario vemos que personas perfectamente saludables, con alimentación de primera y ejercicio constante mueren a causa de enfermedades e inclusive de trágicos accidentes. ¿Quién nos previene de eso?

La ciencia siempre ha querido descubrir el por qué de las cosas y aunque parezca que se acerca a la respuesta del ¿cuándo moriré?, el factor divino, si así queremos verlo, siempre será una sorpresa.

Existe hoy en día estudios que pueden analizar nuestra carga genética y las posibilidades de que suframos una u otra enfermedad, no obstante, hay también muertes de enfermedades inexplicables que aparecen a pesar de un historial familiar saludable.

Por el momento, solo tenemos piezas del rompecabezas. Los seres humanos somos curiosos ante lo desconocido y está en nuestra naturaleza intentar descubrir el por qué de todo lo que nos rodea. Pero a estas alturas sería importante también preguntarse si realmente a uno le gustaría saber la fecha de su muerte... ¿se consideraría afortunado?, felizmente todavía tenemos la opción de decidir si queremos ser ignorantes a esta respuesta.