“Retrospectiva, 1957-2005”, es una muestra de las obras del ya fallecido artista plástico miraflorino Gastón Garreaud, quien de manera vanguardista exploró tendencias plásticas para la construcción de sus trabajos: Dibujos, monotipias (dibujos sobre cualquier superficie lisa, utilizando óleo, acuarela o tinta), bocetos y esculturas, hacen del recorrido la admiración total de un creador vital.
“El trabajo que realiza este artista se ubica dentro de las denominadas corrientes de vanguardia y se ha convertido en un trabajo crucial para entender el proceso de los últimos 60 años de las artes plásticas de nuestro país” precisa el reconocido crítico de arte y curador de la muestra, Augusto del Valle. “El arte peruano en el siglo XX ha sido poco estudiado, esta muestra de Garreaud nos permitirá tener una idea de lo que fue en aquel tiempo”, precisa.
“Fue a comienzos de los años sesenta cuando una nueva generación de artistas peruanos asumió nuevos patrones y tópicos de construcción al momento de crear una obra de arte. Entre ellos se encontraban los hermanos Marx, Herman Braun y Sigfrido Laske, un experimentado pintor que Garreaud había conocido en 1955”, anota Del Valle.
Pero su forjamiento como pintor autodidacta no se dio de manera inmediata. Luego de su estancia en Roma –originalmente planificada por la familia con la finalidad de que estudie arquitectura- este es seducido por las obras artísticas existente en tal lugar, tomando la decisión de inmiscuirse en las artes plásticas y el pilotaje de aviones. “Garreaud al parecer quiso mantener su primera inquietud en la arquitectura, su acercamiento al diseño y vuelo de avionetas, es una faceta que lo mantuvo cerca de algún modo”, comenta Del Valle.
Poco después de su regreso a Lima en 1960, Garreaud expone pinturas abstractas en la influyente sala del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), es allí donde muestra sus obras –expuestas antes en una galería en Roma- con el titulo de “Transición”. “La explosión de Gaston Garreaud en 1960 de abstracto en el IAC deja ver la fuerte impresión de su experiencia europea, su pintura es figurativa de paisaje urbano o a secas que lo rodeaba (...) Era visto como alguien capaz de transformar su propia experiencia en algo poético”, resalta el curador. “Paisaje de Paris”, “San Pietro visto dal Pirciu”, son algunas de las obras que se pueden observar en esta exposición.
Luego de un periodo de transición, la obra del artista plástico sale de su figurativismo temprano y se enfoca en una tendencia abstracta de corte geométrico. “Gastón comienza una exploración de la pintura geométrica, hace collages con retazos de textiles precolombinos y artesanía contemporánea de formas tridimensionales”, anota. Del Valle asegura, además, que Garreaud se caracterizó por el uso muy personal de las tendencias del “Hard Edge” –borde duro o contra el movimiento- que es el uso de figuras geométricas lizas con grandes parches.
Sobre el uso de residuos pre-colombinos en los trabajos de Garreaud, el curador señala que, “desde mediados de los años sesenta, la evocación de la América Latina antigua será una constante y les tocará el turno, en su momento, a la cerámica, a la arquitectura y en raras ocasiones a la artesanía”.
Gastón Garreaud también fue un cultor de lo sublime, de lo heroico y de lo épico. Por eso en su muestra que lleva por nombre “Dibujos y monotipias” muestra el aprecio por figuras como las de Jorge Chávez, Flora Tristán, Arthur Rimbaud, Elmer Faucett, Enroque Klaiser y César Vallejo. A este último le rinde un homenaje con una serie de dibujos de retratos, rostros y perfiles que no solo recogen la fisonomía de Vallejo, sino que también interpretan sus gestos y actitudes.
“Estos trabajos eran para Garreaud una suerte de firma personal de artista” asegura el curador. Un caso interesante es la serie “Fuck you” que alude a su estancia en Nueva York, en la segunda mitad de los años setenta, donde existió una comunicación frustrada entre artista y galerista, anécdota que convierte en tema visual. Las madonas, por otro lado dejan ver su natural talento para el dibujo y su aprecio por la tradición greco latina.
El artista plástico en relación con sus obras, también buscó desarrollar de alguna manera su habilidad en la aviación. La idea de volver a volar, tal como Jorge Chávez lo hiciera en 1910, en un monoplano de la época, un Bleriot XI, cautivó a Garreaud. Por tal razón, el artista planificó la acción como un gesto de cita histórica, la cual realizó en tres oportunidades: 1985, 1990 y 1995.
“Para esta exposición decidimos traer una réplica del monoplaza escala 1:1, para mostrar el interés que también tenía Garreaud por la aviación”. Para el curador de esta interesante retrospectiva, la personalidad de Gastón Garreaud era dicotómica y se dividía en el “inventor” y el “artista” romántico, dos facetas que en él se conciliaban creativamente.
“Este hacía experimentos en su estudio. Una de sus obsesiones fue la de construir una máquina que tuviese movimiento perpetuo”. Experimentó con objetos como por ejemplo una catalina de bicicleta que hiciera posible la rotación sobre un eje, intentó con la fuerza mecánica y del magnetismo. “Garreaud solía especular de un modo tan activo como poético con las fuerzas de la naturaleza”, manifiesta Del Valle sobre el trabajo de Garreaud. “En resumen: Gastón fue un artista que supo dejar volar su imaginación, no solo en sus obras, sino también en los cielos”.