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EL GOLPE DE LAS OJOTAS…

Claro, con ayuda de los zapatos y las botas. El 28 de febrero, en Bolivia, y más específicamente en La Paz, su capital política. ¡Fue histórico! Y cómo no. La turba de más de 3,000 personas, entre cocaleros, campesinos, colonizadores y ante todo masistas (del partido de gobierno MAS), que fue convocada, abiertamente, por el Presidente Evo Morales, tomó el Congreso Nacional… Por fuera y también por dentro.
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EL GOLPE DE LAS OJOTAS…

Si, en la plaza principal, miles de personas con chicote en mano gritaban y en el interior del Congreso, más de 500 “ponchos rojos” hacían lo mismo y atemorizaban a los parlamentarios que no eran del gobierno y habían logrado entrar, ante la mirada inmutable e impávida de 20 policías que habían quedado después que el Comandante General de esa arma ordenara su repliegue, sabe Dios por qué…

En la Plaza Murillo, donde se encuentran los principales poderes del Estado, incluido el Palacio de Gobierno, miles de hombres, jóvenes y mujeres, muchas con bebés a cuestas, con ojotas, zapatos y, claro, con la complicidad de las botas policiales, cercaban el Palacio Legislativo, insultaban a los congresistas de la oposición y, luego, maltrataban a escupitajos y golpes “en nombre del pueblo” a dos diputadas. Obviamente, no del oficialismo.

 

¿Por qué?

Fácil: Aprobar a como de lugar y, por supuesto, sin los molestos votos opositores, la nueva constitución política del Estado, oleada y sacramentada por la Asamblea Constituyente entre muertos, balazos y dinamitazos en Sucre, la capital constitucional del país, hace unas semanas.

Con todo esto usted se preguntará: ¿Permanece la democracia? Pues muy golpeada ¿verdad? Según Evo Morales, los actores de las atrocidades fueron los grupos sociales, a los que pocos conocen y menos son los que los reconocen…

 

Lo que sí se sabe es que, públicamente el gobierno los convoca y con ellos amenaza a la oposición. Lo acaba de hacer su vicepresidente Álvaro García Linera, de quien todos dicen es quien realmente gobierna. Un izquierdista radical que estuvo varios años preso por terrorista… Pero esa es otra historia.

 

Así es. Democracia es hoy en Bolivia y principalmente en su sede de gobierno, La Paz, que el segundo hombre en el gobierno amenace a la oposición con volver a cercar el congreso -como ya lo hizo el 28 de febrero pasado- si no se aprueba lo que exige; esto es que todas las principales autoridades deben ser masistas y las leyes y decisiones también.

 

Todo ello en medio de una situación política más que complicada: Hoy, en Bolivia, aparte de las pataletas de algunas autoridades, un modelo de Estado se contrapone al otro, de tal forma que son absolutamente incompatibles. Sí, hay dos modelos de Estado para lograr la tan cantada “refundación de Bolivia”.

 

Así lo señalan diversos estudios publicados por los medios de comunicación. Sus conclusiones son más que preocupantes. Afirman que la nueva Constitución Política del Estado (CPE) aprobada sólo por el MAS y sus pequeños satélites partidarios, así como los estatutos autonómicos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando y a los que sumarían los de Sucre, Cochabamba, La Paz y Potosí, son excluyentes de la nueva carta magna.

 

Ambos responden a visiones opuestas: La CPE privilegia el comunitarismo y los estatutos el individualismo, entre otras grandes diferencias que tienen que ver con la concepción del Poder Judicial, la administración de la tierra y los recursos naturales. Esta última parece ser la que impulsa el accionar de ambos bloques antagónicos. En resumen, 8 de 9 departamentos -con excepción de Oruro-, no aceptan la CPE y es más, plantean estatutos para su autonomía inmediata.

 

Según los departamentos de la llamada “media luna”, la zona más rica de Bolivia -Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija- no habrá marcha atrás: El 4 de mayo, sí o sí, se realizará un referéndum para conocer la posición de la población respecto a los estatutos autonómicos. Una fecha que, según el Presidente de la Corte Nacional Electoral no podrá ser la de las consultas promovidas por el gobierno -no obstante haber sido ratificada por el Congreso- para aprobar o desaprobar la Constitución y otra para que el pueblo boliviano diga si está de acuerdo en que ningún privado puede tener más de 5 mil hectáreas. Y por supuesto, mucho menos da paso libre la Corte Nacional Electoral a los referéndum departamentales.

 

Una decisión que coincide con el pedido del vicepresidente de lograr un par de meses más de tiempo para planificar una solución. La intransigencia de una y otra parte hace temer a muchos que la posibilidad de que Bolivia se divida territorialmente sea un hecho. Otros lo niegan tajantemente, aunque sus argumentos son débiles.

 

Dominio Masivo

Ante ésta situación, La Democracia, pensará usted, tiene muchos caminos para deshacer conflictos y sin duda uno de ellos, sino el principal, es el Tribunal Constitucional. Sin embargo, hoy Bolivia está prácticamente desmantelada. Sea por acciones del gobierno o posteriores renuncias, lo cierto es que no existe hasta que el Congreso –dominado por el MAS-, decida convocar a sus nuevos miembros.

 

Todo ello matizado con una intolerancia gubernamental que, sólo en las últimas horas, ha llevado a miembros del partido de gobierno a desbaratar a punta de palos, piedras e insultos y, por tercera vez, una manifestación pacífica de vecinos que pedían en una plaza de una zona residencial y en horas de la noche, paz y democracia para Bolivia.

 

Claro que, lo que parece preocupar más a Evo Morales y podría cambiar la posición de sus fieles seguidores aymaras y quechuas es la inflación. Sí, esa cruel alza de precios sin control que está llevando a que los ciudadanos de toda raza y condición vean cómo día a día sus ingresos se van mermando sin razón.

 

¿La respuesta del gobierno?

Simple: La culpa la tienen los especuladores y los oligarcas. Frases similares a las que vierte el presidente venezolano Hugo Chávez ante el creciente descontento de su pueblo. Claro que resulta difícil pensar que importando harina subsidiada por el gobierno para el pan hoy y arroz subsidiado de Argentina mañana, o declarando la libre importación de alimentos y prohibiendo la exportación se solucione el problema inflacionario boliviano. Pero es lo que hace el gobierno, mientras ya enero y febrero han mostrado cifras alarmantes.

 

 Para muestra un botón: El pollo de 9 bolivianos llegó a costar 20 el kilo (el boliviano está a 7.50 el dólar) ¿Por qué? Por la subida del trigo y la soya. Una cadena inflacionaria que los peruanos ya conocemos y no queremos volver a vivir y en la que cada día se suma un eslabón que atrae a otro. Y es que, entre su decisión de imponer una constitución aprobada hace un par de meses, sólo por sus partidarios, a cabezazos y patadas y que divide seriamente a los bolivianos, y ocuparse de la situación económica a la que la misma intranquilidad y zozobra política han llevado a la ausencia de inversiones, el gobierno parece haberse decidido a lograr lo primero pase lo que pase y resolver lo segundo después.

 

Claro, hasta que la paciencia del pueblo con o sin ojotas llegue a su límite como ya lo está haciendo en 8 de los 9 departamentos de Bolivia. Definitivamente y hasta que Don Evo decida gobernar para todos, el futuro inmediato de Bolivia y claro, el posterior, es incierto.

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