Fueron suficientes tan solo cinco días para que el pasado viernes 10 de octubre el país tome conciencia de que el primer gabinete del segundo gobierno aprista formaba ya parte de la historia. Jorge Del Castillo Gálvez, hasta entonces Primer Ministro, se convertía en esa forma, en una de las víctimas del ahora tristemente célebre y peruanísimo Petrogate. El escándalo de corrupción, desencadenado el domingo 5 de octubre por la noche, socavaba así los cimientos de uno de los ejes del poder político en el Perú.
Tres hombres, calificados por el mismísimo Presidente de
A un hombre se le encarga hoy esta dura tarea. Se trata de Yehude Simon Munaro… el mismo que, durante la oscura noche que significaron para la democracia los años del Fujimorato, fue privado de su libertad durante 8 años; desde 1992 hasta cuando se izo nuevamente la bandera de la democracia. Es a él a quien le corresponderá, nos guste o no, administrando, esperamos, con bríos de justicia social, la cosa pública, sacarnos del marasmo moral en el que nos encontramos.
Tendrá el nuevo Primer Ministro, dando muestras de imaginación, que mostrar, como alguien dijo, que "Otro Mundo es Posible". Pues, si algo hoy en nuestra sociedad es deseado, por la gran mayoría, es que el Estado, uno moderno sin duda, vaya al encuentro de esta, permitiendo así que el ciudadano de a pie se vea representado en él. Nada sería más pernicioso para el futuro de nuestra patria que desaprovechar la oportunidad para avanzar en esta sana y constructiva dirección. Esto, más allá de las restricciones que la crisis internacional nos impone.
Nada es más importante que ello, como tampoco debería ser el hecho de que -implementando políticas que permitan capitalizar humanamente al peruano de a pie, proveyendo a este con mejor educación y acceso a la salud- hoy se haga lo imposible para restablecer la confianza entre todos los peruanos. Es importante que el flamante Primer Ministro lance hoy la tan esperada cruzada en contra de la corrupción. Esto, caiga quien caiga, duela a quien le duela. No hay un minuto que perder…
La agenda pues del "relativamente" nuevo gabinete, el Gabinete Simon, es, por decir lo menos, recargada. Pues se aúna, luego de 7 años de bonanza económica, a la demanda de mayores niveles de justicia social y mucho menores de corrupción, la necesidad de garantizar la estabilidad no solo del modelo económico, sino también del régimen democrático en nuestro país… Le deseamos, en el trecho que le corresponda en esta gran cruzada al nuevo Premier, suerte. Suerte para él … y, por ende, para nuestro querido Perú.