En medio de la remoción urbana del Paseo de los Héroes Navales, los ambientes del Museo de Arte Italiano de Lima acogen esta impactante exhibición que recorre los años de transición entre las prácticas artísticas del siglo XIX y las del siglo XX, signadas ya por la vanguardia.
"En trece años, el museo ha crecido mucho, tanto que se ha convertido en uno de los principales espacios culturales de América Latina. Nuestra colección cuenta con obras de antiguos maestros europeos como Tiziano, El Greco y Da Vinci, hasta llegar a las primeras vanguardias del siglo XX. En escultura, conservamos el acervo más destacado de Auguste Rodin fuera de Francia”, manifiesta el director del museo mexicano Soumaya, Alfonso Miranda.
UN MUSEO CON HISTORIA
En la década de 1920, las comunidades de extranjeros en el Perú donaron una serie de monumentos y recintos a la ciudad de Lima por el primer siglo de vida republicana, como una forma de homenajear al país que los acogía. Así fue que la comunidad italiana donó el acogedor Museo de Arte Italiano.
Con sus ocho décadas de existencia, este museo ubicado en el inicio del Paseo de la República, ha tenido siempre la intención de rescatar y valorar la cultura en todos sus sentidos para el público. Este importante espacio ha presentado grandes exposiciones de renombre, por lo general de artistas italianos como los trabajos de Moses Levy, Giuseppe Graziosi, Valeriano Trubbiani, Concetto Pozzati, entre otros grandes representantes de la cultura universal.
EL ENSUEÑO DEL ARTE
En el tránsito del siglo XIX, Auguste Rodin abrió paso a la nueva representación del hombre. Exploró vías de expresión profunda del cuerpo, lo fragmentó y plasmó movimientos originales llenos de carácter, emoción y erotismo. Con él, maestros del arte universal: Degas con sus caballos y bailarinas; Renoir y la Pequeña Venus de volumen macizo; Bourdelle y su exaltada Bacante; Chirico con un alegórico jinete; y Salvador Dalí con imposibles relojes blandos o su hombre con torso de cajones. Todos ellos han desmotado con sus trabajos una muestra que va de la modernidad a la vanguardista.
El recorrido atraviesa mitos y sueños del hombre moderno: EL amor; La mujer –cuya belleza es inspiración para Rodin y turbadora presencia en Dalí-; El caballo, que refiere al encuentro del hombre con el animal; y El tiempo, en donde sorprenden los relojes blandos, símbolo de una realidad que entraña el inconsciente.
“Del mito al sueño nos enseña a repensarnos a nosotros mismos, a descubrirnos a través del arte, a proponer a través de cuestiones estéticas una problemática política, económica y cultural, a asumir una responsabilidad y no dejarla en manos de alguien más, a nuestro compromiso de descubrir objetiva y subjetivamente una pieza llevándola al plano interpersonal en una realidad latinoamericana en construcción”, expresa el director encargado de la muestra, quien está convencido de que es factible realizar una lectura del arte europeo desde nuestra perspectiva latinoamericana.
“Esta exposición es una posibilidad de establecer un diálogo actual, incluyente, para todos, a pocos años de conmemorar nuestros inicios de gesta libertaria. De este modo, nos preguntamos qué es identidad, qué es América Latina, y esta exposición de artistas que no son americanos nos permiten abordar esos temas y proponer otros”, sostiene Miranda.
OBRAS DE RENOMBRE
El pensador es una de las esculturas más importantes del mundo. La imagen de este hombre sentado con la cabeza sobre el puño –reproducida en millones de libros, crucigramas, películas, publicidad, etc.– es un ícono de la cultura occidental desde que fue hecha por Auguste Rodin (1840-1917), en 1881. Y, ahora, uno de sus ejemplares, de tamaño mediano, abre la exposición “Del mito al sueño”.
“El pensador es el símbolo del pensamiento, de la razón. Dalí, a través de figuras humanas con cajones, en los que se ocultan nuestros miedos más oscuros, representa el inconsciente”, explica Alfonso Miranda.
La sensual expresividad de sus perfectas figuras humanas, contrastada con la tosquedad –el llamado 'no acabado’– del material en el que estas son plasmadas, convirtió a Rodin en el iniciador de la escultura contemporánea. Confrontado con este maestro francés está un genio español, Salvador Dalí (1904-1989), de quien vemos los célebres Relojes blandos, de la segunda mitad del siglo XX, aquellas piezas en las que nuestro tirano, el tiempo, pierde toda autoridad.
Con toda esta reunión de obras de colección privada puestas a la vista de los demás, lo cierto es que “Del mito al sueño” representa una oportunidad única para acercarnos a una realidad artística que hasta entonces parecía distante. Y que las iniciativas regionales –en este caso, la cooperación entre mexicanos y peruanos– pueden rendir mayores frutos cuando se toman colectiva y seriamente.