Dios ha bendecido nuestro hogar, formado con amor y respeto con Blanca vuestra madre, Dios nos ha bendecido enviándonos a ustedes como fiel testimonio de nuestra existencia en la tierra. A través de estas líneas, me permito expresarles mi amor y compromiso de ser feliz junto a ustedes y a su madre. Ese compromiso lo asumo como un padre convencido de que en la tierra debe existir la mejor semilla. Y que esa semilla debe convertirse en un árbol que no solo de sombra, sino también frutos, es decir, vida.
Por lo que he visto, vivido, leído y conversado con hombres de mucha experiencia, puedo decirles que el futuro les pertenece. Por ende, que nadie les arrebate, que nadie se interponga entre ustedes, que nadie les niegue la felicidad. Es importante que sepan que el destino les pertenece que nada está determinado, que Dios, en su infinita sabiduría, les ha dado la capacidad de crear, creándolas a su imagen y semejanza. Usen esa creatividad para construir lo más hermoso que pueden tener: su Felicidad.
En el largo devenir de la vida se van a encontrar con personas ruidosas, de malas costumbres y artes, egoístas, envidiosas, hipócritas e incluso agresivas. Por eso, su éxito para muchos será una ofensa, triunfen de todas maneras. Sean fuertes, valientes e inteligentes. Seleccionen a sus amistades, cuídense de los habladores y de los que aman las apariencias; sean juiciosas, no se dejen seducir por lo externo, aprendan a mirar el color de los corazones, pues este cuanto más rojo es mejor.
Busquen en el estudio de las ciencias, las letras y las artes, el camino para lograr la sabiduría… encuentren en ellos la fortaleza para salir adelante. No hay nada más hermoso que leer un libro y cultivar el alma, no hay nada más hermoso que ir en busca de la verdad, no hay nada más hermoso que abrir nuestro pensamiento e inteligencia en busca del conocimiento, no hay nada más hermoso que encontrar la libertad en el saber.
Sean discípulas de las buenas costumbres, desarrollen el hábito del estudio y la lectura, fomenten en vuestra alma la virtud de la gratitud, del respeto a su prójimo, desarrollen en sus almas el amor y alejen de ustedes los temores. Luchen por la justicia y por causas justas. Sean solidarias y amen a la libertad. No sean indiferentes al manejo de la cosa pública y de la política. Su patria exige esto.
Recuerden que el gran Aristóteles decía “el hombre es un animal político” y que, 500 a.C., Pericles decía a los atenienses que “un ciudadano no abandona los asuntos públicos para ocuparse sólo de los de su casa (diciendo) que hasta aquellos de entre nosotros que tienen grandes negocios están también al corriente de las cosas del gobierno. Miramos al que rehuye el ocuparse de política, no como una persona indiferente, sino como un ciudadano peligroso”.
Por eso, no sean indiferentes con lo que sucede en su entorno. Siempre deben estar atentas a los sucesos, lo que aparentemente hoy no les afecta mañana podría afectarlas dramáticamente. No se olviden de las enseñanzas que nos da la fábula del ratón que alertó sobre los ruidos provenientes de una ruidosa ratonera que había atrapado a una cobra: al final la indiferencia perjudicó a los demás y libró del peligro al único ser que se preocupó por lo que sucedía: el ratón.
Jamás se dejen seducir por el camino fácil; sepan que el camino agreste y duro definitivamente las llevará al éxito, porque este les fortalecerá su carácter. Practiquen y hagan el bien, trabajen con devoción y siempre con convicción. Muchas veces se encontrarán con compañeros de trabajo que son mezquinos, envidiosos, además de egoístas. No se dejen amilanar, sean fuertes.
Formen sus hogares con hombres de buenas costumbres que las respeten y amen, que busquen las victorias públicas y privadas, y que fomenten y procuren para sí el éxito. Séneca predicaba al mundo, seguro pensando en esto, “la brevedad de la vida”, y no se equivocaba, pues de verdad la vida es corta. No pierdan por eso el tiempo lanzando infundios, auto destruyéndose. No permitan que las bajas pasiones las gobiernen, ni que los egoísmos y mezquindades orienten sus vidas.
De la mano de Dios conviértanse en buenas ciudadanas y luchen con ahínco por encontrar el éxito y la felicidad. Su patria les repito necesita de esto. Por eso, siempre estaré a su lado física y espiritualmente. Cuando mi cuerpo no sea más parte de este mundo sentirán en la fresca brisa que les acariciará el rostro mi presencia, me verán en el destello de las estrellas, me oirán en el cántico de los pajarillos. ¡Ahí estaré!
Y cuando estén en peligro o necesiten ayuda, simplemente piensen en mí que allí estaré, les acompañaré por los caminos de sombras, como todo hombre que se desea buen padre debe hacer. Nada ni nadie podrán hacerles daño… caminen seguras y confiadas por el mundo. Jamás olviden que tienen dos tesoros guardados en su mente y en su corazón: los buenos sentimientos y pensamientos. Úsenlos, pues ellos están esperando por ustedes. Los suyos y su país se lo agradecerán… y de seguro Dios las bendecirá.
Mesías, su padre.