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Miércoles 11 de diciembre 2024   |   Contáctenos
REVISTA

NO OLVIDE SEÑOR PRESIDENTE

Dejemos atrás lo indignante y las promesas
Los peruanos que creemos en el futuro del país depositamos siempre esperanzas en la gestión de la cosa pública. Pero no por eso renunciamos a la crítica como uno de los pilares de nuestra acción.
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NO OLVIDE SEÑOR PRESIDENTE
Dr. Alan García Pérez,  presidente de la República, el noble pueblo peruano, en las elecciones generales del 2006, generosamente le permitió ocupar la más alta magistratura del Perú,  para que dirija los destinos del país, a pesar de tener fresco en su memoria su incursión como presidente de la República durante el periodo 85-90. Esto, a pesar de recordar frases célebres suyas como que "el que no la debe no la teme" y "en política no hay que ser ingenuos".
 
Durante su campaña presidencial, usted se esmeró en  convencer a los peruanos -y lo logró-  que  había madurado, cambiado y ganado en experiencia; es decir que era otra persona. Hizo muchas promesas; entre ellas, la de eliminar los services, renegociar los contratos, fomentar la educación, así como elevar la calidad de los servicios de salud.
 
Ante el asombro de muchos, se le escuchó hablar sobre la Sociedad de la Información, Ciencia, Tecnología e Innovación. Manifestó públicamente su compromiso de defender los derechos de los trabajadores, no permitir cobros elevados por los servicios públicos y evitar los monopolios. En diversos foros proclamó su voluntad de establecer la concertación entre todos los peruanos. Se declaró un gran patriota con una sólida convicción nacionalista orientada a defender los intereses nacionales.
 
Han pasado más de dos años de su actual gestión y podemos apreciar, señor presidente, que esta dista mucho de lo que usted ofreció. No exageramos en decir, es además el sentir del pueblo peruano, que usted está  gobernando solo para sus amigos empresarios y que se envanece mencionando los indicadores macroeconómicos y de riesgo-país. Esto último otorgado por aquellas calificadoras que sostenían que la economía mundial estaba a buen recaudo, cuando en realidad era todo lo contrario. ¿O no es verdad?
 
Durante su gobierno se ha incrementado la entrega de concesiones de manera indiscriminada e irracional, avasallando para esto los derechos mínimos de los propietarios que en su mayoría son comuneros. Nuestra hermosa selva  ha sido parcelada, nuestros bosques saqueados, nuestros ríos son cruelmente contaminados, nuestro patrimonio histórico y cultural, al igual que nuestra biodiversidad, es impunemente maltratada. Nuestro gas se pretende entregar a países que, dicho sea de paso, no son precisamente amigos del Perú.
 
La lucha contra la corrupción, vemos hoy, solo fue una postura mediática. Esto se comprueba simplemente preguntándonos por qué se creó la Oficina Nacional Anticorrupción - ONA, la que al final fue desactivada. Igual como sucedió con el, en su momento, tan mentado y pomposo Pacto Social, de intrascendente existencia.
Los sectores educación y salud no han revertido la triste realidad en la que se encuentran, a pesar de que el país cuenta con ingentes recursos económicos que bien podrían emplearse para esos fines. Otro tanto ocurre en el sector vivienda y construcción, donde con el pretexto de incrementar el número de viviendas para los peruanos se están vendiendo los activos del Estado.
 
Por si fuera poco, el país consternado ve con preocupación que  diversas regiones están convulsionadas debido al incumplimiento de  las promesas electorales, la exclusión social de un gran sector de la población, la ausencia del Estado y la poca consideración de sus demandas. Esto es fácil comprobar, al ver que el pueblo siente que sus autoridades no lo toman en cuenta. Es más, hasta la juventud ha perdido la fe en el gobierno. Y créame, los bochornosos actos de corrupción que pensábamos que eran cosa de su primer gobierno, cuentan en todo esto.
 
Señor presidente, urge consolidar ahora un proyecto de desarrollo nacional que involucre a todos los peruanos. No solo a aquellos que tienen un carné partidario. Uno que proyecte una visión de país, con objetivos nacionales definidos, con sus respectivas estrategias y  acciones. Todas ellas establecidas en forma coherente, dejando de lado  la improvisación, implementadas por un gobierno, ajeno a toda forma de codicia, que funde su accionar en la justicia.
 
Por esto es importante que en el breve plazo se consolide el pensamiento estratégico para emprender las grandes obras de infraestructura que el Perú necesita. Por ello, es imperativo colmar al gobierno de humildad, alejándolo de de toda  vanidad, rodeándolo de peruanos capaces, probos, de buena voluntad, que amen sobre todo al Perú. Es necesario desarrollar en ese sentido la cultura del valor agregado, a fin de evitar ser solo exportadores de materias primas, permitiéndonos generar empleo digno para nuestro pueblo.
 
En esa misma línea de acción se deben hacer los esfuerzos necesarios para generar ventajas competitivas y fomentar así espíritu emprendedor, dándoles el apoyo tecnológico y crediticio a los pequeños y medianos empresarios. Además de esto se deben aprovechar nuestras ventajas comparativas, pero con el claro objetivo de usarse en beneficio de las grandes mayorías.

Los peruanos que creemos en la democracia y en el desarrollo del país señor presidente, esperamos que su gestión sea exitosa. Seguimos atentos el desarrollo de los acontecimientos. Y créame no es nuestro deseo que nuestra patria se convierta en un país ingobernable e inviable. Por ello, queremos que la luz de la esperanza jamás se apague.

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