La actual crisis económica que azota a los Estados Unidos, Europa y tiende a propagarse por el sudeste asiático y América Latina, proporcionalmente es mucho mayor que el famoso crack de 1929. Sin embargo, a pesar de la quiebra de bancos, corporaciones y de que aún no se sabe si ha tocado fondo, esta crisis no ha causado tanto daño como hace 80 años. ¿El motivo? Pues que Estados Unidos ya no depende tanto de Wall Street como sí del Silicon Valley, el famoso Valle del Silicón, aquel lugar del estado de California donde se encuentran los famosos centros de investigación, desarrollo e innovación de la primera economía del planeta.
En el Silicon Valley están las famosas empresas punto com, Yahoo, Microsoft, Google, Facebook, aquellas que poco han sufrido con la actual crisis económica pues su ámbito de desempeño es el futuro, compiten investigando, compiten por la innovación, aquella entidad que es la única que dinamiza sanamente los mercados.
La fortaleza del Silicon Valley y de los Estados Unidos radica en que son contenedores de las mejores universidades del planeta. Por otro lado, de las 50 mejores universidades del mundo, 10 son de California. Trabajan en una sólida relación entre universidad – empresa y se dedican a generar nuevos ámbitos de dominio con productos diferenciados lo cual los convierte en líderes de la competitividad.
¡Cuánta diferencia existe con nuestro país donde el ministro de Educación, José Antonio Chang, está más preocupado del equipo de fútbol de su universidad que del plantel de catedráticos de calidad!
Si en verdad queremos aprovechar los múltiples beneficios de APEC debemos empezar por plantearnos retos como el de tener por lo menos una universidad entre las 500 mejores del mundo, entender que de la proliferación de universidades solo se obtiene mediocridad y lucro para los propietarios, y que la base de la competitividad es la educación y entidades educativas de excelencia. Estos retos, sin embargo, constituyen una primera etapa de lo que debe ser un gran cambio educativo que en verdad nos convierta en un país más competitivo.
Es cierto que en APEC están las economías que en conjunto producen el mayor porcentaje del Producto Interno Bruto del mundo. Son grandes compradoras. Pero no nos hemos preguntado qué es lo que compran en su mayoría.
Estados Unidos, por ejemplo, es gran comprador de productos con alto valor agregado: computadoras, chips, equipos satelitales, electrodomésticos, equipos de comunicación, automóviles de lujo, camiones de gran fuerza, propulsores, etcétera. Allí se va el 80% de sus compras aproximadamente. El resto se reparte entre minerales y combustibles (11%), servicios y productos agrícolas. En esto último y en algunos productos textiles está la participación del Perú. No producimos nada de lo que Estados Unidos, China y Europa compran en su mayoría. Así que, si de verdad queremos aprovechar el APEC y los TLC, pues debemos empezar a formar un contingente de profesionales, de capital humano, con profundos conocimientos tecnológicos, ingenieros, científicos, que nos permitan estar a la par de las exigencias de un mundo moderno que nos exige innovación y competitividad.
Contentarnos con ser los primeros productores de cobre u oro o harina de pescado es anacrónico. Felicitarnos de ser exportadores de alcachofas o páprika es ingenuo. Bastaría con que se desacelere la economía mundial o que el calentamiento global se presente para que perdamos millones de dólares. Eso no sucedería con una apuesta por la educación, que nos lleve a tener una sociedad más preparada, más técnica, más innovadora.
Nuestro país necesita menos Word y más Excel. Menos palabras y más ciencia.