Ahora que la economía de Estados Unidos ingresó en recesión, hay economistas que pronostican que la desaceleración durará por lo menos hasta mediados de 2009 y que será la más grave desde la Gran Depresión de 1930. Ante este panorama de incertidumbre, la estrategia del gobierno de promover las inversiones públicas y privadas, aplicar medidas de expansión monetaria y estímulo fiscal para respaldar nuestra economía, es totalmente acertada.
La economía peruana ha logrado una interesante evolución que se aprecia en su estabilidad y en las fortalezas que le permiten seguir enfocándose en el crecimiento. Todo desarrollo económico sostenible implica dar un papel central a las inversiones extranjeras directas, (IED), que llegan solo a los países donde existe estabilidad económica y política. La globalización y el avance en las tecnologías de información han acelerado la tendencia de invertir fuera de las fronteras.
El informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo sobre las inversiones mundiales en el 2007, analiza las tendencias más recientes y la contribución de las empresas transnacionales al desarrollo en los países emergentes. En el 2006, los flujos de entrada de IED a nivel mundial aumentaron por tercer año consecutivo, concentrándose en la extracción de recursos naturales y servicios.
La inversión extranjera directa desencadena un círculo virtuoso, genera empleo, aumenta la productividad, transfiere conocimientos especializados y tecnología, incrementa las exportaciones y contribuye al desarrollo económico a largo plazo. En tiempos de globalización resulta de vital importancia que los Estados estimulen sus ventajas comparativas y favorezcan el anclaje de las inversiones y su durabilidad en el tiempo. El Estado debe esforzarse en atraer inversionistas extranjeros poniendo en valor el atractivo de nuestro territorio, la infraestructura, la calidad de la mano de obra, la competitividad en los costos, etc.
Nuestro país aparece como atractivo para los inversionistas. El Perú ya ha recibido el grado de inversión a nivel internacional por la solidez de sus cuentas fiscales y el buen manejo macroeconómico aún en circunstancias de turbulencia financiera. La estabilidad monetaria es factor positivo adicional y la estabilidad cambiaria es elemento de seguridad para la rentabilidad de las inversiones. Dentro de este marco el Banco Mundial estima que el Perú podría captar US$30 mil millones para proyectos energéticos en los próximos 10 años.
Si bien el Estado promueve la participación de la inversión privada en importantes obras de infraestructura básica como aeropuertos, puertos y en las carreteras, como es el caso de los diferentes tramos de la Interoceánica y la Panamericana Norte y Sur, resulta importante promover también la inversión pública. Según el Ministerio de Economía y Finanzas la inversión pública creció 61,9 por ciento en términos reales entre enero y octubre del 2008 respecto al 2007. Como parte del plan para contrarrestar la crisis financiera el gobierno anuncia que acelerará la ejecución de 60 proyectos de inversión en infraestructura de carreteras, viviendas y hospitales para mantener el crecimiento de la demanda interna.
Según el BID, el Perú tendrá la economía más fuerte de América Latina en el 2009, con proyecciones de crecimiento de cuatro por ciento a seis por ciento, dependiendo de si el gobierno toma medidas anticíclicas que correspondan como podrían ser obras públicas de infraestructura. Buen ejemplo el de China, que en plena crisis ha anunciado un paquete de estímulos para evitar que su economía caiga. En el caso peruano la inversión pública actual, equivalente al tres por ciento del Producto Bruto, no será suficiente para derrotar la pobreza pues para lograr dicho objetivo debería situarse en un cinco por ciento.
Finalmente, en el contexto de crisis financiera resulta fundamental la recuperación de la confianza como elemento para evitar que la incertidumbre se extienda. Sin crecimiento no hay efectiva lucha contra la pobreza y la exclusión social. Plausible la decisión del gobierno de fomentar la apertura comercial, las inversiones en infraestructura y la cooperación internacional. El Perú es el cuadragésimo primer signatario de la Declaración de la OCDE sobre la Inversión Internacional y Empresas Multinacionales, y esta suscripción implica el reconocimiento a su impresionante progreso en materia de reformas a las políticas de inversión que permitirán mejorar el clima de los negocios y reducir la pobreza.
El Perú está en buena posición para enfrentar la crisis financiera internacional aunque es importante que el gobierno explique a la ciudadanía lo que está haciendo en medio de esta tormenta. Eso favorecerá la confianza, elemento básico para el dinamismo de la inversión. Sigamos enfocándonos en ser más competitivos y promover inversiones. El buen manejo económico debe ser aplaudido por todos pero urge que este crecimiento se traduzca en verdadero desarrollo para todos los peruanos.