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EL PROBLEMA DEL SIGLO XXI: CAMBIO CLIMÁTICO

El calentamiento global es una de las cuestiones más serias de este milenio. Esto quedó evidenciado durante la reciente XIV Conferencia sobre el Clima -convocada por la Organización de las Naciones Unidas- que se llevó a cabo en Polonia.
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EL PROBLEMA DEL SIGLO XXI: CAMBIO CLIMÁTICO
Sin duda alguna, la actividad industrial contribuye a incrementar el efecto invernadero que ha dejado de ser un asunto distante y se considera ya, en sus reales magnitudes, en la agenda de las discusiones políticas a nivel mundial.
 
Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU, la Tierra es 0,75°C más caliente que en 1980. Calcula que la temperatura mundial subirá 5°C para el año 2100. Y que solo los 19 millones de habitantes de Nueva York generan más contaminación que los 766 millones que viven en los 50 países menos adelantados del mundo. Además, que la “huella de carbono” en China es de 3,8 toneladas anuales, pero como el gigante asiático cuenta con más mil 300 millones de habitantes, este se ha convertido en el país más contaminador del planeta.
 
Nos informa también que el Perú arroja a la atmósfera el 0,4 por ciento del total anual de las emisiones de carbono. De estas, el 50 por ciento obedecen a la deforestación, a los incendios forestales y la quema agrícola. Cada peruano emana una “huella de carbono” anual de 1,1 toneladas. Cantidad pequeña si se la compara con las 20,6 toneladas que emana un norteamericano. Todo un desafío para el equilibrio medioambiental a escala planetaria.
 
Es por eso, como resultado del Convenio Marco sobre el Cambio Climático firmado en la “Cumbre de la Tierra” (Brasil, 1992), 175 países que generan el 61 por ciento de las emisiones del planeta –no se incluye a los Estados Unidos- suscribieron el “Protocolo de Kyoto” (Japón, 1997). De vigencia entre el 2008 y el 2012, tiene como objetivo reducir las exhalaciones, tomando como base el nivel de 1990, en un cinco por ciento. Buscando así, únicamente, un ascenso de la temperatura no mayor de 2°C. La ven al logro de este objetivo es de importancia capital.
 
Ya las secuelas del denominado “cambio climático” se aprecian en términos ambientales, económicos y sociales. Y nos damos cuenta que nos confrontamos a un problema directamente relacionado con la economía y, por lo tanto, con los sistemas industriales y tecnológicos. Y que todo ello, finalmente, redundará en el nivel y calidad de vida de los países en desarrollo: Nuestros países serán los más perjudicados dada nuestra escasa capacidad tecnológica, económica e institucional para enfrentar las ramificaciones de este problema.
 
Mientras, las naciones del primer mundo podrán resistir sus efectos con los recursos y avances científicos que tienen. A diferencia de ellas un país como el Perú, -el tercer país más perturbado según las NNUU- verá intensificarse el “fenómeno del niño”, las sequías, las heladas, las inundaciones, así como las lluvias que trastornarán la vida de la población más vulnerable. A título de ejemplo: En los últimos 25 años nuestros glaciares han perdido el 22 por ciento de su superficie (siete mil millones de metros cúbicos de agua). Algo equivalente al consumo actual de agua, durante diez años, de la ciudad de Lima.
 
En este sentido, no está demás señala que las emergencias por peligros naturales se han multiplicado por seis. No olvidemos que el “fenómeno del niño” hizo perder al Perú cerca de 3 mil 500 millones de dólares en infraestructura (4.5 por ciento del PBI). Igualmente es importante señalar que la crecida de las temperaturas influye en los principales productos de agro-exportación.
 
La región de Piura, que produce el 70 por ciento del mango de exportación, está siendo perjudicada. En los últimos diez años, por derivaciones climáticas, se han perdido 15 mil hectáreas de cultivos, equivalente aproximadamente a 900 millones de dólares, siendo los departamentos más vulnerables Huancavelica, Apurímac, Ayacucho, Junín y Cajamarca. Zonas que en las últimas doce campañas agrícolas han acumulado significativas perdidas.
 
Las deducciones directas de este suceso nos deben de llevar a concretar estrategias gubernamentales a largo plazo, llevando a cabo un esfuerzo de concertación nacional a fin de aminorar sus repercusiones, ya que siempre los países menos industrializados estamos expuestos a los desenlaces de los conflictos originados por las naciones más ricas.
 
Por estas consideraciones, es esperanzador que el nuevo presidente de los Estados Unidos, quien cuenta con una prestigiosa trayectoria en los asuntos “verdes”, se haya expresado sobre los problemas ecológicos. Esperamos que su administración cumpla los compromisos internacionales para enfrentar los embates que todos habremos de asumir.
 
Wilfredo Pérez Ruiz
Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, integrante del Instituto Vida, ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda.
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