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Miércoles 01 de mayo 2024   |   Contáctenos
REVISTA

CARTA A MAX HERNÁNDEZ

Un llamado al secretario ejecutivo del Acuerdo Nacional
Estimado Max: A través de la presente le hago llegar mi cordial saludo, el mismo que hago extensivo por su intermedio a nuestros colegas del Acuerdo Nacional (AN) y al pueblo peruano en general.
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CARTA A MAX HERNÁNDEZ
En esta oportunidad,  me permito llamar su atención respecto a la repercusión en la vida nacional de las inquietudes, contenidos y comportamientos de nuestro quehacer político, así como a las iniciativas que corresponde impulsar desde espacios de debate y convergencia institucionalizada como es el nuestro.
 
Quiero manifestarle, siguiendo esta línea de pensamiento, que como ciudadano, trabajador, profesor universitario y dirigente político, tengo la obligación  de recorrer el Perú. En mi permanente andar, he constatado que el pueblo exige propuestas serias y concretas orientadas a satisfacer sus perentorias necesidades y aspiraciones.
 
Y que los peruanos, evocando siempre grandezas de nuestro pasado y prospectando toda suerte de posibilidades de bienestar, sentimos la urgencia de un discurso político que, siendo esperanzador, se sustente en programas reales y no en los deseos de los caudillos que ven en sus ideas la traducción de lo que el soberano desea para el futuro de nuestra patria.
 
Max, usted sabe que en situaciones de frustración y desengaño colectivo, la elección de nuestros gobernantes ha sido influenciada por impulsos emocionales, cuyas manifestaciones, a través del voto protesta o la elección del mal menor, han traído consigo graves consecuencias para el desarrollo de nuestro país.
 
De ahí que no debe sorprenderle hoy que reclame de los partidos políticos coherencia con sus propios idearios, a fin de no desvirtuar en la práctica sus promesas electorales, ya que muchas de las veces lo que ejecutan una vez en el poder no se corresponde con sus programas y propuestas específicas. Poniendo así en riesgo no solo la gobernabilidad del país, sino también la estabilidad de nuestra democracia.
 
Y lo que aun es peor, es que a pesar de todo lo que se dice para legitimar lo que se ejecuta una vez en el poder, no se realizan los esfuerzos necesarios para superar las condiciones de exclusión social y económica que maltratan a nuestras mayorías nacionales, dándose muestras al mismo tiempo que poco o nada se ha entendido del carácter multicultural de nuestra sociedad.
 
Max, la exclusión social y la ausencia de espacios legítimos de participación política para sectores como, por ejemplo, la comunidad afro-peruana y los pueblos indígenas y amazónicos, son aprovechados por aquellos que enarbolan las banderas de los extremismos de derecha e izquierda.
 
Es por ello imperativo que, exigiendo un comportamiento político abierto y sensible a la crítica, desde la palestra del Acuerdo Nacional, demos pasos concretos a fin de traducir en hechos prácticos nuestra fe en la democracia, el respeto a los valores y los derechos humanos, pronunciándonos por un alto a la corrupción, al parecer fuertemente enraizada en las esferas gubernamentales.
 
Así como para solicitar dejar atrás políticas circunscritas al asistencialismo paternalista y la adopción de medidas efectivas para extender los beneficios del crecimiento económico hacia los sectores hasta hoy no favorecidos, instando al mismo tiempo a la profundización de la reforma del Estado y denunciando la ausencia de estrategias de lucha contra la creciente inseguridad que agobia a nuestra ciudadanía.
 
En el marco de referencia del Acuerdo Nacional,  deberíamos también priorizar la necesidad de generar escenarios para la creación de trabajo creativo; pues si bien cierto que una de las fuentes de la riqueza de la nación son los recursos naturales, el principal es el talento productivo de su gente. Los privilegiados recursos naturales tienen que servir como palancas para remover la pobreza, ayudando a la afirmación y realización de las potencialidades creativas de nuestra población.
 
Max, me atrevo a hacer esta predica en el seno del Acuerdo Nacional pues considero que este constituye el escenario privilegiado para ello. La presencia de las mentes políticas más lúcidas de nuestra patria que representan a partidos políticos y gremios es el testimonio.
 
Por esto, pido que en el más breve plazo llevemos a cabo un proceso de reorientación de este foro palestra a fin de que se le permita realizar el noble ideal de buscar consensos constructivos entre los peruanos.
 
El Acuerdo Nacional está obligado a tomar iniciativas, no puede seguir siendo disminuido por el Presidente de la República, ni soslayado por candidatos presidenciales como el señor Ollanta Humala.
 
Tampoco deberíamos permitir que los representantes de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) se alejen del mismo. En su seno debemos construir la visión de futuro que inspire a todos los peruanos, dándoles una razón valedera por la cual luchar y una causa a la que puedan entregarse con patriótica pasión.

La futura historia de nuestro país puede ser escrita con sabiduría y esto se dará si obramos con amor e inteligencia. El heroísmo patriótico en la actualidad radica en la capacidad de construir futuro y en la capacidad, por ende, de formular un proyecto de desarrollo nacional de largo aliento con objetivos, estrategias y acciones claras, sustentado en la gran coalición por los altos intereses de la patria. Sin lugar a dudas que la tarea es dura, pero a la vez hermosa.

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