El libro recrea relatos y testimonios que le tocó vivir a Bendezú en los últimos años de vida del fundador de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra). En sus páginas, el autor comparte su privilegio de ser lector de Víctor Raúl Haya de la Torre en su lecho de enfermo.
"Todas las tardes el buen Jorge Idiáquez, casi en silencio, me hacía pasar al dormitorio del ilustre enfermo para leerle en voz alta todos los periódicos del día. Haya solía estar sentado en un sillón, que hace poco volví a ver en Villa Mercedes y despertó en mí grandes emociones y nostalgias. Algunas tardes se quedaba dormido, tardes en las que fui juntando sus canos cabellos que caían sobre sus hombros. Cuando regresaba a la lucidez volvía a ser el hombre inquieto, preguntaba por fechas, me comentaba las noticias y los artículos de opinión. Al poco tiempo firmó
El libro incluye varias fotografías y documentos que Bendezú califica como un aporte significativo. En algunas, se aprecia a un debilitado Haya de
"Los rostros lívidos parecen presagiar algún desenlace fatal. Las miradas se pierden en el vacío profundo de una noche incomprensible. Los pasos silenciosos y las miradas alicaídas parecen indicar la llegada de un hecho irreversible. La gente se mira profundamente, nadie se resigna a creer lo que está escuchando por los parlantes del Partido Aprista. Es el primer comunicado, el cual, en forma detallada, informa sobre la salud de Haya de
En su obra, Bendezú comparte las hojas que por años guardó celosamente, en las que Víctor Raúl –cuyas condiciones físicas se encontraban deterioradas en aquel entonces-, ensayó la firma que imprimiría meses después en la Carta Magna de 1979, producto de