Sin embargo, curiosamente en las últimas semanas hemos visto como el Presidente del Congreso de la República promueve una ley con nombre propio que le permita postular a la presidencia de la Región Lambayeque. Y ayudándose en esta empresa, favorecer, sin duda alguna, a que otros congresistas como él postulen a alcaldías y regiones en la próxima lid electoral a estos niveles.
Sin medias tintas, debemos señalar que esta acción constituye una mala señal de los congresistas, ya que muestra que en su gran mayoría, estos están más preocupados por emitir leyes con características muy particulares -que responde a intereses personales o particulares- en lugar de diseñar normas que busquen la dinamización y el fortalecimiento del régimen democrático.
Podemos sostener que estos padres de la patria no muestran el mínimo interés por solucionar los problemas graves que afectan a nuestro país. Así, la llamada reforma del Estado, la carrera pública, el sistema educativo y el universitario, el de salud, la política energética y la laboral, así como el sistema judicial, el desarrollo de la ciencia y tecnología, al igual que una política de patentes, duermen el sueño de los justos.
Al parecer los congresistas que buscan impulsar una norma como la que hemos señalado, parece que pensasen que son los únicos que pueden hacer política, los únicos llamados a dirigir los destinos de las regiones y de las municipalidades provinciales, pues nos enrostran patéticamente cierta carencia de liderazgos regionales y provinciales. ¡Vaya impostura legal!
Definitivamente esta refleja la falta de convicción democrática y de responsabilidad a la de buscar salvaguardar la majestad de la democracia y del Congreso de la República. Este tipo de señales, es de lamentar, nos indican el apetito voraz que los subordina, pues se ha convertido en el principal móvil hoy que impulsa mucha de sus acciones.
Este es un hecho de los más curiosos. Ya que siendo los congresistas los guardianes del orden constitucional y legal, se han convertido en los principales violadores de la legalidad de nuestro país. Y esto abona el desprestigio ante los ojos de la opinión pública del Congreso y del sistema político, pues nuestro pueblo no ve con agrado que los congresistas dejen de hacer el trabajo que se les ha encargado, pretendiendo al mismo tiempo asumir responsabilidades distintas.
Y lo más grave de todo, poniendo en evidencia una vez más la falta de capacidad por percibir la realidad nacional y sintonizar con el pueblo, nos confirman el bajo nivel de estadistas que tienen muchos de ellos, así como su falta de desprendimiento a la hora de consolidar el sistema democrático. Con estas malas señales, nos dicen que no esperemos mucho de ellos, nos notifican que para ellos lo primero es velar por sus propios intereses y que atrás, muy atrás, está el interés general.
Ante esto, el pueblo peruano debe dar una lección democrática, una lección desde las ánforas, expresándoles un rotundo no: A ellos y a sus intereses mezquinos. El pueblo debe mantenerse vigilante a fin de elegir a los más comprometidos con el desarrollo del país, a los de probada solvencia moral y que gocen de una visión de futuro. La coyuntura exige definiciones y una de ella consiste en trabajar con tesón a fin de hacer realidad la conquista del Perú por los peruanos.