Dos medidas implementadas por el actual gobierno durante las últimas semanas han conducido a más de uno a interrogarse en torno a la dirección que estaría tomando la política general de la administración del presidente García. Se trata, por una parte, de la concerniente a las becas que llevan el nombre de Víctor Raúl Haya de la Torre que beneficiará a miles de jóvenes en nuestra patria y, por la otra, la que tiene que ver con la condonación de la deuda contraída por decenas de miles de familias afectadas por los desastres naturales con el Banco de Materiales.
En un contexto en el que se debate encarnizadamente, a palabra limpia, sin cuartel, sobre la pertinencia de la forma en la que se ha ratificado el Tratado de Libre Comercio con nuestro vecino del sur y sobre otros hechos de menor importancia, se comenta que estas dos medidas, sobre todo la última, han dado lugar a que no pocos se pregunten si el actual gobierno estaría tomando distancia con el modelo por el que optó desde julio de 2006, cuando Alan García Pérez asumió por segunda vez la más alta responsabilidad en nuestro país.
Ya que, como más de uno en estos momentos señala -justo cuando la figura de la condonación es adjetivada como populista- podría ser que esta medida no obedezca más al modelo neoliberal que García Pérez hizo suyo desde el primer momento de su segundo gobierno, imprimiendo de esta manera un punto de inflexión en la forma de percibir y abordar las cuestiones de la sociedad, la economía y la política que encuentra en el mercado su prisma por excelencia. Optando así por una que ve en el Estado un protagonista cada vez más gravitante.
Pues esta vez, sostienen los mismos, rompiendo con la ortodoxia neoliberal, al igual de lo que sucede en otras latitudes, el Estado ha tenido que asumir un rol dirigente y ha optado por posicionarse a la vanguardia en la lucha contra la adversidad global y, por ende, sistémica que acecha a nuestra economía y sociedad, ejerciendo una presión enorme sobre nuestro régimen político. Pruebas al canto: No solo la medida mencionada, sino también el Programa de Estímulo Económico, el denominado Plan Anticrisis, equivalente en gasto público a casi el 3 por ciento del PBI.