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¿CUÁNTO SE HA AVANZADO?

Plan VRAE
A semanas de realizarse el primer Consejo de Ministros descentralizado en el valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), Gener@cción se trasladó a la convulsionada zona para ser testigo de la manera como se viene ejecutando el Plan VRAE impulsado por el Ejecutivo para combatir a los remanentes senderistas y a los narcotraficantes que operan en el lugar. Lea en los próximos números la crónica desde una de las últimas zonas de emergencia del país.
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¿CUÁNTO SE HA AVANZADO?

El 30 de agosto del 2008, mientras el país se polarizaba a causa del quinto aniversario de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), y se denunciaba una supuesta apología senderista en textos escolares de secundaria, cerca de mil comandos pertenecientes a las tres Fuerzas Armadas arribaban a la zona de Vizcatán, un paraje prácticamente  inexpugnable de la selva ayacuchana perteneciente al VRAE.

 

De esta manera se daba inicio, en medio de un hermetismo a prueba de balas, a la Operación Excelencia 777, que se circunscribía dentro del Plan VRAE. El mundo entero hablaba con mayor fuerza de una crisis financiera de alcances insospechados, y en Estados Unidos estaba a punto de suceder algo que unos años atrás habría sonado a broma: la elección de un presidente negro.

 

Pero los peruanos tenemos nuestros propios problemas. Fantasmas que vienen a recordarnos pesadillas que creíamos olvidadas. Periódicamente surgen polémicas en torno a hechos acaecidos en tiempos de la "violencia política", de la "guerra interna".

 

Ahora se discute sobre la conveniencia o no de aceptar los dos millones de dólares que el gobierno alemán ha ofrecido donar al gobierno peruano para la construcción de un Museo de la Memoria. Nadie se pone de acuerdo. Lo lamentable es constatar que continuamos contando nuestros muertos.

 

 

HACIENDO MEMORIA

 

Pero, ¿cómo Sendero Luminoso, una de las organizaciones terroristas más sanguinarias del mundo entero, terminó arrinconado en un paraje olvidado de la selva ayacuchana?

 

Hacia 1985, aproximadamente, luego de cinco años de iniciada la guerra popular, Sendero descubrió que, dentro de su estrategia maoísta de cercar las ciudades desde el campo y conquistar la mayor cantidad de bases de apoyo, la espesura de la selva podía convertirse en un escenario de combate tan importante como fueron las alturas de la sierra al principio de su insurgencia.

 

De modo que, poco a poco, se posicionó en ciudades como Uchiza y Tocache, en el valle del Huallaga, donde luchaba con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) por el dinero de los narcotraficantes, y en el VRAE, en menor medida.

Cientos de muertos saldaron la batalla a favor de Sendero. Las fuerzas del orden también recibieron lo suyo, como por ejemplo el ataque al puesto policial de Uchiza, en 1989, cuando en una tarde murieron 10 efectivos tras un enfrentamiento contra más de 300 senderistas.

 

Con la caída de Abimael Guzmán, en setiembre de 1992, Sendero quedó dividido, por lo menos, en dos grupos. Uno permaneció leal a Guzmán, en el Huallaga, al mando del camarada Artemio, donde permanece hasta la fecha cercado por el Ejército y sin mayores posibilidades de expansión, pues en ese  valle el negocio de la droga, tras el auge de película de los 80, decayó tremendamente.

 

El otro grupo, al mando del camarada Feliciano, se quedó en el VRAE, donde el negocio de la droga cayó igualmente. Los cárteles de Medellín y de Cali se retiraron de la zona, el precio de la hoja se fue al río y los senderistas se vieron de pronto perdidos en el monte, hambrientos y con armas obsoletas. Recibieron un golpe que pudo ser demoledor en julio de 1999, con la captura de Feliciano. Vagaron unos meses, sin rumbo. Desertaron.

 

Sin embargo, 20 años después del inicio de la guerra, con la caída de Fujimori y Montesinos, sucedió un fenómeno que les devolvió la vida. El narcotráfico dejó de utilizar avionetas para sacar la droga e inició una nueva modalidad: los caminos de herradura, a pie, por medio de "mochileros". Una verdadera labor de hormiga.

 

Atrás quedaron las toneladas de cocaína que salían surcando los aires. Ahora, estos mochileros se desplazaban por la espesura de la selva portando 15 ó 20 kilos de droga cada uno. Pero pronto comenzaron a sufrir constantes robos a manos de bandas de delincuentes que los asesinaban para robarles la droga y el dinero.

 

 

Necesitaban seguridad. ¿A quiénes se encontraron? A los remanentes senderistas mal alimentados, sin economía, sin futuro, casi sin armas, que tenían que robar alimentos a las comunidades para sobrevivir.

 

¿Qué era lo único que poseían estos antiguos seguidores del encarcelado presidente Gonzalo? Experiencia de guerra. Destreza en el manejo de armas, en la preparación de emboscadas rápidas y en la colocación de trampas explosivas. Conocimiento experto del monte. Capacidad de desplazamiento. Los narcotraficantes y los senderistas se miraron a los ojos y fue amor a primera vista.

 

POR UN PUÑADO DE DÓLARES

 

La simbiosis se basó en la protección que empezaron a brindar los senderistas a los mochileros que transportaban la droga por el valle y en el dinero que los patrones de los mochileros pusieron en manos de los remanentes subversivos y que estos emplearon primero en alimentarse y vestirse; y luego en armarse y reorganizarse.

 

Esta alianza cambia la vida de Sendero en el VRAE. Reciben los primeros cupos hacia el año 2000 y no paran hasta el día de hoy. Con el dinero, además de reforzar su logística, recuperan la confianza de antiguos combatientes y captan el interés de otros nuevos.

 

Reconocen, también, el que quizás fue el mayor error de los senderistas dirigidos por Guzmán y que a la postre los llevó a perder la guerra. Matar campesinos.

 

Aterrorizarlos. Arrasar sus tierras. Intentar ganarlos para su causa con acciones punitivas y de amedrentamiento. Todo eso fue un error en la estrategia senderista y los subversivos de la actualidad lo advirtieron.

 

Se lo hicieron saber a los pobladores por todos los medios posibles: radios de señal abierta, boca a boca, panfletos. El mensaje rezaba que ellos no habían matado a nadie, que los que habían mandado matar eran Gonzalo y Feliciano, pero que ellos no iban a aplicar esos métodos.

 

Por el contrario: iban a ser aliados suyos contra posibles erradicaciones forzadas de cultivos de hoja de coca. Cumplieron. Dejaron de asesinar pobladores a mansalva, protegieron sus hectáreas de coca e incluso los ayudaron en sus labores domésticas.

 

Tras el secuestro de 71 trabajadores de la empresa argentina de gas Techint, (por el que el gobierno de Alejandro Toledo habría pagado la suma de un millón de dólares, además de declarar en emergencia la zona), en junio del 2003, se iniciaría una nueva etapa para el Sendero del VRAE.

 

Descubren que el negocio de la droga es altamente rentable y que si, además de brindar seguridad a los mochileros, ellos sembraran su propia hoja, la maceraran en sus propias pozas y elaboraran su propia droga en sus propios laboratorios, las ganancias serían mucho mayores. Después de todo, ¿quién lo iba a impedir? Ya en ese momento eran dueños y señores del VRAE. O por lo menos nadie se atrevía a meterse con ellos.

 

Así, hacia el 2005 ya estaban articulados a la cadena del narcotráfico como productores y comercializadores de su propio clorhidrato y su propia pasta básica. En suma, una firma más de narcotraficantes. Una firma temida, dados sus antecedentes de sangre.

 

EL PRIMER MILLÓN

 

Con el correr de los meses, el negocio florece. Al dar protección a mayor número de mochileros de distintas firmas, necesitan más hombres. ¿Qué hacen? Incorporan gente. Son como una empresa que mientras más próspera se hace necesita mayor cantidad de trabajadores. Además, necesitan brazos armados para trabajar y defender sus cultivos, pozas y laboratorios, y para trasladar su droga.

 

Crecen por la vía económica, no por la ideológica. Muchos de los hombres que se incorporan en esta última etapa, lo hacen únicamente por el dinero. Si antaño los senderistas se sabían de memoria los libros de Marx y de Mao, muchos de los actuales apenas si sabían leer. En cambio, contaban muy bien los dólares. Según la concepción maoísta de la guerra, esta habría sido una debilidad, pues los convertiría en combatientes mercenarios. Pero Mao estaba muerto; y Guzmán, encerrado.

 

Por si fuera poco, Sendero pasa a controlar buena parte de las rutas de salida de la ilegal mercadería mediante acciones armadas. Ataques contra comisarías por donde pasa la droga a su salida del VRAE. Por dos motivos: para amedrentar a los policías con el objetivo de que no incauten droga ni insumos químicos y para hacer saber a las demás firmas que ellos tienen una presencia importante en el valle. Obtiene así una tercera fuente de ingreso.

 

Una cuarta proviene de los cupos que cobra a los madereros legales e ilegales y a las empresas mineras y energéticas.

 

En la práctica, Sendero ha dejado de ser una organización con fines políticos concretos. No es más "el partido". Dejó atrás la guerra popular, la lucha por el proletariado y por los pueblos oprimidos del mundo. Ahora, salvo los dólares todo es ilusión.

 

En un documento propalado por Sendero en noviembre del 2008, además de pronunciarse contra las tropas norteamericanas que el año pasado realizaron acciones cívicas en Ayacucho y que ellos pensaban que iban a llegar hasta el VRAE, hicieron una evaluación de la Operación Excelencia 777, donde afirman que las Fuerzas Armadas cometieron violaciones a los derechos humanos contra campesinos inocentes.

 

Estos pronunciamientos, en los que emplean de manera reciclada la jerga política de antaño, no significan que Sendero busque reemprender la lucha armada como la iniciaron en el 80. Lo que persiguen es presentar los ataques a policías y militares como acciones armadas de un grupo guerrillero. Además, le sirven a Sendero para cohesionar sus filas, puesto que las grandes cantidades de dinero que manejan pueden ocasionar disputas internas en una organización ensamblada casi con un solo fin: obtener ganancias económicas.

 

OPERACIÓN EXCELENCIA 777

 

Este es el Sendero que enfrentan las Fuerzas Armadas desde agosto del año pasado. Un Sendero débil ideológicamente, pero fuerte en el aspecto económico, logístico y militar. Socio del narcotráfico. Experto conocedor del terreno que pisa.

¿Qué avances se han conseguido? Antes del 30 de agosto, ni las Fuerzas Armadas ni la Policía podían entrar en Vizcatán por aire ni por tierra sin ser atacadas, especialmente en el corredor que iba desde Canayre hasta Sanabamba. Era el bastión de Sendero.

 

Tras la Operación, las Fuerzas Armadas han tomado Vizcatán y hecho huir a buena cantidad de los remanentes senderistas. Se han conseguido objetivos relevantes, sin duda. Los especialistas coinciden en señalar que el plan militar concebido por el Ministerio de Defensa y el Comando Conjunto ha sido bastante bien ejecutado por el Comando Especial VRAE, al mando, hasta el año pasado, del general EP Raymundo Flores Cárdenas.

 

Gener@cción dialogó con el general Flores, quien se mostró satisfecho por la labor realizada. "Antes, las Fuerzas Armadas y la Policía se mantenían en una situación de inoperancia, en sus cuarteles", dice. "El Operativo se inicia el 30 de agosto y culmina en octubre del 2008. El objetivo era sacar a los terroristas de sus campamentos y arrebatarles Vizcatán, su santuario. Lo hemos logrado. Pero nos ha costado sangre, hemos tenido más de una veintena de heridos y también bajas".

 

Los senderistas se han guarecido en zonas aledañas a Vizcatán, desde donde continúan hostigando a los helicópteros que salen de la base de Pichari (La Convención, Cusco), para realizar operaciones militares y labores de aprovisionamiento en las bases repartidas por toda la zona.

 

Además, en su retirada, los subversivos han sembrado la zona de trampas explosivas, que han ocasionado no pocos heridos. Hubo bajas entre militares y policías producto de emboscadas y enfrentamientos, no solo en el VRAE, también en el Huallaga. Cuando llueve en la selva, todos se mojan.

 

Sin embargo, los analistas coinciden en señalar que estas muertes, aunque dolorosas, no son señales de fracaso necesariamente. Por el contrario: bien analizadas, significan avances. El hecho de que, en años anteriores, la cantidad de bajas entre militares y policías haya sido menor se explica porque estos se mantenían en sus cuarteles, en un estado de inoperancia, como explica el general Flores.

 

Por años se les dejó el control absoluto de Vizcatán y de buena parte del VRAE a los senderistas. No hubo bajas entre las fuerzas del orden, pero se le permitió a Sendero crecer y fortalecerse. Cabe resaltar, entonces, la decisión política implementada por el Ministerio de Defensa de luchar decididamente contra el narcotráfico y el terrorismo, así como el eficaz plan militar elaborado por el Comando Conjunto.

 

NO TODO ES COLOR DE ROSA

 

No obstante, las primeras noticias de supuestas violaciones a los derechos humanos por parte de miembros del Ejército no se hicieron esperar. El 30 de setiembre pasado, algunos medios dieron cuenta de la denuncia de Lucy Pichardo, pobladora de Río Seco, perteneciente a Canayre, Llochegua (en plena entrada al VRAE), un lugar frecuentado por remanentes senderistas y que formaba parte de una de las rutas de la droga en el valle.

 

Pichardo aseguró que el 14 de setiembre un grupo de militares irrumpió en su comunidad a bordo de helicópteros, arrojó bombas lacrimógenas y disparó a diestra y siniestra. Tras la incursión, descubrió que habían desaparecido 11 pobladores, entre ellos su esposo y sus dos hermanos.

 

Aprodeh, la ONG que enviara al Parlamento Europeo la famosa misiva donde recalcaba que el MRTA era un grupo terrorista inactivo y que, por lo tanto, se le debía retirar de la lista de organizaciones terroristas mundiales, asumió la defensa de Pichardo. El 26 de setiembre presentó una denuncia penal contra los efectivos militares que participaron en el ataque a Río Seco.

 

No sólo esta ONG se interesó por la suerte de los 11 desaparecidos. La Comisión de Pueblos Andinos del Congreso acordó iniciar investigaciones. La Defensoría del Pueblo, con Beatriz Merino a la cabeza, también.

 

Sin embargo, el 15 de setiembre, un día después de sucedidos los hechos, el Comando Conjunto había emitido un comunicado en el que señalaba que el día anterior se produjo un enfrentamiento entre fuerzas militares y una columna de Sendero cerca de Río Seco y que, a causa del combate, habían muerto cuatro terroristas.

 

¿Qué sucedió en realidad? Gener@cción buscó a la señora Pichardo en Huamanga, adonde se trasladó a vivir con sus hijos en casa de unos familiares, pero la principal testigo del hecho se negó varias veces a declarar. ¿Qué oculta la señora Pichardo? Solo ella lo sabe.

 

Quienes sí hablaron fueron el general EP Raymundo Flores Cárdenas, en ese entonces jefe del Comando Especial VRAE y principal responsable de las operaciones militares en la zona, y el vicealmirante AP (r) Carlos Tubino Arias Schreiber, inspector general del Ministerio de Defensa.

 

"Cuando sucedió lo de Río Seco, Sendero hizo creer que los muertos no eran terroristas sino campesinos", dice el general Flores. "Es una vieja táctica senderista.

 

Pero las investigaciones han demostrado lo contrario. Los Pichardo eran terroristas. La señora Pichardo cocinaba para los terroristas. Hay una chacra al frente de los Pichardo donde vivía la persona encargada de hacer pasar a los terroristas y a los narcotraficantes a través del río Mantaro en balsa a cambio de dinero", sostiene

Los días 15 y 16 de setiembre, un helicóptero del Ejército retornó al lugar con la orden de levantar los cadáveres. Recibió más de 40 disparos de armas de fuego de distinto calibre provenientes de la espesura del monte. El piloto y dos soldados resultaron heridos. Por ello, se solicitó a la Fiscalía la autorización para enterrar temporalmente los cuerpos en el lugar. Así se hizo.

 

El 3 de octubre, se procedió a la exhumación de los cadáveres, con el vicealmirante Tubino y el general Flores a la cabeza de una comitiva integrada además por el fiscal supraprovincial de Ayacucho, Andrés Avelino Cáceres, y miembros de la Defensoría del Pueblo. Por el paso de las semanas, los cuerpos se encontraban en estado de licuefacción, es decir no podía saberse el sexo ni la edad. Solo eran restos humanos totalmente descompuestos.

 

"El 14 de setiembre, las unidades del Ejército que se preparaban para surcar el río Mantaro repelieron el fuego que recibieron desde la otra orilla", afirma el vicealmirante Tubino con voz serena, pero muy seguro de lo que dice. "Ellos no entraron a la zona a disparar porque sí. Las Fuerzas Armadas tienen el derecho a la legítima defensa. Eso es lo que hizo el contingente militar. Yo fui a recoger los cadáveres y ninguno tenía orificios de bala en el cráneo, como dice la señora Pichardo".

 

Misteriosamente, los otros siete desaparecidos retornaron uno por uno a sus labores cotidianas. ¿Dónde habían estado todo este tiempo?

 

TRES PILARES

 

El Plan VRAE consta de tres pilares: el militar, que combate a los remanentes senderistas; el policial, que lucha contra los narcotraficantes; y el civil (considerado por los especialistas como el más importante), que busca realizar obras de impacto socio económico, como la electrificación de la zona y la construcción de carreteras, que impulsen el desarrollo de los pobladores de la zona y los empujen a elegir cultivos alternativos a la hoja de coca, como el café y el cacao.

 

Además de la Región Militar VRAE creada este año, se ha implementado también el Frente Policial VRAE y designado un jefe político, el doctor Jorge Durand.

 

En la segunda parte de este informe, que se presentará en nuestra siguiente edición, analizaremos los avances conseguidos en los planos civil y policial.
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