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UN NEGOCIO INDESTRUCTIBLE

Ponte Vecchio
Ponte Vecchio es el restaurante de Grimanesa Echevarria, empresaria que no dudó un instante en aventurarse en la administración de un negocio de comidas, convirtiéndolo en el segundo hogar para más de uno.
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UN NEGOCIO INDESTRUCTIBLE

Grimanesa Echevarría Silipu estudió administración de empresas, pero la condición de madre le impuso el distanciamiento de las importantes compañías en las que había trabajado, para dedicarse a sus hijos. Sin embargo cuando sus retoños crecieron e ingresaron a la escuela, el tiempo transcurría con lentitud en la soledad de su casa y su impetuoso espíritu sentía que no hacer nada era malgastar la vida.

 

"Algo debo hacer", se decía con frecuencia, hasta que un día su esposo, la llamó por teléfono y le dijo: hay el traspaso de un restaurante, ¿te interesa tomarlo? Sin más que pensarlo, Grimanesa respondió con un seguro y decisivo SÍ.

 

No dudó que esta nueva experiencia sería un nuevo triunfo, y empezó a trabajar el local con un socio. Ella era la ‘hormiguita trabajadora’ que permanecía desde las seis de la mañana hasta las once de la noche y, su socio, el indolente que vivía a expensas de su trabajo. Un día dijo, "esto no da para más" al decidir que no podía continuar de esa manera. Fue así como le ofreció a su socio comprarle su parte del negocio o cerrar. Felizmente, él aceptó vender.

 

 

UN NEGOCIO DE COMIDAS

 

El restaurante necesitaba un nombre y que mejor que algo que sea símbolo de la eternidad, de lo imperecedero, algo tan resistente que ni el poder destructivos de las bombas pueda desaparecerlo, algo así como Ponte Vecchio, el puente más antiguo de Italia, el mismo que resistió las potentes explosiones de la Segunda Guerra Mundial continuando en pie hasta la actualidad.

 

Con un nombre que sería augurio de su constancia se reabrió el restaurante  Ponte Vecchio, hace más de 23 años. Desde un principio, señala Grimanesa, la idea era hacer de él una prolongación del hogar, un lugar donde la consigna era brindar comida como en casa, sin exceso de condimentos y con un ambiente familiar. Así lo pensó la señora Echevarría y así se ha cumplido, llegando a tener clientes que llevan años asistiendo religiosamente todos los días.

 

Pero en el camino se presentaron algunos percances que supo afrontar con valentía, como aquella vez que la cocinera sin previo aviso no llegó a trabajar y Grimanesa vestida elegantemente con zapatos taco aguja y blusa de seda, tuvo que ponerse ella misma a cocinar con el único fin de no defraudar a sus clientes. Así supo sobresalir, venciendo obstáculos.

 

 

"Un día mi esposo me dijo: ¿porque no te metes a un curso en la Universidad del Pacífico. Acepté la propuesta e ingresé a estudiar a la universidad. Desde ese momento mi mentalidad cambió. Modifiqué totalmente el restaurante, comencé a invertir y las ventas aumentaron. Me di cuenta que si uno estudia y pone empeño en lo que hace, todo nos va bien. Fuimos creciendo tanto que ya el local no nos abastecía; entonces alquilamos el local vecino", recuerda Gina, como suelen llamarla sus amigos.

 

Teniendo el local vecino, no solo ampliaría el restaurante, sino que también instalaría una panadería. Sin embargo, la inexperiencia de Grimanesa en la administración de una panadería le obligó a contratar a un administrador. "Le dije a la persona: yo te pongo la panadería, tú la administras, te pago y vamos a medias con las utilidades. Pero lamentablemente esta persona me robó durante tres años", recuerda.

 

Después de esta experiencia, Grimanesa pensó en finalizar su negocio, pero la presencia de sus trabajadores la impulsó a seguir. "Nada me costaba cerrar el local e irme a mi casa, pero yo tenía trabajadores que dependían de mí, que esperaban con ansias el fin de mes, 28 de julio, Navidad; yo no los podía defraudar, entonces decidí asumir yo la administración de la panadería", rememora.

 

Le planteó el problema al equipo de trabajo: "Nos han estado robando sistemáticamente desde hace tres años, yo pienso cerrar, pero si todos ponemos el hombro nos mantenemos en pie". La propuesta tuvo acogida: "Todos se comprometieron y desde entonces somos el mismo equipo que trabajamos desde hace cinco años".

 

La panadería y el restaurante prosperaron, el tiempo les dio clientes, reconocimiento y sobre todo satisfacción de realizar un aporte al país. "El negocio me ha ofrecido mucha seguridad personal, me ha dado independencia económica. Mi mayor satisfacción es que puedo contribuir al país, aunque sea dando trabajo a 10 personas".

 

Pero Grimanesa es de las mujeres de carácter fuerte y espíritu inconforme. No acepta la idea de sentarse como simple espectadora a ver cómo prospera su negocio; por este motivo, constantemente está pensando en qué nuevo negocio emprender.

 

De esta manera decidió importar desde Argentina, modernas máquinas para hacer fideos, con el objetivo de producir diferentes variedades de derivados de las pastas, entre ellos, ravioles de carne y de alcachofa; fideos al huevo, de espinaca, de ají; lasaña; canelones de cuy y de lomo fino. Estos productos actualmente se venden en gran cantidad en su panadería y muy pronto los podremos encontrar en los principales supermercados de la capital.

 

Ponte Vecchio vende cerca de 200 platos de comida al día y más de 5,000 panes diarios. Grimanesa tiene entre sus planes, abrir dos locales en Miraflores, donde se venderán exclusivamente productos derivados de las pastas.

 

No podíamos dejar pasar la oportunidad de solicitarle un consejo para quienes se aventuran a realizar un negocio propio. "Siempre ofrezcan productos de primera calidad; quizás en un principio no ganen, pero se posicionan. Yo no escatimo en gastar unos cuantos soles si sé que con eso le daré un buen producto al cliente".

 

"Yo le diría a cualquier emprendedor que no tenga miedo, que invierta. En el Perú tú vendes piedras y piedras te compran. Nunca se pierde; aunque te vaya mal, se gana experiencia. Siempre avancen hacia adelante, nunca hacia atrás. Si das un paso mal, levántate, esa es la forma de progresar. Si eres soltero aprenderás, si eres casado, tus hijos verán en ti un ejemplo".
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