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REVISTA

CUANDO EL AGUA NOS HACE LLORAR

Cruda realidad
El agua es la fuente de vida, en ella nos originamos y la carencia de esta sería motivo de nuestra extinción. La preocupante escasez de agua que nos depara el futuro es ya una certeza y no una proyección. En Generacción luchamos porque esta situación se revierta o en el mejor de los casos no se agrave.
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CUANDO EL AGUA NOS HACE LLORAR

Nos levantamos, nos cepillamos los dientes, nos bañamos, preparamos el desayuno, cocinamos nuestros alimentos, hervimos el agua que tomaremos, lavamos nuestra ropa, limpiamos nuestra casa y auto, sembramos nuestros productos; en cada una de estas funciones hay un factor común: el agua.

 

En resumidas, en cualquier acción que realicemos el líquido vital estará presente, hemos llegado a ser la prolongación del agua, pudiendo parafrasear sin ánimos de ofender a Jean Paul Sartre: el agua precede a la existencia.

 

Y es que el ser humano, ese animal de costumbre puede prescindir de todo, familia, objetos materiales, Dios, de nuestro pudor, moral, nación, en fin, la lista es larga e interminable. Pero si intentásemos incluir en ella el agua, difícilmente veríamos el quinto amanecer.

 

Este líquido vital se está agotando y con él se extingue nuestra vida. Se vuelve insegura nuestra existencia y el futuro se nos presenta con un rostro desolador.

 

 

PLANETA AZUL

 

Si estuviésemos en el espacio y viésemos la Tierra, esta se vería como un diminuto "punto azul", tal como llamó el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan a nuestro planeta. Y es azul porque más del 70% de la superficie terrestre es agua.

 

Pero la desilusión quebranta nuestras cristalinas esperanzas cuando comprobamos que de esta enorme masa liquida, el 97 por ciento es agua de mar, no apta para el consumo directo del ser humano; del 3% restante, el 2% está congelado y solo el 1% es agua dulce disponible para consumo del hombre.

 

No faltará quienes nos recuerden que el agua de mar se puede desalinizar. Sin embargo, el problema de la desalinización es su alto costo económico y ambiental, pues su realización demanda gran cantidad de energía y contamina nuestro ya afligido planeta, repitiéndose el círculo vicioso del calentamiento global y la progresiva sequía.

 

Además, la cantidad del agua desalinizada suele ser menor a la demanda de quienes la realizan. En conclusión, atrapados en un callejón sin salida, muriendo de sed habiendo tanta agua, con una única certeza, gota a gota el agua se nos agota.

 

La cereza a esta amarga realidad fue ofrecida por la Organización de las Naciones  Unidas (ONU), con datos que solo nos sumerge en la desesperación y nos ahoga en un desesperanzador futuro. Según este organismo, 1,100 millones de personas viven en el mundo sin agua potable.

 

Cerca de 70% de los abastecimientos de agua se usan para irrigación y gran parte de esta se pierde antes de que lleguen a las plantaciones. Para el año 2017, manifiesta la ONU, el 70% de la población global tendrá problemas para acceder al agua dulce. Y para el 2025, aproximadamente el 40% de la población vivirá en regiones donde escasea el líquido vital.

 

 

Asimismo, la ONU ha advertido que a medida que el planeta se caliente y se seque, podríamos presenciar conflictos y guerras a causa de este recurso. Sin embargo, el agua no será el motivo de la guerra del futuro, por el contrario se podría decir que el conflicto del agua es un suceso del pasado  y se convierte en el mito del eterno retorno.

 

No olvidemos que hace 4,500 años dos ciudades de Mesopotamia lucharon encarnecidamente por los dominios de los ríos Tigris y el Eufrates, en el sur del actual Iraq. ¿Qué nos hace suponer que en tiempos de mayor población y menor agua las consecuencias serán distintas?

 

CONSECUENCIAS

 

Cada 15 segundos muere un menor por alguna enfermedad causada por la falta de agua potable, según datos divulgados por la Cruz Roja, el pasado 22 de marzo con motivo del Día Mundial del Agua.

 

Más de dos millones de personas en todo el mundo mueren por enfermedades diarreicas las cuales son originadas por consumir agua contaminada, debido a no tener acceso al agua potable. Asimismo la economía de una nación pobre en este líquido se vería seriamente afectada, debido a que su agricultura decaería enormemente generando efecto dominó.

 

Por ironías de la vida, el Perú es el tercer país que sufre los efectos del calentamiento global, a pesar de que su responsabilidad en este problema es mínima.

 

Los recursos hídricos del Perú provienen principalmente de nuestros nevados, los cuales desaparecen a razón de 30 a 40 metros cada año. De continuar así, en unas décadas se habrá agotado nuestra más importante fuente de agua.

 

Otro agravante para nuestro país es que el lugar más poblado es esa enorme franja desértica llamada costa, albergando al 70% de la población y teniendo solo un 2% de los recursos hídricos del país. En contraste, nuestros andes tienen el 98% del agua y solo es habitado por un cuarto de la población.

 

Sin embargo, la carencia de agua en nuestro país se agrava debido a que el 80% de nuestras fuentes de energía se genera tradicionalmente a partir de la hidroelectricidad.

 

Nuestra capital no se libra de este mal. Lima es la segunda ciudad más grande del mundo, después  El Cairo, construida en un desierto. Esto se ha convertido en un problema desbordante, debido a que con sus más de ocho millones de habitantes, la capital priva a más de dos millones de sus pobladores de este líquido vital.

 

Siendo una vez más los más pobres los más perjudicados, pagando hasta siete veces más por el agua, comprando un metro cubico (mil litros) a S/.10, cuando la tarifa para quienes tienen agua potable es de S/.1.40.

 

Si quisiéramos reducir el resultado de este problema a cifras sería la siguiente: Dos millones de limeños no tienen agua potable y más de cinco millones a nivel nacional carecen de este servicio. Esto genera 3,600 muertos anualmente en el Perú debido a la carencia de un sistema de agua potable, según la Organización Mundial de la Salud.

 

¿QUÉ NOS ESPERA?

 

Juan Pablo Bonilla, representante del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), ha señalado que el deshielo de los glaciares anticipa el fuerte impacto que tendrá en el agro. "Perú y los países andinos serán los más afectados con el cambio climático debido al deshielos de sus glaciares, esto perjudicara enormemente su agricultura".

 

Se ha calculado que para el 2050 el deshielo de los glaciares será nuestro principal problema, debido a que con ellos se habrá extinguido nuestra principal fuente de agua. "Estamos al borde del abismo", señaló Carlos Silvestri, ex presidente de Sedapal.

 

Si no actuamos con conciencia cada vez que abrimos el caño será inútil intentar usarlo en el futuro, pues este será solo un instrumento ornamental que nos recodará que algún día tuvimos el placer de ver correr el líquido vital por ese metálico instrumento.

 

En momentos como este es necesario citar al escritor Alfredo Bryce Echenique: "el mundo actual no usa el agua, sino que abusa de ella". Hagamos que esta frase sea un recuerdo del pasado y no una descripción de nuestro presente.
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