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REVISTA

LA SED DE PACHACUTEC

Larga espera por agua y desagüe
Fue en el año 2000, que 10 mil personas fueron reubicadas en un extenso desierto del distrito de Ventanilla. Se les prometió que este inmenso arenal pronto tendría agua, luz y desagüe. Nueve años después y con una población cercana a las 200 mil personas, el Proyecto Especial Ciudad Pachacutec, espera que se cumpla lo prometido.
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LA SED DE PACHACUTEC

Como para recalcarle su desgracia, los caprichos de la vida los situó cerca a una inmensa extensión de agua llamada mar. Corría el año 2000 y 10 mil personas armadas con palos, esteras y una voluntad inquebrantable, se mudaron a un extenso desierto ubicado en el distrito de Ventanilla y lo nombraron como el más glorioso Inca: Pachacutec.

 

La promesa fue la de siempre, el presidente de turno, Alberto Fujimori, realizó una improvisada acción de populismo y trasladó a diez mil personas a un arenal,  prometiendo agua, desagüe, luz, pistas, colegios, jardines y todo cuanto pudo imaginar para una gran metrópoli. Los entusiastas pobladores creyeron una vez más en el gobernante.

 

Pero la realidad les refriega su miseria una y otra vez, les recuerda que están en el lugar de los olvidados, donde únicamente los políticos se aparecen en época de campaña y prometen lo mismo de siempre: "En mi gobierno..." y cuando están en su gobierno todo permanece inalterable.

 

A nueve años de su fundación y con una población próxima a las 200 mil personas, Pachacutec continúa con la ausencia del agua y con la presencia de la desesperación y el abandono.

 

 

EL DESIERTO MÁS POBLADO DE LIMA

 

Lo curioso para cualquier visitante de este caluroso  y seco pueblo es la costumbre de sus habitantes de usar paraguas, no para evadir la lluvia, que aquí, es solo una palabra y no un fenómeno atmosférico que se presente, sino para esconderse del inclemente sol que castiga aun más a esta reseca zona.

 

Continuamos nuestro trayecto y mientras avanzamos vemos casas con cilindros negros, amarillos, azules, rojos… todo un arco iris de recipientes. Las casas que no exhiben cilindros es porque la economía solo les alcanzó para colocar delante de sus puertas unos baldes donde almacenarán el agua, y quienes prescinden de estos accesorios es porque a base de esfuerzo han logrado construir un reservorio de ladrillos, siendo una clara señal de progreso económico.

 

La carencia de agua ha modificado todos los hábitos de los pobladores de Pachacutec. No se pueden bañar todos los días a no ser que sea extremadamente necesario y el baño se debe realizar en el mejor de los casos con un balde de agua; el día que se lava ropa se compra una ración extra de agua, esto aumenta los gastos familiares. La comida se prepara gastando la mínima cantidad del líquido vital y tener un jardín se convierte en privilegio de pocos.

 

En Pachacutec, "agua potable" es un término desconocido, una utopía cada vez más lejana. En la mayoría de las casas no existe caño alguno, el inodoro no cuenta con tanque de reserva, los platos y cubiertos se lavan dentro de una tina llena de agua: la primera vez se remojan y se frotan con detergente, la segunda vez se enjuaga, no hay opción al error, ni a repetir ninguna de estas acciones. En estas secas tierras el agua vale su peso en oro.

 

 

EL SUEÑO INCUMPLIDO

 

El desagüe es un sueño con olor a promesa incumplida, una jugada más de algún oportunista candidato que aprovechó la desesperación de los habitantes de Pachacutec para entonar la triste canción de siempre: "En mi gobierno...".

 

A falta de desagüe se han creado pozos sépticos conocidos como silos. Sin embargo, estos no siempre son una salida adecuada, debido a que muchas veces contaminan el ambiente y generan malos olores o se convierten en mortales trampas como la ocurrida en el 2007 a una niña de siete años, quien cayó en el silo de su casa y murió, dejando una madre desconsolada.

 

Seguimos nuestro recorrido y tropezamos con una inmensa manguera de más de 200 metros, parece una enorme serpiente del desierto y está conectada a un caño público, el primero de los pocos que veremos. Pero, ¿de dónde viene el agua?, ¡se dio el milagro, Pachacutec tiene agua y estos caños son la prueba de ello!

 

Una vez más la realidad golpea a los pobladores de este desierto. El agua de estos caños es producto del almacenamiento de un enorme tanque ubicado en la parte más alta de este asentamiento humano, pero no se regala, el agua se vende.

 

Sin embargo, comprar el agua aquí no es tan fácil como uno se imagina, solo se vende agua algunos días de la semana y a determinadas horas; si no estás ese día a la hora indicada… mala suerte, será para otra oportunidad. Y regresas a tu casa con tu balde vacio y los céntimos que no gastaste en comprar el agua más cara del Perú.

 

Otro medio de obtener agua en Pachacutec es pagando dos soles a las famosas cisternas: viejos camiones que suelen ser estandarte de la anti-higiene y cuyo tanque donde transportan el liquido vital viola toda apariencia de pulcritud y esterilidad, ofreciendo un agua que muchas veces perjudica a los pobladores que la consumen. Pero, acá en Pachacutec no se desprecia el agua, ni siquiera la contaminada.

 

 

LAS PROTESTA DE PACHACUTEC

 

Silvia Sánchez de 52 años confía que este año sí tendrán la ansiada agua potable. "Nos han dicho que este año tendremos agua". Señora, pero ¿desde cuándo le han dicho eso?, preguntamos. Y la respuesta es bastante triste: "Joven, eso lo vienen diciendo desde que llegamos en el 2000", comenta una confundida Silvia.

 

Otra pobladora de Pachacutec, Victoria Salas, enfatiza: "Por falta de agua potable en verano suelen presentarse muchos cólicos, náuseas y diarreas en los niños. También se ha visto que una niña murió por falta de desagüe, pues se cayó en el silo de su casa".

 

El teniente gobernador de Pachacutec, Juan Carlos Mendoza Osorio, manifestó a Generacción que "es preocupante la situación que se vive en este poblado. El problema de la falta de agua, se está agudizando debido a que la población ha aumentado de 10 mil a 200 mil pobladores en nueve años y la situación del agua no ha mejorado".

 

Asimismo, el teniente gobernador señaló que "muchas cisternas traen agua contaminada, debido a que las traen de otras zonas y no del Servicio Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal). No hay un control estricto con el agua que nos venden, no se preocupan por nosotros".

 

Después de visitar Pachacutec, nos preguntamos: ¿qué piensan nuestros gobernantes mientras se bañan en sus ostentosas piscinas y ven correr con prisa el agua por sus caños?, ¿qué se imaginan cuando se sumergen en medio de ese desierto y ofrecen el oro y el moro si llegasen a la presidencia? Quizás piensen en satisfacer su sed de poder, mientras se burlan de la sed más simple, más necesaria, más importante: la sed de vivir.
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