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REVISTA

EL NUEVO PROGRESISMO EN AMÉRICA LATINA

¿Un continente de izquierda?
En Abril del 2008, varios líderes mundiales alumbraron un nuevo progresismo en Inglaterra, al buscar una Tercera Vía diferente a la formulada por Tony Blair en los noventa. A la Cumbre de Gobiernos Progresistas asistieron más de doscientos políticos, académicos, expertos y policy-makers de todo el globo, incluyendo jefes de Estado y de Gobierno.
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EL NUEVO PROGRESISMO EN AMÉRICA LATINA

En ella, el primer ministro británico Gordon Brown, quiso revivir la red mundial de gobernanza centrada en la lucha contra la pobreza, el calentamiento global, la reforma de las instituciones y un comercio mundial equitativo de inspiración socialdemócrata. Estos no viven su mejor momento en Europa, pero se consolidan en América Latina con regímenes que significan equilibrio y moderación frente al radicalismo desenfrenado liderado por Hugo Chávez.

LA AGENDA PROGRESISTA

Gordon Brown afirma que "la justicia social es ahora necesaria para la eficiencia económica". La agenda que propugnó en la cita gira en torno a un nuevo mecanismo global para regular el medio ambiente, la creación y financiamiento de un mercado de emisiones de carbono, un nuevo papel para el FMI de alerta temprana frente a las crisis y supervisor de las economías del mundo, unas Naciones Unidas y organizaciones regionales que sirvan para estabilizar países frágiles, un diálogo interreligioso, y, sobre todo, un nuevo pacto global entre países ricos y pobres para que a cambio de abrir sus economías éstos se beneficien de la ayuda a la educación y de las nuevas tecnologías.

Michelle Bachelet asistió al evento "como representante de una nación que, desde la recuperación de su libertad, ha optado democráticamente caminar por el sendero del desarrollo inclusivo, de la prosperidad y la justicia social". [1]

Para Bachelet la reunión de Londres se realizó en momento especialmente clave para las ideas progresistas. "A comienzos de esta década dejaron el poder una serie de gobiernos de centroizquierda en todo el mundo, especialmente en Europa, terminando aquella marea progresista que se gestó a fines de los años noventa. Poco a poco la centroizquierda ha ido ganando nuevas elecciones y se ha ido configurando una nueva camada de líderes. Mas aún, en diversos países, los progresistas comienzan a mejorar posiciones y a perfilarse como recambio de gobierno para las elecciones de los años venideros. Estamos ante un momento de oportunidad para esta sensibilidad política".

La mandataria chilena se refiere a un nuevo progresismo, continuador pero distinto al de los noventa, con nuevos dilemas a enfrentar. El término agrupa doctrinas filosóficas éticas y económicas relacionadas tradicionalmente con la izquierda, que se contrapone al conservadurismo en el objetivo de mejorar la condición de los menos favorecidos. El progresismo defiende libertades individuales como el feminismo, derechos de los homosexuales y el aborto. Apoya la diversidad religiosa y la inmigración.

Los liberales burgueses de la ilustración francesa fueron progresistas ante los monárquicos absolutistas pero pasaron a ser conservadores cuando surgieron ideas revolucionarias a la izquierda. Por ello,  izquierda y progresismo están asociados. Si se trata de avanzar en la igualdad de derechos estamos ante el progreso aunque algunos sectores radicales de la izquierda lo ven como simple cobertura del mismo pensamiento burgués que busca presentar pequeños avances como si fueran grandes conquistas sociales.

CONSTRUCCIÓN DEL CENTRO POLÍTICO

Muchos izquierdistas prefieren que se les llame progresistas teniendo en cuenta que la noción de progreso es más antigua que la de izquierda y no deja dudas del objetivo, sin entrar a debatir sobre la vía o el camino. Lo destacable es que el progresismo está contribuyendo positivamente a construir el centro que en ciencia política se caracteriza por buscar el punto medio entre posiciones de derecha y de izquierda.

Un centrismo que podría confundirse con el reformismo  en la medida que ambos valoran las posiciones consensuadas como un fin y mantienen objetivos que significan un cambio moderado y gradual. En la práctica el centrismo propone y defiende políticas de economía mixta y de profundización de la democracia y no está para nada alejado de las propuestas del progresismo que une reformas sociales con manejo económico liberal. Las posiciones centristas defienden el mercado y la democracia representativa con distintos matices de regulación.

El centro toma lo mejor de las posiciones de derecha e izquierda afirmándolas en una síntesis. La derecha considera que el mercado lo resuelve todo, la izquierda le asigna este rol al Estado. La derecha afirma la importancia del crecimiento y de la estabilidad fiscal por encima de todo y se muestra poco o nada flexible ante las  protestas populares que podrían poner en riesgo al capital. La izquierda se concentra en las desigualdades sociales y reclama un Estado que redistribuya en simultáneo con el crecimiento.

¿LA GOBERNABILIDAD ES PROGRESISTA O DE IZQUIERDA?

La gobernabilidad no tiene signo ideológico, necesita de estabilidad y de un clima favorable para las inversiones y el capital. Se logra con consensos que determinen un camino adecuado hacia el bienestar.

El Foro de Belém de enero 2008, alternativo y simultáneo al de Davos, sugirió corregir el neoliberalismo con economía responsable. Más adelante y a partir del desencadenamiento de la crisis está cobrando carta de ciudadanía la urgencia de una revolución moral, de un nuevo código para el capitalismo, que elimine o disminuya el riesgo de la ambición y la codicia en el manejo financiero. El mismo Barack Obama, en su juramentación, aludió a la necesidad de desterrar prácticas lesivas como las que están en el origen de la crisis mundial.

Joseph Stiglitz ha señalado claramente que no saldremos de ella sin una revolución moral. Que mejor que los progresistas para que asuman la bandera de ese post capitalismo menos individualista y más ético, coincidente con el predicado por Gordon Brown que permitirá unir justicia social con eficiencia económica. Y sobre todo, como lo dijo Michelle Bachelet hace cuatro días ante el Parlamento chileno, "tener el orgullo de escapar a los cantos de sirena del populismo".

 

[1] MICHELLE BACHELET. Un nuevo progresismo. EL PAIS 4 de abril de 2008.
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