Que no quepa duda, lo acepten unos u otros no, la carrera electoral que se ha iniciado de miras a las elecciones generales del año 2011, se caracteriza desde ya por mostrar un alto componente ideológico. El debate se ha establecido, y cual árbol en franco proceso de crecimiento echa raíces que penetran profundamente en nuestra sociedad y política, anunciando que la argumentación y la contra argumentación ideológica -elementos claves de todo debate que se desea como tal- constituirán el ingrediente que animará la contienda electoral a medida que la fecha de las elecciones se aproxime.
Las cosas así están dadas. Y si alguien en algún momento creyó -o aun pueda creer- que no había espacio para una propuesta alternativa a la versión neoliberal del capitalismo, se equivocó de cabo a rabo. Nuestro país -como mucho de lo que sucede en su seno con respecto a él- no constituye una excepción a la regla que nos impone el fin de la hegemonía del neoliberalismo a nivel planetario. Y el necesario paso a una fase, dentro de la misma lógica capitalista, en la que encuentren respuestas las justas demandas sociales que emanan desde la base misma de nuestra sociedad.
Bagua, haciendo repicar las campanas de protesta ciudadana, se ha encargado de esto… Y abre, al precio de mucha sangre peruana absurdamente derramada, una gran avenida de reflexión y propuesta por donde las ideas sin duda fluirán y -cual cabeceras de playa que se establecen en toda contienda mayor- sentarán los linderos de una alternativa que, deslindando con lo que tarde o temprano constituirá tan solo parte de la historia, permita a nuestra patria avanzar por la senda que da acceso a mayores niveles de justicia social, que es lo que los peruanos hoy más desean.
He ahí el dato social y político y, por ende, el gran desafío que tenemos ante si todos aquellos en nuestra patria que deseamos una propuesta alternativa a lo que ya fue ... pero que no queremos que lo que venga tenga como alto precio el sacrificio -más temprano sin duda que tarde- de nuestra vida en libertad. Vale decir, la alternativa a la opción que de cuajar en nuestra sociedad, en medio del debate que se ha iniciado, haga que en el 2011 se desembalsen brutalmente expectativas sociales y políticas que traigan abajo los diques institucionales que dan cobijo a todo régimen que se desea por siempre democrático.