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Viernes 04 de julio 2025   |   Contáctenos
REVISTA

¿QUIÉN GANA?

Bolivia
Con cuatro de sus nueve departamentos auto declarados autónomos y un Presidente de la República ?entre las cuerdas?, parecería que en esta "pulseta" política que se desarrolla en Bolivia desde que Evo Morales inició su gobierno hace dos años, va ganando la oposición.
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¿QUIÉN GANA?

Bolivia, la crisis política se acentúa. La situación preocupa y afecta tanto a este país mediterráneo como a sus vecinos -principalmente Argentina, Brasil y Perú-al igual que a algunos organismos internacionales como la OEA. O a bloques de integración como la Unión Europea. Y nos quedamos cortos…

 

Veamos: Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, departamentos donde se encuentran todos los yacimientos de gas y petróleo bolivianos son, sin duda, los más pujantes y ricos de este país, y que hoy por propia decisión son autónomos. Y esto, claro está, no es malo. Pues, las autonomías a lo largo de la historia han resultado ser buenas para el desarrollo de los pueblos.

 

Aun más, en este país altiplánico -aunque muchos aún lo nieguen-, estas se han convertido en armas políticas a fin de que Don Evo retroceda en su intención de aprobar una nueva Constitución, centralista e izquierdista, al estilo de Fidel Castro y  Hugo Chávez. Para ver esto, solo basta leer los artículos del proyecto de Carta Magna que a la Constituyente le tomó año y medio en aprobar. Y no de muy buena forma.

 

Lo dijimos en un artículo anterior. Santa Cruz, que logró su autonomía el pasado 4 de mayo vía el voto popular en elecciones no reconocidas por el gobierno, esperaría a los otros tres departamentos para -una vez que se hayan llevado a cabo elecciones similares- formar un bloque de presión al gobierno de Morales. Así fue… Y Tarija, el 22 de junio, fue el último en decir un rotundo sí a la autonomía departamental. Ahí empezó a inclinarse la ?pulseta? a favor de la oposición, con una jugada política que el gobierno boliviano no supo prever.   

 

Evo Morales, recordemos, no está solo. Tras él –amén de Hugo Chávez, claro está-, hay miles de bolivianos que lo consideran como  un "predestinado" para redimirlos de "más de 500 años de exclusión". Y no le faltan razones, pues cuando dicen que Bolivia fue prácticamente saqueada durante los siglos de colonización por los españoles y luego por otros extranjeros,  es cierto. Pero, ¿es eso justificación para tanto racismo?

 

Lo cierto es que Morales, hasta hoy, ha gobernado solo para quienes tienen la tez oscura, son indígenas o campesinos. Y claro, Bolivia, no está demás decir,   al igual que los otros países andinos, es mucho más diversa racial y culturalmente que lo que el presidente boliviano, junto con el equipo que lo acompaña en su administración, lo suponen.

 

Pero justamente, el punto de quiebre se encuentra, ahora, precisamente ahí. Pues Evo Morales alimenta casi a diario, con discursos y diatribas, a los llamados "movimientos sociales" -compuesto por miles de cocaleros que el propio Evo preside- diciendo que no son bolivianos los descendientes de foráneos, como los cruceños, tarijeños, benianos o pandinos. Y de esa forma atiza el enrarecido ambiente político boliviano.

 

De esa forma ha logrado que el partido político opositor Podemos, los prefectos, hoy llamados gobernadores, de los departamentos mencionados, así como el de Cochabamba, región que, como Sucre, ya reclama su autonomía, decidieron tomar la iniciativa y escoger la mejor forma de poner en serios aprietos al Jefe de Estado boliviano. Lo que podría incluso llevarlo a salir de Palacio Quemado.

 

¿Cómo? Meses atrás, ante los constantes enfrentamientos entre los "movimientos sociales" -que siempre están en el lugar cuando el gobierno los requiere, actuando como incondicional fuerza de choque-, los habitantes de diversos departamentos abiertamente contra de Morales, el opositor y afín a los flamantes gobernadores, Manfred Reyes Villa, Prefecto de Cochabamba, plantearon la realización de un referéndum revocatorio. Vale decir, que la población decida quién se queda y quién se va: el Presidente o los prefectos.

 

Seguro de su popularidad en el sector mayoritario del pueblo boliviano, Don Evo cogió el guante y presentó un proyecto de ley al Congreso. Y puesto que tiene la mayoría en la Cámara de Diputados, esta lo aprobó. Aunque durmió luego en un cajón del Senado algunos meses. El lugar donde la oposición manda. Hasta que, "por arte de birlibirloque", sin que medie razón alguna, el pasado mes de mayo, en menos de 20 minutos, el referéndum fue aprobado por unanimidad a pedido del opositor Podemos.

 

Don Evo se alegró, promulgó de inmediato la ley. La fecha: el 10 de agosto. A partir de ese momento, seguro de ganar el referéndum, no ha cesado en su promesa de un nuevo país, "sin esos prefectos" y, claro está, con una nueva Constitución. Hizo eso, no obstante, justo cuando las autonomías eran alcanzadas en los cuatro departamentos con más del 80 por ciento de la votación. En medio de un contexto de algarabía, con caravanas y fiestas regionales, boicoteadas, eso sí, por turbas afines al gobierno.

 

Hoy, empezando el mes de julio, el panorama se esclarece: los cuatro "gobernadores" afirman que no aceptarán el referéndum revocatorio que propone Evo Morales. Ahora solicitan, en lugar de este, elecciones generales, claro, siempre y cuando no participe Don Evo. Ellos, tampoco podrán hacerlo, aunque solo para el cargo de prefectos, pues en lo que concierne al resto de funciones electivas, la vía está libre. Don Evo no midió el resultado de su soberbia gubernamental. Y hoy, se encuentra en un callejón ¿sin salida?

 

En Sucre, hoy, Evo Morales "no tiene pisada". No podría, después de los 400 heridos y cuatro muertos que dejaron los enfrentamientos entre universitarios y "movimientos sociales" el pasado año, cuando sus bases se desplazaron desde La Paz hasta este departamento, a fin de "resguardar" la aprobación de la nueva Constitución en un cuartel militar, sin presencia opositora. Carta Magna que unos aprueban y otros rechazan. Aún no promulgada, convertida en la manzana de la discordia que amenaza la unidad de Bolivia.

 

Es verdad, Don Evo no planteó el referéndum. La oposición lo puso en sus manos, él solo lo promulgó, hoy es su espada de Damocles. Bolivia, por eso también, está hoy más polarizada que nunca. Ni gobierno, ni gobernadores, menos la oposición, desean un diálogo sin condiciones. Ante esto, la división de Bolivia es cada vez más probable y la debilidad de su democracia se evidencia. Los actos terroristas son más frecuentes en diferentes puntos del país. Los dinamitazos, destrucción de locales públicos y el tráfico de armas son pan de casi todos los días.

 

¿Qué le espera entonces a Bolivia en el campo político? Aquí barajemos algunas hipótesis: si no se realiza el referéndum revocatorio, los cuatro gobernadores habrán logrado lo que pretende. Es decir, nuevas elecciones generales antes del 2011, pues la situación política boliviana tiende a agravarse para desgracia de Don Evo y su gobierno. Y si la consulta popular se lleva cabo y solo participan, el próximo 10 de agosto, 5 de los 9 departamentos, es obvio que gane quien gane, su triunfo carecerá de legitimidad.

 

Así están las cosas hoy en un país en el que el ritmo de inflación no mengua, donde las relaciones económicas y comerciales con países limítrofes como el Perú y bloques de integración como la Unión Europea van de mal en peor, al estar supeditadas a criterios de orden político. A Bolivia ni el ritmo de sus exportaciones puede salvarla, pues cada día son más los productos que el gobierno prohíbe vender al exterior. Esta es una situación insostenible, en la que pierde, sobre todo y ante todo, esa gran mayoría de bolivianos que quieren trabajar, tener futuro y vivir en paz.

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