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REVISTA

POR LA DIGNIDAD DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

La lucha interminable
El 9 de agosto celebramos el "Día Internacional de las Poblaciones Indígenas". El objetivo de esta fecha es luchar contra el olvido y la marginación a que fueron y son sometidas las comunidades indígenas.
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POR LA DIGNIDAD DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Indígena. El término se lo debemos a Cristóbal Colon, despistado navegante que pensando haber llegado a la India llamó indios a los pobladores de América. Lamentablemente, el término con el pasar del tiempo pareciera ser sinónimo de palabras tan distintas como: discriminación, olvido, explotación, maltrato, abandono. Pareciera que cuando nos referimos a los indígenas hablamos de la antípoda de lo que conocemos como civilización y aspiración humana.

 

Entendemos por indio al poblador nativo originario de América. En la mayor parte del continente suele usarse la palabra indio peyorativamente o como forma de discriminación racial o cultural. Al parecer, esto es un rasgo heredado de los conquistadores.

 

Nadie puede negar, que las conquistas en América fueron violentas, la coacción y la intolerancia fueron predominantes, las armas y ambición de los invasores, frente a la ingenuidad de los nativos; culminó en la imposición de la cultura europea sobre las costumbres de los pobladores americanos.

 

Por este motivo, si quisiéramos hablar de la historia indígena, es inevitable mencionar los maltratos sufridos. La dura conquista diezmó gran parte de la población, por las armas, la violencia, las enfermedades desconocidas, o las leyes que catalogaban a los indios como personas de segunda clase e incluso cuestionaban su humanidad.

 

UNA CONQUISTA NADA ROMÁNTICA

 

Definitivamente. La conquista no fue romántica, plagada de buenas intenciones, con la aureola de encanto y amabilidad que identifican al enamoramiento de dos extraños. Lo que sufrieron los pobladores de América fue invasión, despojo de tierras y dominios; debieron someterse a legislaciones traídas de lugares extraños o improvisadas en altamar, renunciar a sus culturas; privarse de sus recursos y de la libertad. Les impusieron fronteras que partieron sus comunidades.

 

Las consecuencias de la invasión fueron nefastas. En 1492 había aproximadamente 90 millones de indígenas viviendo en América. Cien años después, la exterminación a causa de las guerras, las enfermedades y las matanzas, redujeron a los habitantes indígenas de América a unos 40 millones. En 1692, segundo centenario del desembarco europeo en América, la población indígena total promediaba los 4,5 millones de habitantes, según datos de la organización Survival International.

 

Las peores matanzas organizadas sistemáticamente se produjeron en el siglo XIX en Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Los dos primeros emprendieron una exterminación feroz contra indios mapuches que ocupaban el desierto que une ambos países. Las sucesivas incursiones duraron aproximadamente 15 años con un saldo de 70 mil indios muertos.

 

En aquella época, el científico Charles Darwin visitó la Patagonia, anotando en su cuaderno de viaje: "Siéntese profunda melancolía al pensar en la rapidez con que los indios han desaparecido ante los invasores. Aquí todos están convencidos de que esta es la más justa de las guerras ¿Quién podría creer que se cometan tantas atrocidades en un país cristiano y civilizado? Creo que dentro de medio siglo no habrá ni un solo indio salvaje al norte del Río Negro".

 

Posteriormente, la invención de los neumáticos por John Dunlop, en 1808, convirtió al caucho en el oro blanco de la selva sudamericana. En el norte de la selva amazónica (Brasil, Colombia y Perú) la fiebre del caucho provocó masacres silenciadas.

 

El norteamericano W. Handenburg, escribía en 1909: "Los agentes de la compañía obligan a los pacíficos indios del Putumayo a trabajar día y noche, sin la más mínima recuperación salvo la comida necesaria para mantenerlos vivos. Les roban sus cosechas, sus mujeres, sus hijos. Los azotan inhumanamente hasta dejarles los huesos al aire. Toman a sus hijos por los pies y les estrellan la cabeza contra los árboles y paredes… Hombres, mujeres y niños sirven de blanco a los disparos por diversión...".

 

Pareciera que la historia de los indígenas fuera la del eterno retorno, olas de explotación en alternancia con épocas de olvido. La explotación del indio fue abolida en Argentina en 1949, en Bolivia en 1952 y en Perú en 1968; posteriormente, se extendió a las demás naciones del mundo impulsada por la presión internacional.

 

EN LA ACTUALIDAD

 

No podemos negar que la ideología del olvido, la marginación social y económica, el racismo y la represión violenta de las comunidades indígenas persisten en América Latina.

 

Numerosos estudios sobre condiciones de vida, realizados por entidades oficiales,  no gubernamentales y organismos internacionales, coinciden en que la situación de los indígenas es de pobreza extrema, marginación y escasas posibilidades de integración social o reconocimiento de su cultura.

 

De este modo, aisladas, sin posibilidades económicas, sobreviven mediante el desarrollo de actividades informales, carentes de cobertura sanitaria y educacional. La organización no gubernamental Survival International manifestó que "Los quechuas se ven obligados a dejar sus tierras y dirigirse a las ciudades donde la única opción para las mujeres es vender sus productos, y para los hombres trabajar como obreros mal pagados. Sus antepasados murieron en las minas de oro como esclavos de los españoles y hoy las cosas han mejorado poco, pues sus vidas están reducidas al servilismo y a la pobreza en los barrios marginales de las ciudades".

 

Actualmente, el número de la población indígena latinoamericana es de aproximadamente 40 millones de personas (varía según fuentes oficiales y movimientos indigenistas). Los países de Sudamérica; Bolivia, Perú, Chile, Ecuador, México y Guatemala concentran los grupos mayoritarios de indigenas.

 

LOS INDÍGENAS EN EL PERÚ

 

En el Perú los indígenas tienen dos vertientes. Los indígenas amazónicos y los andinos. Los amazónicos en promedio son 375 mil personas, agrupados en 52 pueblos con culturas distintas y aproximadamente unas nueve macrofamilias lingüísticas que son la matriz lingüística y cultural de la amazonia.

 

Por el contrario, los indígenas andinos son una cantidad más elevada, llegando al promedio de los 12 millones de personas. "Sin embargo, no todos habitan en los andes, muchos viven en pueblos jóvenes de distintas ciudades costeñas. El bagaje cultural, el enraizamiento que tenemos con nuestro pueblo, la relación telúrica y de conocimiento ancestral sobre el medio es lo que nos califica como perteneciente a un grupo", señala el antropólogo y director general del Centro para el Desarrollo del Indígena Amazónico (Cedia) Lelis Rivera Chávez.

 

Recalca que: "En el Perú los indígenas siempre han sido maltratados, olvidados, discriminados. La historia de los indígenas es una historia de luchas, de oleadas de exterminio. Sin embargo, gracias al combate de los indígenas amazónicos por la defensa del territorio, su sabiduría para el manejo de la biodiversidad y el conocimiento de la amazonia, es que no ha desaparecido la selva".

 

LA PROBLEMÁTICA DEL PUEBLO INDÍGENA

 

El antropólogo enfatiza que: "Los indígenas tienen una problemática embalsada, porque no son prioridad para nadie. No han tenido autoridades que los atiendas y que consideren sus problemas como prioridad. El principal problema, es el problema del reconocimiento del territorio".

 

La educación indígena es otro descuido de las autoridades. "La educación en las comunidades nativas, es la misma que se ofrece en todo el Perú. No es una educación especialmente diseñada para los pueblos indígenas. No existe una política de adecuar la currícula a la particularidad de la cultura donde se va a educar. Se debería enseñar conocimientos que les sirvan para su medio y no propiciar la migración hacia la ciudad, ocasionando el abandono de sus tierras", señala Lelis.

 

Asimismo, remarca que otro de los grandes problemas de las comunidades indígenas en el Perú es la escasa atención médica. Las comunidades no tienen medicamentos, no tienen lugares de atención implementados, ni personas capacitadas. Además, es remota la posibilidad que puedan llevar a un enfermo grave a un centro médico, debido a la distancia que hay entre los poblados. La historia de los indígenas es la del constante olvido, generando discriminación y desinterés", puntualiza Rivera Chávez.

 

Pareciera que la explotación y el maltrato al que fueron sometidos los indígenas ha cambiado por el más sutil de los castigos, pero quizás el más doloroso: la indiferencia. Es hora de tomar conciencia.
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