La caña de azúcar, "misqui huiro" en lengua quechua, presidió la instalación del régimen colonial español, después de un largo recorrido que la llevó a través de los siglos por diversos continentes hasta su llegada al Perú. Fue sembrada en Santo Domingo, poco después del tercer viaje de Cristóbal Colón en 1498, de ahí pasa a México, hasta que, aproximadamente, en 1549 llega al Perú a manos de don Diego de Mora, encomendero de la recién fundada ciudad de Trujillo.
La historia nos relata que Diego de Mora, indomable conquistador alistado en las huestes de Francisco Pizarro, la siembra en su vasta propiedad del valle de Chicama, la primera hacienda azucarera, de una de las tantas que florecerían posteriormente en estas tierras. A partir de ese momento las fincas de la costa norte peruana producirían el entonces llamado ?pan de azúcar pilón? y la conocida chancaca, que con su color moreno daría un dulce sabor a parte de la culinaria peruana que por ese entonces ya se constituía como tal.
DESDE LAS INDIAS…
El príncipe de las crónicas, el Inca Garcilaso de
Se sabe que su origen se encuentra en la lejana península Indostánica. Refiriéndose a ella, tal como relata el historiador de la antigüedad Heródoto, el rey persa Darío El Grande, a mediados del tercer siglo antes de Cristo, en su expedición que lo llevaría al Valle del Indo, la describe como "una caña que da miel sin abejas". Una forma sublime para describir la especie que se diseminaría en América Latina y el Caribe.
Fueron los árabes quienes plantaron caña de azúcar en el mediterráneo español durante los siglos de los califatos en la península ibérica. Y fue en la época de los grandes descubrimientos, en pleno siglo XV, que se sembró en las Islas Canarias, como quien se preparaba para el gran periplo que la llevaría a las islas de Santo Domingo y Cuba, luego México y finalmente para encontrarse con el Perú.
En donde, acompañando a los conquistadores y a sus esclavos negros que importaban del África, inspiraron a estos últimos, durante los 300 años de esclavitud, a componer y luego cantar irónicamente en coplas llamadas panalivios, "amarga la vida que nos tocó". Denunciando el duro trabajo que les tocaba realizar en los cañaverales. De eso da fe una antigua copla que se cantaba en el valle de Cañete, al sur de Lima.
Clasificada por el botanista sueco Carlos Linneo con el nombre de Saccharum Officinarum, esta hierba gigante puede crecer hasta cuatro metros de altura, sus espigados tallos amarillentos son gruesos, su savia es jugosa y muy dulce. De hojas pilosas o de microscópicos filamentos, pecíolos largos y floración en manojos, se cultiva en toda la costa, la amazonía y selva alta hasta una altitud de 2 mil metros.
Su composición química contiene 15 por ciento de azúcares totales, 14 por ciento de sacarosa, 12.2 por ciento de fibra y 29 por ciento de materia seca, además de 72 por ciento de agua. Lo que hace de la caña de azúcar una rica reserva de nutrientes energéticos y líquidos de deleitoso sabor.
PROTAGONISMO
El azúcar y el ron fueron los únicos productos rentables durante 500 años luego del descubrimiento de América. Aunque eso no se detendría ahí. El avance de la ciencia y nuevas tecnologías le tenían preparada a la caña de azúcar un gran protagonismo en la economía mundial. Como consecuencia de la mayor demanda energética en el consumo de combustible y la búsqueda de nuevas fuentes de energía de bajo costo, esta conocería nuevas formas de aplicación.
Pues para el aparato industrial del primer mundo y para los países de economía emergente,
Así, sectores del mundo empresarial tratan de mostrar a organizaciones radicales medio ambientalistas que el biocombustible es un producto "industrial ecológico", que al igual que otros cultivos generan oferta de empleos y riqueza.
De otro lado, los medioambientalistas, sostienen que la siembra de caña para el etanol empobrece los suelos, contamina ríos y recursos acuíferos, fomentando la extinción de la biodiversidad, además de competir con los cultivos alimenticios y acelerar la desaparición de la agricultura familiar.
Esto último, pues la siembra intensiva de caña de azúcar para el etanol, en algunos países como Brasil, causó una gran deforestación y alta contaminación, lo que no fue tomado en cuenta por ese gobierno, ya que en el año 2007 el presidente brasileño Ignacio Lula Da? Silva calificó a los dueños de ingenios azucareros como "héroes nacionales y mundiales", luego de reunirse con su homólogo estadounidense, George W. Bush, quien también se mostró a favor de estos sembríos, expresando que "estos cultivos contribuyen de sobremanera al bien de la humanidad".
EN EL PERÚ
Después de realizarse estudios de impacto ambiental, la compañía Maple Etanol en convenio con el gobierno regional de Piura, invirtió 100 millones de dólares, siendo autorizada al mismo tiempo a sembrar en tierras eriazas en una extensión de 10 mil
Por su parte, la industria azucarera en el Perú ha desarrollado la producción de aguardientes industriales como el ron y su versión casera producida en los valles cálidos del Perú, llamado cañazo. Del mismo modo, la gastronomía peruana sigue usando la chancaca a través de los siglos como un componente en diversos platos tradicionales, como la carapulcra y frijoles negros con chancaca; sin olvidar el universo de dulces, postres y chichas regionales que usan este ingrediente.
De otro lado, la medicina tradicional emplea la caña de azúcar para el alivio de dolores renales, prescribiendo el jugo de caña asada. Se conoce que el azúcar en polvo evita la infección de las heridas y también se utiliza el jugo fermentado de caña o "huarapo" para combatir las afecciones hepáticas. En fin… estas son algunas muestras de los innumerables usos y beneficios que podemos obtener de este bambú, cuyos componentes no hacen más que favorecer a quien lo consuma en sus diferentes formas.