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LA VERDAD Y LA PRENSA

Mitos y leyendas
Juan Luis Cebrián, el ex director del diario español El País acaba de publicar 'El pianista en el burdel', una colección de ensayos sobre periodismo en un momento en que éste parece sitiado por la crisis y no sabe muy bien como asumir la transición del periodismo escrito al digital.
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LA VERDAD Y LA PRENSA

Que mejor que en estas páginas para poner de relieve la lucidez del reconocido periodista español quien derriba mitos, analiza el tiempo que vivimos y despeja conclusiones que pocos, sobre todo entre los profesionales de los medios de comunicación, quisieran aceptar. Su libro es un aporte a la percepción equilibrada del poder de los medios, en especial el de la prensa escrita.

 

El que no todo es verdad en la prensa, es una verdad. Afirma Cebrián que las noticias raras y absurdas han gozado siempre de un protagonismo admirable desde que se instalaron los precedentes más conocidos de la historia del periodismo moderno: Los gazzettanti venecianos o los canard parisinos. Los ciudadanos, entonces como ahora, prefieren la imaginación a la verdad a fin de que ésta no les disturbe demasiado.

 

Más aún cuando la relación entre prensa y poder político y económico se hace en nuestros tiempos más profunda aunque tal vez menos evidente. Cebrián recuerda la historia cuando los gobiernos descubrieron la utilidad propagandística de las gacetas, de modo que reyes y validos se dedicaron a prestigiarlas, otorgando a determinados súbditos el privilegio de su publicación e institucionalizando su función. La palabra «gaceta» se santificó y universalizó, dejando de denominar una moneda para dar nombre a los periódicos impresos, aunque el proceso no fue lo bastante intenso como para evitar que todavía llamemos gacetilleros a aquellos periodistas irrelevantes, superficiales o que realizan su trabajo sin rigor informativo.

 

"La profesión periodística tiene a la vez un origen canalla y un pedigrí regio, características que la han acompañado durante toda su historia. Reporteros y columnistas no cesan de reclamar su pertenencia al pueblo llano, pero al tiempo luchan denodadamente por participar de los placeres y dignidades de la corte. Habitantes permanentes de palacio, en sus corredores tendemos a ser considerados unos intrusos tan necesarios como incómodos, sobre todo desde que los reyes y la nobleza se eligen mediante el sufragio. Basamos nuestra fuerza en un curioso y no reconocido ejercicio de populismo que nada tiene que aprender de las mañas y trucos de los gazzettanti venecianos o de los criadores de aquellos canard parisinos, auténticos gansos que inundaban con sus graznidos los arrabales del burgo".

 

PERIODISMO MODERNO LIGADO AL DINERO

 

Queda claro que el periodismo moderno nació ligado al dinero, bien o mal ganado, y al poder, mal o bien ejercido, pero también a la literatura y, aunque es menos frecuente señalarlo, al café y al tabaco, drogas sublimes canonizadas por nuestra civilización. Por ello no siempre es posible hablar ni exigir corrección o ética en los medios. "La corrección política equivale en demasiadas ocasiones al sometimiento al poder y ésta es una paradoja de la que no hemos podido prescindir en los doscientos últimos años: los periódicos, que presumen de sus habilidades críticas contra el que manda, nadan demasiadas veces en las babas de la adulación" afirma duramente Cebrián.

 

El mito de la verdad a la vista,  totalmente despercudido de la pretensión de objetividad. Los productos de la prehistoria del periodismo se esforzaban mucho más en ser baratos que en ser creíbles y el respeto no les venía necesariamente tanto del hecho de que dijeran la verdad de las cosas como de su relación con el soberano. "Tenían una gran vocación de halagar y complacer a su público con historias que le interesaran, truculentas o macabras unas, risueñas las menos, pero todas con hondo contenido humano o llenas de rabioso activismo político.

 

Y sabían mezclar, con singular maestría, el ocio y la conspiración, la defensa de valores sublimes, como la libertad o la rebeldía frente a los abusos, con la de las cuentas de resultados de unos negocios que resultaban verdaderamente opíparos". Eso ha hecho, a lo largo de la historia, que los periódicos se conviertan en verdaderos microcosmos y que sus primeras páginas sean como caleidoscopios que mezclan las más variadas formas de noticias y opiniones, desde los golpes de Estado hasta la admonición moralista.

 

Quienes estamos en el oficio no podríamos pretender ser dueños de la verdad. No por gusto uno de los adagios más populares es el español que señala que "nada es verdad ni es mentira, todo depende del cristal con que se mira". Y es así porque esa verdad que se podría pretender estará muy bien engarzada a las formas de contar, al énfasis que se le preste, a los adjetivos que se seleccione, a la transparencia que refleje y en gran medida a la ubicación y al espacio que quiera darle el editor para que los lectores reciban la noticia de determinada manera.

 

PERIODISMO LIGADO A LA FICCIÓN

 

El español deja en claro cómo el periodismo nació ligado a la ficción, a las deformaciones más o menos interesadas de la realidad y a la interpretación de los hechos de acuerdo con poderes que la trascendían. ¿Cómo no recordar el conocido episodio en el que Orson Welles, con su transmisión radial de La Guerra de los Mundos?, demostró lo fácil que puede ser confundir realidad y ficción, verdad y mentira, en los llamados medios de comunicación de masas y lo cerca que estaba ya la información del espectáculo, aunque, según demuestra Cebrián en su excelente libro siempre fueron elementos bien avenidos desde el comienzo de los tiempos.

 

Para nadie es secreta la relación entre la política y la prensa. La democracia siempre ha tenido que ver con las redacciones de los periódicos y con las direcciones de los partidos políticos. El valor de un medio de comunicación para los fines políticos es hoy mayor que antes. En la historia tuvo reconocimiento como tal. Desde Marx, que se dedicó a agitar las aguas de la revolución alemana y a propiciar la guerra con Rusia desde La Gaceta renana pasando por Lenin con la publicación de Iskra. Ambos comprendieron que un periódico era el mejor agitador colectivo y organizador político.

 

Pero ahí no queda el punto. La historia de la prensa se encuentra íntimamente ligada a las guerras y revoluciones pero también a las noticias de amor y muerte, sexo y sangre que han sido siempre las grandes verdades que han conmovido a la humanidad, independientemente de razas, religiones o clases sociales.

 

Cebrian cita a Jean Daniel, prestigioso periodista francés, director fundador de Le Nouvel Observateur, quien en reciente libro sobre Camus cuenta que Sartre le dijo "No dudéis en hablar de sangre y sexo. Es lo que les gusta a los burgueses y les provoca sentimientos de culpa".

 

La irrupción de la televisión en la vida de los ciudadanos vino marcada por los mismos signos que el periodismo primitivo: Sus contradictorias relaciones con el poder político y económico, de un lado, y su moderna tendencia a mezclarse con el culto al cuerpo en todas sus manifestaciones. Pero nada es comparable a la revolución que ha significado Internet. En menos de una década su crecimiento ha sido explosivo y su desarrollo tiene una velocidad nunca antes vista en las precedentes novedades tecnológicas.

 

EL GRAN PODER DE INTERNET

 

La sociedad digital, conocida también como sociedad de la información o del conocimiento, influye y determina el  poder del periodismo y sus relaciones con la política y con la economía. La Red significa hoy en día todo el universo de la información disponible, gratuita e inmediata. Se dice rápido pero es enorme, descomunal, nunca antes pensado como fenómeno posible. Ello hace más necesaria todavía la gente que procese esa incontenible avalancha de información, la seleccione y ayude a digerirla. Este es el nuevo valor del periodismo de hoy y de su nivel de compromiso social y ético con el interés general.

 

Se decía que la información es poder, ahora libre y ubicua, ya no lo es. El poder está en su administración e interpretación. Demasiados datos y noticias dan forma a un bombardeo incesante a los ciudadanos que no están en tiempo ni capacidad de asimilarlos.

 

"Una mayor abundancia de información no significa, necesariamente, una mejor información, y quizá por esa vía podamos descubrir algunas de las nuevas misiones mediadoras del periodismo entre la sociedad y los individuos: la del análisis, explicación y selección de los hechos; la del descubrimiento de aquellos datos que existen y son públicos pero ninguno conoce, porque están al alcance de todos pero nadie sabe cómo llegar hasta ellos" dice Cebrián. Lo más importante ahora es el filtro pues en la Red noticias se mezclan con rumores, engaños y fantasías, no hay verdades todo aparece hace relativo.
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