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Miércoles 24 de abril 2024   |   Contáctenos
REVISTA

POR LA VERDAD Y LA BELLEZA

El Museo Itinerante ARTE POR LA MEMORIA en Huancavelica
El segundo día de la exposición, una señora que ya nos había visitado la jornada anterior, se aparece con la foto carnet de su hijo, uno de los 69,280 afectados por el conflicto armado, para que la exhibamos dentro del museo. "No espero encontrarlo, ni reparación pero al menos aquí podrán velarlo", algo más o menos así de contundente nos dijo.
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POR LA VERDAD Y LA BELLEZA

Ahora, a casi 20 años de que se lo llevaran de casa, una apresurada ampliación fotostática de su rostro forma parte de "Kimono para no olvidar", obra de Jorge Miyagui y pieza del Museo Itinerante Arte por la Memoria.

 

El primer día no fue menos intenso, tras un viaje por la curvilínea carretera central, con escala en Huancayo y un segundo tramo en combi por la aún más curvilínea carretera Huancayo - Huancavelica, llegamos al destino.

 

Miembros viajeros del museo muertos de frio: Karen Bernedo, Jorge Miyagui, Catehrine Meza, Orestes Bermudes, Melissa Lagos, Susana Irizarbe y yo, Esta vez acompañados por cuatro demusinas (léase miembros de la ONG Demus, promotora de este evento).

 

Del bus al trabajo, a dejar las obras en un lugar seguro, una pasadita rápida por el hotel y de frente a conocer, aproximadamente, veinte metros de pared para "muralizar" con las madres del programa de lideresas a cargo de Demus. Aclaro, con las madres, con látex, con esponjas y con soroche. Verdad y justicia se lee en alguna parte del mural. Antes decía "abajo el paro chaista" (sic.). Verdad.

 

En menos de cuatro horas el mural está listo, todos contentos, la foto de rigor y luego, por fin, a comer. ¡Verdad y justicia! ...me gusta. En Huancavelica se come bien y barato, en cantidades ingentes y con yapa. ¿En el departamento más pobre del Perú se come bien y barato? Nosotros podemos comer bien y barato, pienso.

 

Tras un comienzo lento, por el frio quizás, y mucho trabajo terminamos el montaje de obras  alrededor de la una y media de la madrugada. Casi todo esta listo, casi, como siempre. Al día siguiente vendrá lo bueno.

 

Diez y treinta, se inaugura el museo y sin darnos cuenta nos vemos invadidos por un mar, no exagero, un mar de gente apretujada. Una galería improvisada de treinta metros de largo por tres de ancho, en los arcos de la municipalidad, nos da cabida. Las fotos de Nelly Plaza sobre el pueblo arrasado de Santa Bárbara, a veinte minutos de la ciudad, generan un lógico interés. Al día siguiente conoceremos Santa Bárbara, igual que desde hace veinte años: Callada, sola y dinamitada.

 

Convencidos de la no diferenciación entre arte académico y el arte popular, el Museo Itinerante cuenta en esta oportunidad con siete arpilleras de Mama Quilla. La arpillera es una manta bordada de acabado precioso y meticuloso, de trabajo colectivo y colorido. Mama Quilla es una asociación de desplazados que huyó, sin saberlo, de la violencia de Ayacucho a la violencia de Huaycán. Estas arpilleras narran esa historia.

 

¡Son los desaparecidos! una niña de nueve años  le dice a otra. Sí, asiente con la cabeza la segunda. Que niña tan enterada, pienso. Durante el día escucharé más veces lo mismo, de protagonistas semejantes.

 

Y aunque la "colección", llamémosle así por convención, del museo itinerante está partida entre Ayacucho y Huancavelica en muestras simultáneas, esta vez contamos con las siempre presentes banderolas de Herbert Rodríguez, documentos históricos del arte libertario. Una serie de impresiones del genial "Carlín", muy concurrido en presentaciones previas. Además, la selección de documentales y video arte peruano, recopilado por Karen Bernedo, es una de las piezas más curioseadas.

 

Por miedo nunca denuncié

 

Huancavelica es el departamento que, después de Ayacucho, registra más afectados por la violencia política. Las estadísticas… ¿Cómo puedo hacer para denunciar mi caso? mi hijo fue desaparecido, por miedo no he denunciado, me dicen de improviso. Jorge Miyagui me contó segundos atrás que había recibido una consulta parecida, y ahora me tocaba a mí escuchar el primero de los tres casos que oiré el resto del día. Y no fui el único… hay hermanos mucho que hacer. "Por miedo nunca denuncié", escucho otra vez, "¿ya qué se va encontrar... huesitos no joven?... ". Cuántos más todavía tendrán miedo.

 

Una serie de relojes intervenidos por el Colectivo AMBRE, la colección de dibujo y pintura campesina Yuyarisusm, un lujo, y un par de obras de mi autoría completan la exposición.

 

Consumir arte en Huanacvelica es un hecho extraordinario, y aunque tienen una pequeña galería en el local de Instituto Nacional de Cultura, con óleos de Tilsa Tsushida, Szyszlo, Jesús Ruiz Durán y Shinki, entre otros, está tan descuidada que no es muy exhibida y si lo es, nadie se entera.

 

A diferencia, el espacio público, la calle, nos permite darnos ese mal entendido lujo de democratizar el arte, de llegar a tres mil personas en dos días o de recibir a una profesora entusiasta con su salón de clases enterito para una sorpresiva visita guiada.

 

En espacios como este pretendemos, desde la cultura, dar la batalla por recuperar la memoria. Ante el sabotaje y la desidia del Estado hacia la Comisión de la Vedad y Reconciliación y sus recomendaciones, los actores de la sociedad civil somos quienes con acciones como esta, trabajamos por el respeto a los derechos humanos, la búsqueda de verdad, la lucha contra la impunidad y a la vez, exigimos justicia. Ni olvido ni perdón ¡Justicia!

 

Entonces, ante esta premisa, los trabajadores del arte y la cultura, a mi entender, tenemos "la" herramienta, aquella que va más allá de la estadística, el libro o el discurso. La creación simbólica que no es otra cosa que la posibilidad de revolucionar sentidos comunes. Y qué mejor herramienta que el arte y su posibilidad inalienable de hablarle al corazón para abordar temas como este, para propiciar el diálogo y la belleza.

 

Más convencidos que nunca, luego de Huancavelica, este museo que recién empieza tiene para rato.

 

Próxima parada, San Juan de Lurigancho, bastión fujimorista en Lima. ¡Se pudren las naranjas, renacen las cantutas!

 

Por Mauricio Delgado C.

Artista visual, ha realizado exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera del Perú. Docente, miembro del colectivo Arte por la Memoria y el Colectivo Brigada Muralista.
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