Sendero está muy distante del movimiento que se gestó a principios de los años ochenta, pues no tiene una ideología definida, ni mucho menos un líder que pueda reemplazar a Abimael Guzmán, ni tampoco la organización política de antaño con bases militares en todo el país.
En este sentido, ¿qué papel juega la actividad de este grupo en el tablero político del país? ¿Es un partido, un movimiento o un simple grupo de asesinos de policías y soldados?
Sin duda, esta pequeña organización está muy lejos de ser un partido político debido a que carece de una estructura que los agrupe en torno a un liderazgo. Tampoco se convierte en un movimiento pues no tiene ninguna plataforma de lucha, ni programa, y no se pronuncian sobre hechos coyunturales; además, su página web está desactualizada y solo tiene notas de carácter internacional y arengas trasnochadas.
Su lenguaje panfletario sigue siendo el mismo. No se conoce por qué pelean ni cuál es su posición frente a lo que sucede en el país. De la misma forma, no se han pronunciado en relación a la situación de su líder encarcelado. Lo último que se recuerda viene desde el 2004 cuando el camarada "Artemio" pidió amnistía para los principales líderes de Sendero. En estas condiciones, su presencia no significa una real amenaza para la estabilidad política del país ni mucho menos para la democracia.
Bajo este contexto, su presencia solo sirve para restarle réditos al oficialismo pues cada vez que las noticias nos informan sobre una emboscada terrorista en el VRAE, los principales partidos de oposición aprovechan la tribuna para enrostrarle al gobierno su aparente incapacidad para manejar el tema del terrorismo. Y es que resulta complicado luchar con un enemigo que se agrupa solo para sorprender y que se cobija en las cuevas del narcotráfico.