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REVISTA

DÍA DE LA PAZ

Es mejor una canción
El mundo se ríe felicidad porque siempre vamos a encontrar a un ser humano que en el silencio, en la derrota y en la guerra, tiene la señal de los que saben que este mundo sí tiene convicción para decir que la paz es posible aún cuando esté lejos la luz de la salida.
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DÍA DE LA PAZ

La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que, a partir del 2002, el Día Internacional de la Paz será conmemorado cada 21 de septiembre, fecha que señalará la atención de todos los pueblos para la celebración y observancia de la paz.

Un fecha de cesación del fuego y de no violencia a nivel mundial, a fin de que todas las naciones y pueblos se sientan motivados para cumplir una cesación de hostilidades durante todo ese día.

Y este impetuoso columnista tiene la comisión de escribir una crónica sobre el  Día internacional de la Paz justo cuando la tragedia nos enloda en el VRAE y cuando los medios de comunicación satanizan y despiertan a ese fenómeno que asoló temiblemente los años de la violencia política en el país: Sendero Luminoso. Y me viene a colación un anterior artículo donde yo enfatizaba que no era ningún peligro para la democracia.

Pienso también en la clase que hoy les dicté a los niños. Recuerdo a Chico Méndez y la necesidad de mis alumnos de primero de primaria por ver su foto en la pantalla del ordenador: "Profe, Chico Méndez defendía los árboles", me decían y se apenaban de su muerte y cantábamos juntos el coro de la canción Cuando los ángeles lloran del grupo Maná. Suena en mis oídos, con dulzura la inocencia, el futuro de la paz que todos anhelamos y que se refleja en el sentimiento de la sonrisa.

Y hubo una pausa. Hablamos en otra aula de la guerra entre judíos y palestinos. No entendían ni jota. Que Jesús vivió por allá. Que Tierra Santa es territorio en disputa, que árabes, que palestinos. Niños con hondas, judíos con tanques. Alucinaban.

Todo porque uno preguntó sobre la guerra. Y de pronto, el asombro en sus pupilas y la pregunta que remece a uno que pretende ser maestro: "¿Profesor, mejor ponga otra vez la canción, ¿ya?". Ahora hablo de segundo de primaria y algunos de primero que se colaron por el video del Internet.

Personalmente, apunto que la violencia tiene que canalizarse de manera global, sea en el deporte, o en la propia vida cotidiana pero sin alterar el equilibrio de la paz.

Un mundo sin violencia es la utopía perfecta. Basta con generar espacios de confluencia: Pacíficos, lúdicos, deportistas en general, incluyendo los deportes de contacto y lucha, e incluso aquellos que quieren autodañarse. Bienvenida la tolerancia. Pero reitero, no alteremos la energía de la paz.

Si agregamos la política el análisis se complica. No pretendo ser retórico, sin embargo, la libre determinación de los pueblos ha resultado en una soberanía de cristal; no vale nada cuando la noción de imperio retumba la estabilidad de los países subdesarrollados.

Pregúntenle a los kosovares, a los talibanes, a los colombianos, los irakíes y al presidente Alan García que muchos desconocen cuando navega feliz en las aguas de la corriente neoliberal.

La paz de las iglesias y de nuevo la cantaleta del resurgimiento del pensamiento Gonzalo y de los jóvenes universitarios que escuchan a los abogados de Abimael Guzmán, y otra vez, la televisión y la prensa en su conjunto que pregona a la sociedad que un libro es subversivo. La paz sea contigo y con tu espíritu. Enredos de gente adulta

"La canción profesor" me dice un ansioso Ismael Ulises del primero C del colegio privado donde laboro. Él prefiere cantar. Muevo el mouse, vuelvo al inicio del video.

Y tengo que terminar porque la hora apremia y la comisión sobre la paz que el director de generación me ha pedido me empuja al cierre de esta nota pues es la hora cuando los periodistas se llenan de nervio.

Y recuerdo asesinatos de líderes. Y yo que quiero seguir con el mensaje de la paz y de los peruanos de buena fe, de los defensores de los derechos humanos, de algunos maestros que viven y de otros que ustedes conocen, pero, quizá, será mejor escuchar la canción que me piden los niños.

Madre Teresa de Calcuta. Escuchamos el audio de un video en youtube. Y les juro que solo esto pudo motivar que los niños dejen la canción. Ahora están admirados. Se asombran y ven a una mujer moribunda, llena de porquerías en la piel, apestando a muerte y la discípula de Jesús que provoca una pregunta: ¿por qué haces esto?  Le vuelve a limpiar las heridas incurables y responde: "Hago esto porque te amo".

Perdón, tengo que terminar. Los dejo en paz.

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