LA PROPUESTA EN CUESTIÓN
Para comenzar a desmembrar este tema sería bueno conocer los conceptos que están involucrados en la polémica. La Comisión Especial Revisora del Código Penal del Congreso de la República el pasado 6 de octubre, votó a favor de la despenalización del aborto eugenésico o del embarazo producto de una violación sexual.
El proyecto de ley pretende modificar los artículos del Código Penal que condenan a prisión a la mujer que se somete a un aborto, y a los médicos involucrados en la intervención. Liberando así la figura del aborto clandestino para estos casos.
El aborto eugenésico es aquel producido cuando el feto tiene serias malformaciones físicas, comprobadas por un diagnóstico médico especializado. Un ejemplo claro de este caso sería el feto anencefálico, es decir, el que no tiene cerebro o parte de el. Hecho que haría imposible el desarrollo de la vida siendo ésta de tan solo horas.
El otro aspecto de la modificación del Código Penal contempla el caso de violación sexual, es decir, una mujer es atacada sexualmente y producto de este acto queda embarazada. El aborto en estos casos sería también viable. El fin de esta rectificación sería proteger la integridad emocional de la madre, que sin pedirlo, fue embarazada de su agresor.
Es aquí donde el debate cobra niveles insospechados y se radicaliza, los organismos de Defensa de los Derechos de la Mujer aseguran que la libertad debe ser primordial y que nadie debe decidir en el cuerpo de una mujer. Flora Tristán, Manuela Ramos, Demus, ONGs dedicadas al activismo feminista defienden esta posición.
Su argumento se basa en los 376 mil abortos clandestinos que anualmente se hacen en nuestro país, siendo sus complicaciones la tercera causa de mortalidad materna, una cifra alarmante que refleja la cruda realidad de un gravísimo problema social.
DEMUS manifiesta que más de 945 embarazos con malformaciones congénitas se dan por año, siendo más de 100 las mujeres que fallecen por la negativa a realizarles un aborto legal terapéutico.
Recordemos que un aborto terapéutico debe ser realizado cuando la vida de la madre corre peligro físico y emocional. En este punto surge otra disyuntiva, ¿la salud mental de la madre es parte de su bienestar integral? ¿se debe disociar el cuerpo de la estabilidad emocional de la madre gestante para el análisis sobre el aborto terapéutico?
EL CASO DE KAREN LLANTOY
En el Perú tenemos un caso emblemático en relación al aborto eugenésico, Karen Llantoy es una joven que en el año 2001, con apenas 17 años, salió embarazada. Su feto era anencefálico, es decir, no tenía cerebro, sus probabilidades de vida eran nulas, no quedaba duda de que ese bebé no lograría sobrevivir.
Ella acudió al Hospital Arzobispo Loayza para que le practicaran un aborto terapéutico en el primer trimestre de su gestación, ya que su estabilidad emocional y física corrían peligro. Las mujeres que son madres sabrán comprender que llevar un embarazo de nueves meses sabiendo que al parir ese niño va a morir, debe ser devastador.
No se le permitió abortar, se le obligó a terminar el embarazo. Karen no deseaba someterse a un aborto clandestino porque temía por su vida, esas prácticas al no ser reguladas se dan en condiciones terribles de inhumanidad. Sin medidas de salubridad y protocolos médicos... ella tenía miedo, además era una adolescente que enfrentaba una situación que la sobrepasaba.
Finalmente la niña nació en el 2002, lo amamantó por cuatro días y falleció; atravesó por esta dolorosa experiencia, innecesaria seguramente, por no contar con el marco legal que la protegiera. Karen, respaldada por DEMUS, organismo pro defensa de la mujer, y otras organizaciones, denunció a las autoridades peruanas por este hecho ante la ONU, siendo ella en contra del Estado.
La Organización de las Naciones Unidas emitió un falló en el año 2005 en el que se sentenció al Estado Peruano a indemnizar a la joven, hoy de 24 años. Dentro de las consideraciones se penalizó al Estado Peruano por haber tratado cruelmente a Karen, obligándola a soportar el dolor de ver a su hija con deformidades evidentes, lo que agravó la angustia acumulada durante el embarazo.
También se consideró que se actuó en contra de la integridad moral, y no solo física de la madre al haber ignorado que la petición de aborto calzaba en la figura legal del aborto terapéutico. Además de no haber tenido un trato especial por haber sido una menor de edad. Hasta este momento el Estado no ha reconocido nada a Karen Llantoy.
INFLUENCIA RELIGIOSA
La fe es una cuestión subjetiva, intangible, libre. Vivimos en un Estado democrático que nos garantiza la libertad de credo, pero también es un Estado laico, que no debe basar políticas de Estado o de Salud Pública en creencias religiosas de ninguna índole.
El Cardenal Juan Luis Cipriani ha sido categórico al oponerse al aborto eugenésico o por violación sexual. En estos últimos días ha tenido duras expresiones sobre el tema: “No nos dejemos llevar por teorías sentimentales falsas, la interrupción de un embarazo no deseado es un asesinato de una vida; la violación de una mujer contra su voluntad es castigo al violador (…) No podemos aceptar ningún planteamiento que pretenda quitarle la vida a un ser humano.”
Y también: "Siempre habrán Herodes en el mundo, y que contesten lo que quieran, pero siempre habrá gente que está buscando al niño para matarlo". Válidas y respetables opiniones ya que es una autoridad eclesiástica que tiene plena libertad de expresar su posición, sin embargo, me pregunto qué busca la Iglesia frente a esta problemática.
En su homilía del domingo el Cardenal expresó nuevamente su rechazo, pero el día lunes no pudo recibir al presidente de la Comisión Especial Revisora del Código Penal, el congresista Carlos Torres Caro, para discutir su abierta oposición sobre la propuesta legal, a pesar de haber tenido la cita confirmada. Una acción incomprensible si lo que busca es evitar la promulgación de la ley, los derechos humanos se deben defender con argumentos consistentes, y no evitando el diálogo.
Recordemos que la Iglesia se opone tajantemente también al uso de métodos anticonceptivos, y apuesta por un control de la natalidad basado en lo natural. La misma cerrada negativa erigió cuando se legalizó el uso de la píldora del día siguiente, que según la Organización Mundial de la Salud no es abortiva. La discusión se mantuvo en el plano de las creencias, con la misma tesis de la protección a la vida.
Una política de Estado debe orientar su mirada hacia las poblaciones menos favorecidas y evitar que su salud se vea comprometida. Y sería interesante conocer cuántos creyentes católicos consideran inviable que el control de la natalidad se base en fundamentos naturales. Es muy probable que los cuestionamientos surjan y algunas injerencias de la Iglesia se pongan en tela de juicio.
ENARDECIDA PROTESTA
El pasado martes, 20 de octubre, la Comisión Especial Revisora del Código Penal se reunió en el Congreso de la República para votar nuevamente sobre el tema del aborto eugenésico, a pedido del Ministro de Justicia Rafael Rey. En los exteriores del hemiciclo manifestantes de ambas posiciones, a favor y en contra protagonizaron una caótica batahola.
Se evidenció la activa participación de los colectivos sociales involucrados en el tema, llamando poderosamente mi atención la presencia de religiosas, vestidas de hábito y portando cruces en mano, ejercitando una férrea defensa por sus ideas. Levantaban cartelones con terribles imágenes de bebés mutilados y bañados en sangre, con la intención de sensibilizar al público. Una atmósfera extraña que en nada contribuía a la seriedad del debate.
Asociar el aborto con la fe religiosa es innecesario en este momento. La presencia de la Iglesia Católica es poderosa en nuestro país, influyente y decisiva, sin embargo en este caso de nada valió la exposición mediática de las hermanas religiosas, ya que no procedió la reconsideración de la despenalización del aborto eugenésico y por violación sexual.
Cabe resaltar que la Comisión que ha visto el tema es una comisión técnica no definitoria, solamente se ha propuesto el proyecto de ley. Es el presidente del Congreso, Luis Alva Castro quien decidirá si se debatirá para su futura o no promulgación, en el próximo pleno, o si pasará a estudiarse en la Comisión de Justicia. Seguro es que la polémica levantada y azuzada por ambos bandos continuará en los medios de comunicación como mecanismo de presión social.
IMPORTANTE PRECEDENTE
Nunca llegó tan lejos una iniciativa legal en relación al aborto, no solo el Perú enfrenta este espinoso tema, actualmente España y otros países también lo hacen. Es evidente que la confrontación no solo será política, como ya se puede ver en el gabinete del presidente Alan García, en donde los ministros no logran articular una posición hegemónica; sino también social.
El diálogo se extenderá a las conversaciones cotidianas y a las calles, en forma de protesta, y esperemos no en forma de violencia, pero es importante que los conceptos se interioricen de tal manera que la posición a tomar esté sustentada en información clara y verdadera.
De aprobarse finalmente la despenalización del aborto eugenésico y por violación sexual no se estará obligando a nadie a abortar, seguirá siendo una decisión personal e indiscutiblemente privada. Los 376 mil abortos clandestinos que hay en el Perú cada año no son en su totalidad por las razones que se están discutiendo en el Congreso.
Es por ello que la modificación que se busca solo espera beneficiar a las mujeres con complicaciones específicas. Y a las mujeres traumatizadas por una violación sexual, que deberá ser denunciada y comprobada por un médico legista para que en un futuro, de aprobarse la ley, pudiera proceder el aborto legal.
El derecho de cada mujer a elegir qué hacer con un embarazo no deseado no está en discusión, todavía esa prerrogativa no se ha planteado, aunque los opositores a cualquier forma de legalización del aborto señalan que esa propuesta por el aborto eugenésico, sería el primer paso para llegar a una legalización total del aborto.
El tiempo dirá si es oportuno o no despenalizar el aborto, mientras eso sucede algo hay que hacer para evitar que más mujeres mueran víctimas de abortos mal realizados, y que más mujeres como Karen Llantoy, sean sometidas a tan desgarrador dolor. ¿Cuál es el punto medio de equilibrio? Habrá que encontrarlo para evitar más sufrimiento.