BARRAS BRAVAS, SOLUCIÓN: MÁS QUE REPRESIÓN

Ha sido necesaria la trágica muerte de María Paola Vargas, quien habría sido lanzada desde un microbús en marcha por un joven miembro de una de las llamadas barras bravas, para que el país voltee y fije su encolerizada mirada otra vez en los masivos colectivos de jóvenes que de cuando en cuando, mediando el deporte rey, crean desasosiego y caos muchas veces por donde van. Las barras bravas se encuentran pues una vez más en medio del ojo de la tormenta en una sociedad donde, por doquier, se exige hoy perentoria solución al problema que estas representan.

A lo largo y ancho del país se escuchan hoy voces de protesta y preocupación por la muerte de esta agraciada joven, a quien la vida, dada su corta pero rica trayectoria, deparaba un futuro sin duda promisorio. El ciudadano de a pie hoy ha tomado conciencia de que nadie está libre en el Perú de nuestros días de ser una víctima más de esta espiral de violencia irracional que con cierta frecuencia se desencadena, propaga, pero no sin antes generar pánico e incluso cobrar vidas como la María Paola, cuya muerte hoy profundamente lamentamos, antes de apagarse.

Sin embargo, más allá de la justificada protesta e indignación generalizada que este hecho suscita en el seno de la opinión pública, una pregunta cae por su propio peso y, por ende, se impone. ¿Por qué en nuestra sociedad es necesario que sucedan estos trágicos acontecimientos para que recién desde las esferas de la responsabilidad pública se emitan opiniones, se propongan apresuradamente proyectos de ley e implementen, en medio del tole tole generalizado, soluciones inmediatas a fin de abordar la solución a este acuciante problema que tiene más de tres lustros de existencia?

Acaso se podía continuar intentando “Tapar el sol con un dedo” y negar el hecho mayor que muchos de nuestros ciudadanos viven angustiados con lo significa este problema para sus vidas. ¿Por qué recién en los diferentes niveles del aparato del Estado hoy muchos en estos lares se rasgan las vestiduras?... No hay que ser hipócritas, dejemos las poses para otros momentos de menor trascendencia. El país no soporta más la falsedad y la improvisación en el manejo de la cosa pública... ¡El problema de las barras bravas hasta hoy no ha sido abordado con la seriedad que su caso exige!

El problema de las barras bravas es uno cuya naturaleza nos enrostra el tipo y calidad de sociedad a la que todos los peruanos pertenecemos. Nadie puede pretender mantenerse al margen hoy de esta problemática. Una cuya solución pasa necesariamente por la resocialización de este contingente de jóvenes... Construyendo, para esto, junto con ellos y los otros actores sociales y políticos involucrados en su solución, escenarios de mejores oportunidades. Las que, más allá de los actos punibles que puedan haberse cometido, como cualquier otro ciudadano, ellos también merecen.