A pocas cuadras de la intersección de las avenidas Angélica Gamarra y Universitaria, mimetizada con el ruido, el smog y el congestionamiento vehicular, la impresionante imagen de tres grandes pirámides parece romper con el esquema citadino que hoy caracteriza a un distrito popular como San Martín de Porres.
Pero lejos de haber sido opacada por las grandes y modernas construcciones de
Contrario a lo sucedido con monumentos como las huacas Pucllana, Huallamarca y hasta Mateo Salado, la indiferencia en la que ha permanecido, se ha convertido en la excusa perfecta para comenzar a cambiarle la cara a este preciado lugar y, después de su puesta en valor por el Instituto Nacional de Cultura, incorporarla al circuito turístico de Lima.
Una mirada atrás
Todo parece indicar que la historia de esta huaca empezó mucho antes de lo que se pensaba. Y es que los primeros objetos de cerámica y textiles encontrados por los arqueólogos William Isbell y Rogger Ravines –algunos de los primeros en adentrarse a revelar sus secretos– terminaron echando por tierra la teoría de que Garagay surgió mucho después que Chavín de Huantar.
Con los trabajos de investigación, delimitación y conservación iniciados por ambos arqueólogos en 1974, se confirmó que parte del legado de la cultura ancashina (1,000 –
Un lugar que lejos de sorprendernos con su antigüedad, debido a que sus inicios se remontan 3,500 años atrás, nos impresiona con sus manifestaciones artísticas. Expresiones de arte sin parangón que se traducen en relieves de múltiples colores, semejantes a las encontradas en
Los encantos escondidos
En un rápido recorrido por el lugar y sus alrededores como primer paso para introducirnos en su historia, podemos apreciar que entre una diversidad de casas de múltiples colores y atiborradas calles, las tres pirámides que conforman Garagay no tardan en llamar la atención y gozan de una ubicación estratégica, al punto que
Al ser la estructura más grande,
Considerada el centro de todas las actividades que se realizaban en el lugar y principal espacio sagrado para los hombres de aquella época, se sabe que para su construcción se usaron piedras semicanteadas (cortadas de forma irregular, pero sin pulir) unidas con barro hecho a partir de la tierra del lugar.
Con estos materiales se formaron celdas que eran rellenadas con bolsas llenas de piedra y tierra elaboradas con redes de fibras vegetales llamadas ?shicras?, lo que les imprimía ese color tan particular que ha caracterizado desde siempre a cada una de estas monumentales construcciones afincadas en Lima. Y Garagay –como es de suponer– no es la excepción.
De ahí que se haya convertido en la expresión viva de la aparición de sociedades complejas, que en el caso de Lima se caracterizaron por la construcción de los llamados Tempos en forma de ?U?, que al igual que Garagay estaban conformados por tres pirámides: una, la mayor, flanqueada a los lados por otras dos alargadas, que recibían el nombre de ?brazos?, las que divisadas desde las alturas formaban la letra ?U?.
Los sinsabores de su historia
Pero a pesar que esta huaca guarda entre sus construcciones expresiones artísticas únicas, como los frisos encontrados en sus primeros estudios, la importancia que como Centro Ceremonial mantuvo durante mucho tiempo, pasó al olvido. Al punto que de ser una cantera pasó a servir de base para una torre de alta tensión, y a pesar de que fue resguardada por un cerco de cemento, fue invadida y saqueada incontables veces.
Todo empezó en 1959, año en el que Garagay dejó el anonimato gracias a la denuncia de José Casafranca, entonces inspector del Patronato Nacional de Arqueología, entidad que encargó a Manuel Ontaneda y Aquiles Ralli realizar excavaciones en lo que por esas épocas se conocía como hacienda Garagay Alto.
Dos años después, en 1961, cuando se realizaban los trabajos de construcción de la autopista que conduciría al aeropuerto Jorge Chávez,
No pasó mucho tiempo para que en 1963, Empresas Eléctricas Asociadas imprimiera su nombre en la historia actual de Garagay. ¿El motivo? Decidieron elegir la cima de la pirámide mayor como base para una torre de alta tensión, removiendo un área de
Ya en 1970, Ladrillera San Martín utilizó el terreno que abarcaba las tres pirámides de Garagay como cantera para la fabricación de los adoquines. A la negligencia de esta empresa, le siguieron los invasores de tierras que por años se han parapetado en el lugar sin comprender el inmenso daño que le están haciendo al patrimonio de nuestro país.
Pero como Garagay tiene muchos secretos que aún faltan develar, quienes sueñan en ver el nombre de esta huaca en el circuito turístico de nuestra tres veces coronada Ciudad de los Reyes, esperan que, así como se logró recuperar importantes bastiones de nuestra historia como Pachacamac, Caral, Pucllana y Huallamarca -situación que se replica con Mateo Salado- esperan que muy pronto la imagen del lugar luzca diferente.
No en vano Garagay fue un Centro Ceremonial que, además de unificar grupos familiares dispersos en el valle, desarrolló una civilización basada en la agricultura, como principal fuente de sustento, y en la pesca y recolección de mariscos, como fuente secundaria, por lo que su puesta en valor es más que un acto de justicia…
Desde hace poco más de un año, un grupo de jóvenes interesados en rescatar del olvido a Garagay, ha iniciado una importante y férrea tarea para cumplir con ese objetivo. Gener@cción conversó con los integrantes de Casa Cultural Martín Olivos sobre sus planes.
Desde
Garagay es un importante potencial cultural para los pobladores de Lima Norte. Se trata de un espacio arqueológico que forma parte de nuestra historia e identidad colectiva, por eso estamos desarrollando dos proyectos que buscan sumarse a la puesta en valor de este importante centro ancestral, y cuyo diseño y planificación busca integrar la participación de diversos pobladores de manera protagónica.
¿En qué consiste el primer proyecto?
Próximamente desarrollaremos talleres de educación, a través del arte, con los pobladores, de diversos grupos y edades, de las zonas vecinas a Garagay. La propuesta busca insertarlos en el proceso de puesta en valor del lugar, y los motivará a desarrollar mecanismos de autogestión a través de diversos productos elaborados.
¿Y el segundo?
Publicaremos información sobre los diversos lugares ancestrales que se ubican en Lima Norte, que son alrededor de 40. La difusión, escrita y virtual, está compuesta por textos e imágenes. Al ser Garagay uno de los más importantes y representativos patrimonios de la zona, los pobladores podrán reconocer el milenario potencial de su localidad. Estamos en pleno proceso de producción y sistematización de la información.
Desde fábrica de ladrillos, pasando por cantera y hasta refugio para quienes no tienen vivienda, ¿cuál es el llamado a las autoridades para el rescate de Garagay?
En primer lugar, las autoridades tienen la responsabilidad de motivar a los pobladores de Lima Norte a participar en la puesta en valor de la huaca. Deben generar un proceso sostenido y comprometido con la recuperación integral de la huaca y, deben agilizar los trámites para determinar su restauración oficial, punto en el que los pobladores que ocupan actualmente los alrededores de la huaca deben ser protagonistas y promotores.
¿Cuál es el objetivo que se ha propuesto Martín Olivos para que Garagay forme parte, en el futuro, del circuito turístico de Lima?
Después de publicar y difundir la información que estamos elaborando sobre Garagay y los demás sitios arqueológicos de la zona, pensamos desarrollar nuestros propios circuitos a estos lugares milenarios de Lima Norte, visitas que serán complementadas con talleres de educación a través del arte.