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CHILE Y PERÚ: ¿ENVIDIA?

Como en todas las ediciones de Gener@cción, nuestro Director Fundador Francisco Huanacune, nos ofrece su artículo editorial.
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CHILE Y PERÚ: ¿ENVIDIA?

Aún causa revuelo la furibunda frase lanzada por el presidente Alan García, en medio del fragor de la última crisis peruano chilena, en torno a la envidia que supuestamente los de la patria de la Estrella Solitaria nos tendrían debido a los resultados, espectaculares, que hemos obtenido como país durante los últimos años. Su “y por eso nos ven con envidia, por eso nos espían, porque quieren saber cuál es el secreto” ha sacado sin duda más que ronchas al sur de nuestra patria... Al punto que, más uno en el país del Mapocho, ha arremetido con ira ante tales propósitos.

Ante tal escenario, cabe sin embargo preguntarse, de ser cierto lo expresado por nuestro jefe de Estado, si los vecinos del sur tendrían, más allá de las investigaciones y aclaraciones que por el caso del espionaje merecemos todos los peruanos, fundadas y suficientes razones para sentirse aludidos por esta categórica sentencia presidencial. La que aunque ha calado hondo en algunos sectores de nuestro país, ha generado también más que reflexión en otros... En los que no se entendería bien lo que nuestro primer mandatario quiso decir en esta ocasión.

Ya que, según aducen, de seguro el presidente Alan García al referirse a la envidia que corroería las entrañas de nuestros vecinos, al punto de verse impelidos a espiar a fin de averiguar por las susodichas razones, no estaría refiriéndose, sin duda alguna, a la abultada agenda social que aún tiene el país ante si... Vale decir, el déficit social acumulado durante las últimas décadas, en las que nuestra patria, primero inmersa en una profunda crisis económica, social, política y moral, no ha podido recuperar, más allá de los esfuerzos realizados, los grandes espacios ahí perdidos.

Como tampoco, sostiene más de uno de sus críticos, nuestro primer mandatario debió tener en mente el déficit institucional que durante esta segunda administración aprista en lo que va de nuestra historia republicana se vendría acumulando. Producto del extremado sesgo presidencialista que se le estaría imprimiendo a nuestro régimen político, debido al debilitamiento de los otros dos pilares de nuestro régimen democrático. A saber, el primer poder del Estado, el Legislativo, y el Poder Judicial, hoy sometidos a severa crítica en el seno de la opinión pública y de los medias.

Ni mucho menos, sus más ácidos críticos dicen, la continuidad de una de las versiones más radicales del modelo neoliberal en el continente latinoamericano. Pues en el caso peruano, esta habría sido posible no solo a expensas del sacrificio de la base social que lo secundó, sino también de su propia organización política. La que hoy se debate en medio de un proceso que debería, si de construir un país de primer mundo se trata de aquí al año del Bicentenario, conducir a su modernización, que pasa por la renovación y el cambio. Como se ve, habría pues no pocas razones para no envidiarnos...

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