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¿MÁS QUE PALABRAS?

Los puntos más resaltantes de la Declaración de Lima
Para el ciudadano de a pie, la V Cumbre de jefes de Estado y gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (ALC-UE) significó calles cerradas, congestión vehicular, máxima seguridad y un fin de semana largo para viajar; pero, qué es lo que realmente nos dejó este importante encuentro internacional que no se repetirá hasta el 2010. Entérese a continuación y juzgue usted mismo…
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¿MÁS QUE PALABRAS?

Con el lema Respondiendo juntos a las prioridades de nuestros pueblos, el cónclave que reunió a las autoridades de 60 países dio como fruto la llamada Declaración de Lima, documento de 57 puntos con propuestas genéricas y afirmaciones de buena voluntad concentradas en tres ejes centrales: las relaciones entre América Latina y la Unión Europea (UE); pobreza, desigualdad y exclusión social; y protección del medio ambiente, cambio climático y energético.

 

Sobre el primer punto se señaló la necesidad de redoblar el esfuerzo en las negociaciones para alcanzar acuerdos de libre comercio entre los distintos bloques de América Latina y el Caribe con Europa, justo en medio de las dificultades para que la Comunidad Andina de Naciones logre arribar a una posición única que permita concretar un TLC con la UE. En ese sentido, es necesario recordar que Europa es el principal inversionista y donante de ayuda oficial al desarrollo en Latinoamérica, y el tercer socio comercial de la región después de Estados Unidos y Asia.

 

En lo que respecta al segundo eje, la declaración fija una ambiciosa agenda para los dos próximos años en lo que respecta a la erradicación de la miseria y al logro de un crecimiento económico sostenible. "La lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión a fin de alcanzar o aumentar la cohesión social es una prioridad política clave de la asociación estratégica entre nuestras regiones", reza un artículo del documento. Sin embargo, no se puede negar que los objetivos han quedado en meros acuerdos, sin metas definidas ni cifras de inversión para paliar dos de los más graves problemas que enfrenta América Latina.

 

Si bien los mandatarios se mostraron profundamente preocupados por la crisis alimentaria y el alza en los precios de los productos de primera necesidad, y se comprometieron a adoptar acciones inmediatas, lo cierto es que no se informó acerca de cuáles serán esas medidas concretas.

 

En relación a este tema, durante la Cumbre se generó una controversia sobre los biocombustibles, que causó críticas de algunos sectores europeos que aseguran que la producción de estos pone en peligro la naturaleza. También surgieron visibles diferencias en la comunidad latinoamericana: mientras Brasil pretende liderar la producción no solo regional, sino mundial, de estos nuevos combustibles; Bolivia y Venezuela expresaron abiertamente sus reparos. Al respecto, la Declaración de Lima solo expresa la voluntad de intercambiar experiencias sobre tecnología, normas y regulaciones sobre biocombustibles.

 

¿ACUERDOS SIN COMPROMISOS?

En cuanto al cambio climático, los países participantes se han comprometido a promover la diversificación de fuentes de energía y se ha puesto las bases del proyecto EUROCLIMA como mecanismo de intercambio de información sobre al cambio climático en América Latina, para ser aplicado sin perjuicio de las respectivas políticas nacionales.

 

"Procuraremos fortalecer el régimen global del cambio climático (…) asegurando mayor financiamiento y flujos de inversión para la mitigación y la adaptación, de una manera efectiva y justa", dice un artículo de la Declaración de Lima. Lamentablemente no se ha concretado mucho; salvo el compromiso de los países de la UE de avanzar con el Protocolo de Kyoto y reducir hasta en 20 por ciento más las emisiones del carbono para el 2020.

 

El documento también reconoce vagamente la necesidad de seguir investigando e invirtiendo en la búsqueda de fuentes de energía limpia y renovable. "Promover el mejor acceso y el mayor uso de fuentes innovadoras de energía renovable e iniciar, para la próxima cumbre (a celebrarse en el 2010), actividades de investigación en esta materia y sobre eficiencia energética", señala la Declaración de Lima en otro de sus artículos.

 

Conviene señalar que este tipo de reuniones no son otra cosa que espacios políticos con alcances limitados, sin carácter jurídico, cuyas conclusiones no son vinculantes, y en donde los Jefes de Estado se cuidan en demasía de no usar la palabra compromiso.

Sin embargo, a diferencia de las cuatro cumbres ALC-UE anteriores, esta última planteó por primera vez metas concretas sobre el papel, como los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas, puesto que los países participantes se obligan a erradicar la desnutrición en los niños menores de tres años y a universalizar la atención a las madres gestantes y la educación preescolar para el año 2020. Como dice un conocido refrán, "algo es algo", "peor es nada".

 

¿IMPACTO NEGATIVO?

Biocombustible es el término con el cual se denomina a cualquier tipo de combustible que derive de organismos recientemente vivos o sus desechos metabólicos, tales como el estiércol de la vaca. Los combustibles de origen biológico pueden sustituir parte del consumo en combustibles fósiles tradicionales, como el petróleo o el carbón.

Los biocombustibles más usados y desarrollados son el bioetanol y el biodiésel. El primero se obtiene a partir de maíz, sorgo, caña de azúcar, remolacha o de algunos cereales como trigo o cebada. El segundo se fabrica a partir de aceites vegetales, que pueden ser ya usados o sin usar.

 

Para muchos expertos, el uso de biocombustibles tiene impactos ambientales negativos, debido a que, pese a que en las primeras producciones de esta nueva fuente de energía solo se utilizaban los restos de otras actividades agrícolas, con su generalización y fomento en los países desarrollados, muchos países subdesarrollados, especialmente del sureste asiático, están destruyendo sus espacios naturales, incluyendo selvas y bosques, para crear plantaciones para biocombustibles. La consecuencia de esto es justo la contraria de lo que se desea conseguir con su producción: los bosques y selvas limpian más el aire de lo que lo hacen los cultivos que se ponen en su lugar.

 

Otras de las causas del impacto ambiental son las debidas a la utilización de fertilizantes y agua necesarios para los cultivos; el transporte de la biomasa; el procesado del combustible y la distribución del biocombustible hasta el consumidor. Varios tipos de fertilizantes tienden a degradar los suelos al acidificarlos. El consumo de agua para el cultivo supone al mismo tiempo disminuir los volúmenes de las reservas y los caudales de los cauces de agua dulce.

 

Al comenzar a utilizarse suelo agrario para el cultivo directo de biocombustibles, en lugar de aprovechar exclusivamente los restos de otros cultivos, se ha comenzado a producir un efecto de competencia con la producción de alimentos, resultando en el aumento del precio estos.

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