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REVISTA

TRAGOS DE AÑO NUEVO

De un año que despedimos a otro que esperamos
Las celebraciones continúan y estas vienen cargadas de derroche. Para empezar un Nuevo Año, de la misma manera, preferimos la abundancia, la algarabía, la bulla, el color, que pueden sintetizarse en formas de copas y vasos que, servidos esa noche, nos invitan a brindar por ustedes y por nosotros, por un 2010 de éxitos, lleno de bendiciones...
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TRAGOS DE AÑO NUEVO

Me siento en la barra, tratando de ponerle color a cada vivencia de un 2009 que casi se escapa: personas y circunstancias que pasan, muchas de ellas quedan, acompañando nuestros recuerdos.  Personas y circunstancias que calan hondo, que hacen su nido y se acurrucan, algunas que se resisten al olvido, otras que se aferran y prefieren permanecer hasta que la inconsciencia las borre.

Un 2009, en líneas generales, bueno. Diferente por quienes llegaron, sorprendente por quienes volvieron sin ser llamados. Un año para agradecer, para bendecir, para fortalecer nuestras inseguridades, un año con nuevos integrantes en la familia; con otros que se fueron tomando ese camino que no permite regreso. Un año de luchas, de pequeños triunfos, de altibajos emocionales, de esperanzadoras proyecciones. Un año que da paso al cierre de la primera década del tercer milenio, y por ello su particularidad.

Un año que me permitió escalar arañando, y que me enseñó a retroceder con prudencia para cambiar la dirección del camino que parecía seguro; un año de amores y desamores; de justicias e injusticias; de estrellas que se apagaron en el firmamento de la fama. 

Un 2009 que hice mío, por la madurez de mis años y no por otro motivo que pareciera más convincente. A cierta edad, las mujeres adquirimos ese derecho sin merecerlo. Un año que me permitió leer mensajes, conocer nombres, aunque sea solo nombres a través de este medio. Nombres a los cuales agradezco.

Sigo sentada en la barra y los recuerdos se hacen presentes, dejan ese velo oscuro que encierra el pasado y viven el hoy que quiero; este hoy en el que necesito retener –gracias a esas complejidades humanas de aferrarnos a lo bueno- las mejores remembranzas y las personas inolvidables.

Esta barra me muestra a través de sus formas y colores, que puedo perderme en los pensamientos, sin temor a perder el equilibrio de mis emociones.  Es que esta barra no me invita solamente a beberme los tragos amargos de los malos recuerdos; este espacio me estimula sin dosis de alcohol, sin sonidos estridentes más que los de mi propia música, ni me incita por su penumbra o sus luces de colores…

Esta barra soy yo misma, en la dulce compañía de mis propias vivencias, en la calidez de una mano amiga, de un saludo amable, de una sonrisa inolvidable, del cuidado gratuito que a cada instante se extraña, de la conversación agradable. Esta barra me ayuda a interiorizar este 2009 que va de salida y me anima a esperar un 2010 con optimista inquietud. Es este un particular momento, necesario porque así lo obliga la conciencia. 

El balance de fin de año es una práctica inminente para quienes deseamos bajarnos del mundo aunque sea solo unos minutos. De pronto se cae el velo y estamos otra vez en carrera para buscar la familiar mirada de alguien que levantando su copa nos diga salud, por un año que se ha ido y otro salud inmediato por el 2010 que ha llegado.

UNA BARRA DE AMIGOS

Mucho nos gustaría poder compartir las mismas aficiones con todos los que posan su atención en esta nota, sin embargo reconocemos que en la variedad de gustos y preferencias está la riqueza de las relaciones humanas. Quienes comúnmente nos visitan, saben de este, nuestro estilo de hablar en primera persona, de plasmar conocimientos, vivencias, investigaciones e inquietudes, todo a partir del interés que nos suscite el tema. Nadie puede expresar lo que ignora.

Por ello los traigo a conocer un lugar, una tasca, una taberna, un bar, como lo deseen llamar vuestras particulares exigencias. Acostumbrada estoy a visitar restaurantes, a adentrarme en las cocinas y conocer el corazón de cada uno.  Converso con cocineros, historiadores, empresarios culinarios y gente relacionada a la gastronomía y aprendo de ellos cada día.

Esta vez escogí recibir, a través de estas líneas, un Año Nuevo entre tragos, bebidas espirituosas, de colores intensos y sabores coloridos, de ornamentos frutales y sensaciones incitantes.

Tragos frescos, peruanos e internacionales; conocidos en cartas e inventados en medio de la agradable y fugaz locura que estos producen; por ello no dudé en buscar a Katty y José Salazar, esposos, empresarios, seguros conocedores de lo que quieren, de buen gusto y de buen diente, exigentes consigo mismos para ofrecer lo mejor que tienen: un espacio acogedor, una barra de madera, música de todos los tiempos, deliciosos piqueos y tragos inigualables. Y esta tarde estuve con ellos y me nutrí de su locura, de su entusiasmo, de sus historias…

“Dick’s Bare, nació de una idea loca, de los muchos comentarios de amigos y familiares, que conociendo nuestro gusto por la buena comida y los tragos exóticos, además de nuestra afición por hacernos cargo de la cocina y ser quienes sirviéramos de anfitriones en fiestas y reuniones, nos animaron a hacerlo.  No pasó mucho tiempo y el sueño se hizo realidad”, nos cuenta Katty, locuaz y emocionada, mientras recuerda los inicios de esta aventura.

José, entusiasmado por las palabras de su compañera y sentado en la misma barra donde descansan copas y vasos de variadas formas y tamaños, recuerda que fue el 20 de julio de 2007, que en medio de una festiva inauguración entre familiares, amigos y clientes de estreno, compartieron tragos y piqueos, que dejaron  satisfechos a los visitantes.  “Al principio contábamos con una sola área de seis mesas y gracias a la acogida, tuvimos que ampliar a un salón reservado para cumpleaños y reuniones especiales”.

Toda la conversación con ellos, transcurre entre cerezas rojas, verdes, amarillas y anaranjadas, botellas de tequila, ron, pisco, zumo de limón, menta, granadina, jarabe de goma, frutas cortadas y todos los implementos necesarios que hacen de este bar, que se encuentra ubicado en la cuadra 19 de la avenida Ignacio Merino en el distrito de Lince, el mejor acondicionado, de acogedor aspecto y de obligada visita. 

“Vamos a los tragos”, me dicen, mientras disponen todo para la preparación de los mismos. Solo tomaré una pizca de cada uno -les digo a mis anfitriones de ocasión- porque después tengo un encuentro con quienes me acompañan semanalmente y no podría llegar en disminuidas condiciones a contarles, esta mi nueva aventura. 

LA CARTA DE TRAGOS

José y Katty entienden mi posición, mientras que César Revilla, el gráfico que me acompaña, asiente mi pedido, pues necesita buen pulso para lograr las mejores tomas e invitarlos a través de esta vitrina a pasar una velada de buen gusto. La compañía, la eligen ustedes…

El bar tiene una carta de más de 40 tragos, además de la refrescante cerveza.  Pero esta vez necesitamos algo para la ocasión.  Un buen año se despide como se debe; sin pensarlo mucho Katty nos ofrece una de las especialidades, creación de la casa y al que le pusieron “Último Momento”, pues nació en una celebración de un grupo de asiduos clientes, en donde quien cumplía años, pidió un solo trago que lo animara, que contenga mas que el resto, que sea la bebida especial para despedir la noche. De pronto en su mesa apareció una copa larga, tipo flauta pero lo suficientemente ancha para saciarlo: ron rubio, tequila, vodka, jugo de naranja y mucho hielo. Desde ese día, “Último Momento” es el regalo de la casa para los que cumplen años.

Aunque José es ciudadano norteamericano y reside en Chicago, tiene familia peruana que le inculcó amor por lo nuestro. Por ello el pisco, tiene un lugar predominante en su carta y en su preferencia. Así el toque criollo, lo pusieron dos tragos: Lima de Noche, con un celeste escarchado de hielo, en discreta copa y un aromático, delicioso y totalmente recomendable Pisco Sour de Maracuyá, que en el momento de su preparación, invadió el local con el aroma de la exótica fruta.

Hasta el momento, los colores y esencias naturales, habían desplegado más que antojos en esta particular tarde. Hay que ponerle algo de rojo a las fotos que acompañan nuestras líneas: una Margarita de Fresa y un Sparklin de la misma fruta, cumplen de sobra ese cometido. El primero al mejor estilo mexicano, con su infaltable sal y limón vistiendo de fino blanco el borde de la amplia copa; el segundo con gélido espumante, ideal para el brindis de Año Nuevo y al que le fijo la mirada para no perderlo de vista hasta el final de la tarde.

Llamó nuestra atención el Daiquiri de Chicha Morada, trago peruano, fresco, exportable. A estas alturas nombres como Laguna Azul y Amazonas, eran más que accidentes geográficos, obras de arte en tonalidades que estimulaban la sed de los presentes. 

Les pedí un último trago para la celebración que nos convocaba, así, no se hizo esperar el Ponche Dick’s de Año Nuevo, otro trago de la casa, que más que delicioso, se constituía en nutritivo: la algarrobina y el licor de almendras aportaban color y un irresistible aroma que se impregnó en las pretensiones de los que estábamos presentes.

Tenemos varios tragos en la mesa, tenemos suficientes motivos para celebrar, solo con verlos y admirarlos, la misión de este brindis está cumplida, finalmente optamos por ello. Los invito pues, un acogedor bar nos abre las puertas de martes a sábado, con anfitriones amigos y colaboradoras como Maireth, que trabajan con la satisfacción de hacerlo en un ambiente amical. En lo que a mi respecta, un discreto beso a cada copa para reconocer el olor y el sabor que debo transmitirles…

Yo vuelvo a mi espacio a solas y brindo por los buenos ratos y las mejores compañías, que aunque a veces decidan irse, viven mas cerca de lo que se cree. Agradezco a Dios y pongo a los míos bajo su protección. Y los míos no son solo quienes están bajo mi techo, son las personas con quienes trabajo, con quienes comparto, a los que veo siempre, a los que tengo en el recuerdo, a los que están lejos y a quienes no he vuelto a ver. Son mis proyectos, los vuestros, son ustedes.  ¡Salud por un Nuevo Año, Salud!

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