Resultan realmente preocupantes las últimas informaciones sobre acciones de apología del grupo criminal terrorista Sendero luminoso (SL). Primero, sobre una desactivada escuela de adoctrinamiento ideológico violentista en el penal Canto Grande donde, de manera increíble, cabecillas terroristas prohibían el ingreso de agentes penitenciarios a sus pabellones (2, 2B, 4 y 6B) que albergan a más de 300 subversivos, y les difundían proselitismo terrorista a sus familiares en días de visita, y a otros presos comunes captados.
Es gravísimo que autoridades del penal hayan permitido –por irresponsabilidad, desidia, ineficacia o temor– este tipo de proselitismo de una secta criminal de fanáticos que, en su mayoría, una vez excarcelados vuelven a sus cauces subversivos.
En el período de abril del año 2000 a abril del 2006 fueron liberados más de 2,000 terroristas convictos y confesos. En la actualidad, suman alrededor de 3,000; sin embargo, se les ha perdido el rastro pese a que muchos de ellos desarrollan en la clandestinidad trabajos políticos e ideológicos, forman células o captan nuevos adeptos.
Según otra información, docentes y autoridades de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos vienen siendo amenazados y amedrentados por alumnos que profesan ideología senderista. Al respecto, desde hace muchos años se ha advertido sobre rebrotes terroristas en el citado centro de estudios.
En octubre del año 2006 se reveló que el sindicato de trabajadores administrativos y su dirigencia ligada a SL ocupaban puestos estratégicos, y en el 2007 aparecieron otros grupos pro senderistas; también existen eternos estudiantes que estarían difundiendo doctrinas violentistas.
Preocupa, además, que actualmente en el sector educativo nacional laboren unos 460 implicados en delitos de terrorismo que podrían influenciar ideológicamente a los estudiantes.
Por último, además de que la ex número dos de SL, Elena Iparraguirre, ha manifestado que su grupo pretende presentarse a las próximas elecciones, su principal cabecilla Abimael Guzmán –quien en la década de los ochenta creó una maquinaria criminal para desquiciar al Estado–, el pasado 11 de diciembre presentó su libro “De puño y letra”, en el que hace una abierta apología del terrorismo y reafirma la condición totalitaria y extremista de ese grupo criminal.
En este contexto, el gobierno debe enfrentar la apología terrorista de forma más decidida. Tiene que ser eliminada toda ideología terrorista por transgredir la democracia y el Estado de Derecho, debilitando los valores de la población y atentando contra el desarrollo de nuestra sociedad.