Alan García, que con desprecio se refirió al complejo arqueológico de Puruchuco y que junto con el alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, calificó a nuestras ruinas como "unas cuantas piedras" que impiden el progreso de la ciudad, ahora con hipocresía se rasga las vestiduras para criticar un atropello aislado que él practica con asiduidad.
García, quien critica a los colegiales que dañaron Chan Chan, es el mismo que presenta proyectos de ley para quitarle atribuciones al Instituto Nacional de Cultura (INC). Lo hace con el objeto de construir de manera masiva y desordenada, arrasando con nuestro riquísimo patrimonio cultural.
El proyecto de ampliación de la Av. Javier Prado partiría en dos al complejo arqueológico Puruchuco - Huaquerones dañando para siempre e irreversiblemente un hermoso complejo cultural.
Los trabajos sin planificación de la municipalidad limeña han dañado la Huaca San Marcos de la la cultura Maranga. Se destruye nuestro patrimonio histórico y se destruye nuestro patrimonio visual.
La ambición y las ansias de negocios de nuestras autoridades del gobierno central y municipal permiten que se construya, por ejemplo, en los acantilados de la Costa Verde, cuando es zona monumental.
Lima se ha convertido en una ciudad desagradable, llena de enfermedades sociales, con zonas monumentales abandonadas y en franco proceso de deterioro.
Quieren convertir a la Quinta Heeren en una unidad vecinal; los hospitales Dos de Mayo, Loayza y Larco Herrera, quieren ser destruidos para rematar sus terrenos pasando por alto que son representantes de un hermoso pasado republicano que tuvo en la arquitectura de lugares públicos un momento estelar.
Nada de eso le importa a García ni a Castañeda. Hay que destruir para ceder espacio a las empresas constructoras. La cultura no importa, menos la tradición, lo que manda es el faenón.
El Cusco sufre por los embates de las empresas de construcción. El INC local, presionado desde Lima, tiene que ceder y dar permisos para que se construyan sobre restos arqueológicos.
El Valle Sagrado pronto será urbanización Valle Sagrado y todo lo que significó estará bajo montañas de ladrillos, resorts, hoteles, hostales y sitios de mala muerte. No hay desarrollo urbano y mucho menos planificación de la ciudad.
Los restos arqueológicos se ven como prescindibles cuando deberían preservarse, pues son los que le dan personalidad a una ciudad.
Cuando uno analiza con frialdad lo que viene sucediendo, se percata del increíble daño que Alan García le viene haciendo al país.