DESORDEN EN COMAS

Hace mucho tiempo que la Municipalidad de Comas no tiene como prioridad el gobierno en la urbanización San Felipe. De ser una zona residencial de clase media se ha convertido en una mala copia de cualquier zona popular donde cunde la falta de autoridad. 

La ausencia de la gestión edil es notoria en todos los espacios de este sector. En San Felipe la gente hace lo que quiere y la municipalidad hasta promueve con su ineficacia el caos en sus calles y avenidas. Veamos un claro ejemplo.

Antes de finalizar el año 2009, se terminó de ‘asfaltar’ la avenida Lima. Esta obra se realizó prácticamente en tres días. Si aprecian las fotos de esta nota comprobarán que el resultado ha sido una pista construida al ‘guerrazo’ con un baño de brea que solo durará tres años y las actuales lluvias contribuirán más a su deterioro.

El asunto no queda allí, pues si bien es cierto que los vecinos se han percatado de la improvisación, la desazón cobra más fuerza cuando el desmonte que ha generado la obra aún no se recoge, y, en consecuencia, promueve que individuos de mal vivir arrojen desperdicios orgánicos e incluso más desmonte en las zonas laterales de la avenida.

Esta ha sido la manera sistemática de trabajo del alcalde Saldaña, quien adicto a la figuración, difunde y publica sus logros a través de imágenes que no corresponden a lo que dice la realidad.

DUEÑOS DE LAS CALLES

Hace un tiempo pertenecía a la directiva del Comité Cívico Vecinal del Parque Manhattan, institución que vela por la sana convivencia alrededor de uno de los parques más grandes del Cono Norte. Enviamos un documento pidiendo el desalojo de restaurantes ambulatorios en la avenida Lima. Han pasado más de ocho años y los informales siguen allí por las noches vendiendo anticuchos y picarones.

Esto no es nada en comparación con lo que sucede en la avenida Universitaria, donde existe todo un mercado callejero con más de 200 vendedores de verduras, abarrotes, carnes y animales vivos que ya lleva más de 10 años ocupando la pista auxiliar de esa transitada avenida.

No importa la congestión, el caos peatonal, la contaminación ambiental y la suciedad que se impone. Al parecer hay funcionarios ediles interesados en que los vendedores sigan allí hasta no se sabe cuando.

El alcalde Saldaña Reátegui que vive a cinco cuadras del lugar no ha logrado desalojar a todos estos informales, simplemente porque no ha tenido la voluntad para hacerlo; sin embargo, diariamente cobra un cupo por ocupar espacios ilegales. 

Igualmente el cruce de las avenidas Universitaria y San Felipe es otro malestar. Incluso hay una agencia municipal la cual contempla diariamente como los vendedores de comida y los choferes de mototaxis invaden la calle e invitan a que otros sigan expandiendo un nuevo mercado informal.

Reitero, no hay autoridad en la urbanización San Felipe. Tiene que haber tragedias o sucesos de sangre para que recién se apliquen las ordenanzas municipales. Hay una enorme ignorancia de la gente, que se olvida de la salud humana por el afán de hacer negocio.

Se pone en riesgo la vida de todos los sanfelipanos cuando, por ejemplo, en plena vereda cercana a la pista principal de la avenida San Felipe un vendedor de camote, relleno y chicharrones expone su aceite caliente, hirviendo, para el peligro de todos los que circulan por la zona.

Y la alcaldía, o se hace de la vista gorda o hay algún entripado que se resuelve con unos soles adicionales, o sea, corrupción. He visto hasta funcionarios de la municipalidad comiendo en estos locales del caos. Es solo un caso que grafica cómo se vive por aquí.

LA MUERTE MOTORIZADA

Llega al hartazgo escribir sobre las benditas mototaxis. Estos vehículos se han convertido en la oferta más atractiva para elevar el presupuesto de la pobreza. Te compras uno y sales a las calles. Por lo que se ve no se necesita ni siquiera la licencia de conduicir. No hay límite de edad, cualquiera puede manejar estas motos.

Y la policía mira y remira pero en ningún momento ejerce su autoridad. No existe la Policía Nacional en el tránsito de la urbanización San Felipe, demás está el Nuevo Código de Tránsito porque por esta zona nunca se aplica.

En este contexto, las mototaxis han instalado su reino y la lengua popular cuenta que en ellas se producen violaciones, robos y secuestros al paso. Y es que todo se puede con sujetos y hasta menores de edad que no tienen la más mínima noción de educación y servicio público.

Ninguna mente en su sano juicio puede concebir a una mototaxi circulando por avenidas de alta velocidad como la Universitaria o la Panamericana Norte. ¿Qué debe suceder para que se norme la ruta apropiada para estos vehículos motorizados? ¿Acaso tiene que haber un episodio espectacular con muerte de niños para que recién el burgomaestre de Comas solucione esta anomalía urbana?

Sin duda, el alcalde Miguel Saldaña no es ningún ingenuo en política. Quizá dentro de sus cálculos políticos el caudal electoral de San Felipe no está en sus prioridades. Ha preferido inaugurar obras en las zonas más pobres de Comas y con esto satisfacer una demanda que otros alcaldes obviaron. De esta manera, piensa que se ha ganado la simpatía con relación a su posible tercera reelección y que con el voto de estas zonas le es suficiente.

Resulta muy populista inaugurar pistas y veredas en zonas muy pobres con una escasa cultura de pago de impuestos municipales, no pasa lo mismo en la urbanización San Felipe que alberga clases medias sólidas que continuamente pagan sus arbitrios e impuestos prediales.

Lo que sí es peligroso es la indiferencia política que que se respira en esta parte urbana de Lima Metropolitana. No existe ninguna agrupación importante que supervise o canalice los reclamos sociales ante la Municipalidad de Comas.

Una población más identificada con sus problemas y con capacidad de denuncia, hace tiempo que hubiera solucionado los mencionados principales problemas del distrito sumados a la corrupción y el “ayayerismo” que el actual alcalde de Comas ha sabido cosechar en sus ocho años de gobierno.