EL BALANCE EN EL 2011

No tergiversemos. Si en las elecciones generales del 2011 hay temas que van a contar a la hora que el elector emita su voto para escoger a quien asumirá la más alta responsabilidad en el Perú, no son los problemas de segundo orden los que este tomará en cuenta aquel día. En ese momento, de seguro, confrontado a su destino y al del país, dejando atrás lo que pertenece simple y llanamente a lo superficial en el campo de la política, tomará en consideración básicamente lo que pudo ser el Perú del 2011 si las cosas hubiesen sido diferentes a partir del 2006.

En tal sentido, en aquel momento, bajo la presión del estrés que se originará al saber, tal como más de uno sostiene, que una vez más nuestro país se encontrará sobre el filo de la navaja como en el 2006, se preguntará si las causas que contaron cinco años antes prevalecen aun en el escenario de las elecciones del 2011... Evaluará así, si la inequidad hacia cinco años imperante disminuyó o, muy por el contrario, más allá de lo que diga el gobierno que se encontrará en sus días postreros, aumentó desafiando así los asertos oficiales por más que se sostenga lo contrario...

Se preguntará también, de verificarse lo que muchos en la soledad admiten a pesar de que públicamente sostengan lo contrario, por qué a nivel institucional nuestro país presenta tal déficit... al punto que el Parlamento de la República y el poder Judicial, sumidos en un ignominioso marasmo, sean prácticamente redundantes ante los ojos del peruano de a pie... al punto de que las organizaciones políticas en lugar de madurar como tales se hayan convertido sin excepción alguna en clubes de oportunistas que lo único que quieren es servirse del poder y nada más...

Y al plantearse ambas preguntas, se interrogará ligándolas sobre las razones que tuvieron los que gobernaron en coalición nuestro país durante los últimos cinco años a fin de no fortalecer y, muy por el contrario, debilitar así estas instituciones... Negándole a nuestra patria la posibilidad de que pueda procesar, como debe hacer todo país que se dice con futuro, las contradicciones que surgen entre los diferentes grupos y clases que la conforman como consecuencia de la dinámica económica, social y política que la anima... no garantizando así la sostenibilidad de la democracia.

En ese momento, tarde será para aquellos que habiendo gobernado el país creyeron que era suficiente solo el concurso de fuerzas impersonales que emanan del mercado y la voluntad de un líder para que una clase media que permita estabilizar la dinámica económica, social y política de un país como el nuestro se constituya. Verán que su apuesta por el neoliberalismo les impidió construir un Estado genuinamente moderno desde donde es posible implementar medidas a fin de transformar a nuestra sociedad en una de igualdad de oportunidades... En una tierra de justicia social.