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REVISTA

CARNAVALES 2010

Días de desenfreno
En carnaval todo está permitido, mojarse y mojar al otro, pintarse y deambular por las calles con una picara alegría que raya muchas veces con la perversidad. Son días de rebeldía social que ponen en jaque a la Policía y vecinos, nadie sabe a ciencia cierta por qué febrero supone esta suerte de anarquía, sin embargo, cada año vuelve y se instala entre nosotros.
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CARNAVALES 2010

LOS CARNAVALES DE ANTAÑO

Los que creen que los carnavales hoy en día son más agresivos o violentos que los de antaño están ligeramente equivocados, la tradición de celebrar los carnavales siempre ha supuesto desenfreno y límites establecidos rotos.

Los carnavales llegaron con los españoles y la conquista. Como no podía ser de otra manera, están asociados también a la religiosidad, aunque desde una perspectiva diferente, de oposición total. Antes de la Semana Santa se celebraban los tres días de carnaval, exactamente los días previos al miércoles de ceniza.

En ese lapso todo se podía hacer, era un espacio perdido marcado por el libertinaje, la posibilidad de jugar juegos prohibidos y de manifestarse al mundo con otro rostro, de allí el uso de máscaras en las fiestas. Todos lo celebraban, esclavos, libertos, damas de sociedad, caballeros almidonados, todos confluían en este universo carnavalesco de disfrute y placer.

En el siglo XVI y XVII la presencia del agua durante el carnaval era importante, hombres y mujeres se arrojaban las llamadas “alcancías”, que eran cascarones de barro que contenían agua perfumada y coloreada como parte de la diversión. Pero no es hasta la época de la República que el juego se intensificó.

Los balcones y veredas limeñas se convertían en escenario de una feroz guerra de aguas perfumadas, en el mejor de los casos, o agua de acequia en el peor. No todo era agua de rosas o de lavanda, también los rufiancillos de barrio sabían cómo fastidiar a las jovencitas de la época. Para el siglo XIX el primer domingo de Cuaresma al medio día era el momento elegido para arrancar la batalla.

Los globos de agua de nuestros días eran reemplazados por creativos cascarones de huevo rellenados con agua y sellados con cera, que eran lanzados como armas letales entre jóvenes y chicas que voluntariamente participaban de la experiencia. Ellas desde los balcones y ellos escondidos en las callezuelas más tradicionales.

Jeringas de lata también servían en la tarea de sorprender al enemigo, porque en el juego del carnaval el factor sorpresa es la clave del éxito y del ataque.

Sin embargo, en los barrios más populares, “los de abajo del puente” la historia era un poco más violenta, si se quiere más democrática y universal, todos participaban, lo hubieran querido o no. En los años treinta hizo su aparición la más letal y peligrosa arma de carnaval, “la matachola”, una media llena de talco que era agitada en el aire para que el golpe sea más certero y produzca más dolor.

VÁNDALA DIVERSIÓN DE FEBRERO

Con el pasar del tiempo los carnavales se fueron agitando, violentando, despertando erráticamente lo peor de los participantes. Se fue reduciendo la violencia a los sectores más populares y marginales ya que las casas más acomodadas desecharon todas las muestras de agresión, combinando la pica pica y serpentina, con pétalos de flores, un inocente juego que en nada se parecía al de los callejones de la Lima más antigua.

La llegada del Ño Carnavalón era una tradición que en la actualidad se ha perdido en la capital por completo, una especie de rey Momo que simbolizaba el espíritu del carnaval. Un muñeco que era paseado por la ciudad enardeciendo la euforia de la gente. En el segundo gobierno de Manuel Prado Ugarteche, en 1958, se prohibió el juego de carnavales en las calles porque el grado de violencia fue demasiado escandaloso.

La población sentía miedo de salir durante esos días, ya que de la “matachola” pasaron a palos y piedras, un desenfado propio de vándalos, fue así que el gobierno con Decreto Supremo y todo ordenó suprimir el juego de carnaval desde 1959 en todo el país.

Es decir, la violencia no es exclusividad de estos años, la naturaleza festiva del carnaval es convertida inexplicablemente en un juego de golpes y ataques furtivos, es por eso que este año la Policía Nacional del Perú en el marco del Plan Carnavales 2010, ha destinado a 5,000 efectivos para la vigilancia de las calles durante el mes de febrero.

Desde el primero de este mes las patrullas policiales buscan evitar y reprimir los actos que atenten contra la tranquilidad y seguridad de transeúntes y transportistas. El Plan contempla castigos de hasta ocho años de cárcel para aquellas personas que causen lesiones graves, y si fueran estos agresores menores de edad serán recluidos en centros de rehabilitación juvenil.

Los distritos más vulnerables en Lima son Ate Vitarte, Breña, La Victoria, Carabayllo, Comas, el Rímac, Surquillo, el Cercado, Villa María del Triunfo y Villa El Salvador, puntos críticos de la ciudad que esperan ser controlados por las fuerzas del orden.

CARNAVALES EN EL INTERIOR DEL PAÍS: UN EJEMPLO

¿Por qué ciudades como Juliaca, Arequipa o Cajamarca celebran los carnavales como una fiesta de folclore y tradición? Se han preguntado, ¿qué tienen estas hermosas ciudades que han logrado mantener un carnaval que atrae a turistas peruanos y extranjeros a sus tierras?

Cajamarca es la Capital del Carnaval Peruano, y fue llamada así por una ley del Congreso de la República. Este año nuestra bella ciudad ha preparado un itinerario de fiesta y color. Ño Carnavalón y compañía dan la bienvenida a la alegría, un gran corso con motivos alegóricos, danzas, música y una vibra contagiante de verdadero espíritu de carnaval que espera recibir a más de 30 mil turistas.

Del 13 al 15 de febrero se celebrará a lo grande el gran Carnaval, la ciudad se viste de euforia y emoción para festejar una tradición que ha sobrevivido el tiempo, una fiesta que involucra a todos convirtiendo a Cajamarca en un lugar infaltable en el calendario turístico del país en estas fechas, un orgullo nacional que busca legitimar la presencia de cada ciudad como auténtica.

Es una lástima que Lima se haya convertido, a diferencia de Cajamarca por ejemplo, en una ciudad vigilada durante los carnavales. Si retomamos la costumbre de concentrar la celebración en tres días sería un buen inicio para reconstruir una tradición fragmentada por la violencia y el vandalismo.

FELIZ CARNAVAL PARA EL QUE DESEA JUGAR

Nadie pretende que la represión sea la pauta para este caluroso febrero pero es importante que los chicos jueguen carnavales con los que deseen jugar, la imposición del carnaval es lo que debe ser frenado. Además si tenemos en cuenta que el agua es un bien sagrado por administrar, no estaría de más encontrar un reemplazo a los globitos de carnaval.

Febrero es un suplicio para aquellas personas que se sienten expuestas a los baldazos de agua al salir a trabajar, es una fiesta para los palomillas que aprovechan estos días para dar rienda suelta a sus instintos subversivos, es un deleite para los que saben celebrar en bailes y fiestas entre amigos... El carnaval llegó y es deber de cada uno encontrar la manera de disfrutar.

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