Banner Tuvivienda
Jueves 02 de mayo 2024   |   Contáctenos
REDES SOCIALES
Martes 27 de marzo 2012

La ecofamilia

La familia es la célula fundamental de la sociedad y un producto cultural que se va transformando a través de los tiempos.
La ecofamilia
Foto: mexico.cnn.com

Actualmente nos enfrentamos a grandes cambios económicos y sociales que repercuten directamente en las estructuras familiares. Desde hace décadas, hemos visto o hemos participado en distintas situaciones familiares posteriors a los divorcios y a otros matrimonios o relaciones.

Hemos pasado también de la familia con muchos parientes a la familia nuclear, formada por la pareja y los hijos, y se han ido perdiendo vínculos y comunicación. La desestructuración familiar ha disuelto gran parte de las funciones educativas y de apoyo social que se desarrollaban en las familias extensas, los clanes, los barrios y las comunidades. El proceso que institucionaliza estas capacidades naturales propias de todo ecosistema humano saludable no deja de suponer unas acciones muy temporales, con escaso movimiento formativo de tejido social.

Es muy importante observar que el predominante modelo de familia nuclear sigue siendo el bloque de construcción de la sociedad consumista, y que los condicionantes económicos y culturales a que estamos sometidos como pequeña familia, y aún más como personas individuales, no permiten una práctica notable de los valores ecológicos ni la participación en los valores de ecología y sostenibilidad.

Sin darnos cuenta, dejamos de ser vecinos, perdemos consenso y capacidad organizativa y estamos fagocitados por el pensamiento único, por el estado y por la ciudadanía global.

Con la desaparición de los ecosistemas humanos, perdemos los vínculos sólidos a cambio de relaciones líquidas y/o virtuales, lo cual favorece el caos y el increment del egoísmo y la individualidad. Estas situaciones de dislocación social, sumadas a la creciente crisis energética, económica y ecológica, muestran ya situaciones muy alarmantes en muchas zonas del planeta y en muchos sectores de la sociedad. Los signos son tan claros y contundentes como para entender la necesidad de emprender modificaciones en nuestro estilo de vida.

¿Vale la pena perder el legado natural a cambio que unos pocos sean más ricos, totalmente indolentes a la destrucción de los hábitat y a la utilización de la atmósfera como si fuera un vertedero? Hablar de cambio climático es una forma políticamente correcta y demasiado trivial de explicar lo que le está pasando a nuestro planeta. Las señales que nos llegan de la naturaleza no son una simple advertencia meteorológica, son un recuerdo y una alarma de los poderes destructivos y de la intoxicación que le estamos causando.

Si dejamos a un lado muchos de los delirantes remedios cientifistas, la verdadera solución para curarnos consiste en limitar urgentemente la explotación y la productividad desorbitadas, basándonos en un replanteamiento de la economía con la redistribución de la riqueza y la solemne aplicación de la "4R": Reducir, Reutilizar, Reemplazar, Reciclar.

Esta transformación necesaria está directamente relacionada con la capacidad de reagruparse y de crear unos firmes vínculos de cooperación entre el vecindario y entre la comunidad. A partir de pequeños grupos y de familias extensas podremos articular redes vitales que nos permitan reducir y optimizar recursos.

Pero eso implica que hay que volver a aprender a convivir y a compartir más estrechamente unas relaciones que cuestionaran y pondrán en juego nuestros principios y nuestra identidad. ¿Es, quizás, nuestra asignatura pendiente?... ¡Uy, qué miedo, la intimidad, la sinceridad y el compromiso con los demás!

Ante una situación social y ambiental tan crítica, hay que plantearse seriamente si vale la pena inverter más en dinámicas sociales de comunicación y mediación para templar nuestras capacidades creativas, emocionales y espirituales, y así recuperar formas de coexistir con más arte y armonía. Con un imaginario cultural actualizado, con nuevas estructuras familiares revitalizadas y con la aportación de la coherencia de un buen vecindario, de los ecopueblos y de las pequeñas comunidades, participaríamos mucho más activamente en la regeneración del planeta y conseguiríamos un mundo y una vida mejor para todos, para nuestros hijos e hijas y para las futuras generaciones.

(Escrito por Casals Carme Lanero en La Eco)

Participa:
Valorar
Cargando...
COMENTARIOS
0 comentarios
2018 Grupo Generaccion . Todos los derechos reservados    |  
Desarrollo Web: Luis A. Canaza Alfaro    |    
Editor de fotografía: Cesar Augusto Revilla Chihuan