[Colombia] El fútbol nos quitó el estrés

Por él olvidamos momentáneamente el 'carrusel' de los concejales capitalinos, el novelón de Interbolsa, las odiosas pensiones millonarias y la pasión turística de algunos magistrados que viajan hasta la China a leer sus casos.

El gol es la felicidad, el autogol es la tragedia, lo decía mi último jefe político, Salvador Allende, aquel médico socialista víctima de la ultra-izquierda y de la ultraderecha en Chile. El fútbol es la octava maravilla y ayer vistió a media Colombia de amarillo. Por él olvidamos momentáneamente el ‘carrusel’ de los concejales capitalinos, el rocambolesco novelón de Interbolsa, las odiosas pensiones millonarias y la pasión turística de algunos magistrados que viajan hasta la China a leer sus casos jurídicos.

El presidente Santos no llegó al estadio de Barranquilla porque visitaba a los ‘baisanos’ palestinos en Cisjordania y en Jerusalén el muro de las lamentaciones. Por culpa del fútbol, aquí no le pusieron bolas a la sonriente foto en Londres del presidente Santos con el príncipe Carlos de Inglaterra. Ellos hablaron de ecología, de chuzadas telefónicas en USA y de las rebajas en Harrods.

Si en Barranquilla, por Falcao y Pékerman, bailaron 117 horas seguidas, en Cartagena por la elección de Miss Bolívar le llovieron calientísimos insultos a la exembajadora ‘Pum-Pum’ Espinosa y al director de El Siglo, Alberto Abello, miembros del jurado que dizque le robó la corona a la ‘candidata del pueblo’. Por culpa del patriotismo futbolero, ayer no le pusieron bolas al pedido de las Farc de aplazar las próximas elecciones; eso es más que exigirle a Pékerman que derrote a los alemanes en el Mundial de Fútbol en Brasil.

Sigue de moda Venezuela. El exvicepresidente José Vicente Rangel denunció por televisión que desde Colombia 18 aviones planean bombardear Caracas. Lo llamé y le dije: “Oye, chico,ese novelón es tan mentirosito como la subida al cielo de Remedios en la novela Cien años de soledad”. Eso me sonó a película de ficción, como para Michael Douglas, el actor que tenía cáncer en la garganta y se lo curó renunciando al sexo y al cigarrillo. Buena esa, Michael Douglas: que los hombres colombianos hagan lo mismo como medicina preventiva.

Me encanta pasar los ociosos ‘puentes’ en Bogotá para verla sin buses, sin bloqueos ni manifestaciones callejeras. Este ‘puente’ recorrí la capital y está reventada por el mugre, el abandono y el desgobierno que heredó Petro. Estamos tan mal que ya hay politólogos lunáticos que piden el regreso de ‘Sammy-Samuel’, el que nos prometió ríos de miel, un metro, autopistas y una película gratis: Lo que el viento se llevó.