Creación de espacios y desarrollo de actividades aportan calidad de vida a personas con síndrome de Asperger

La familia que tiene dentro de sus integrantes a alguien que padece del Síndrome de Asperger debe entender que este tiene un problema de salud vinculado a la capacidad de entender los patrones normales y habituales de comportamiento y por tanto sus códigos para relacionarse con los demás son diferentes.

“Hay quienes captan y perciben mejor las cosas del entorno a través de la vista, otros a través del oído y no de la manera usual, es decir, a través de una percepción integral. De la misma forma desarrollan una singular destreza en temas específicos como la música, manualidades, la informática o algunos deportes”, señalaron voceros de la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa).

El sistema de comunicación verbal no es igual en las personas con Asperger pues no entienden la comunicación tal y cual se usa en nuestro medio y cuando tienen que dirigirse a los demás suelen ser directos.

“No hacen rodeos, son muy directos y asertivos al extremo que esto puede ocasionarles dificultades porque pueden ser percibidas como personas que no tienen ningún tipo de consideración por la persona a quien les dice algo”, refirieron.

Este comportamiento debe ser comprendido pues no lo hacen intencionalmente, y por el contrario se les debe abrir espacios y conocerlos a fin de ayudarlos a desarrollar actividades para las que se encuentran aptos y no exigirles que desarrollen competencias para lo cual no tiene la suficiente capacidad y requerirán mucho tiempo y dedicación para desarrollar.

Identificación

Durante el primer año de nacimiento hay evaluaciones que pueden detectar la posibilidad de que un bebé esté presentando Asperger.

“Por ejemplo, al inicio del desarrollo infantil los niños a determinada edad tienden a fijar la mirada y las personas con Asperger no lo hacen; otro ejemplo se da cuando un niño tiende a alzar los brazos para buscar una reciprocidad, las personas que padecen este síndrome no lo hacen. Al contrario, cuando uno los toca o les pide que fijen la vista se ponen irritables”, anotaron.

En muchos casos los padres, por desconocimiento o por amor propio, no admiten que su hijo podría tener este síndrome, por lo que se recomienda, ante cualquier duda al respecto, acudir al centro de salud para que el menor sea evaluado.