Jueves 25 de abril 2024 | Contáctenos
Woodward, exjugador del Sheffield United, denunció ante la opinión pública lo que sucedió con él en manos del entrenador Barry Bennell, mientras jugaba para el club durante las décadas de 1980 y 1990
El fútbol inglés se encuentra en muy buena cuenta en medio de una seria crisis moral. Las denuncias planteadas por ex jugadores, quienes alegan haber sido víctimas de abusos sexuales en su juventud, remecen los cimientos del fútbol inglés. El número de llamadas que ha recibido la línea de Acción Telefónica, instalada el pasado jueves 1 de diciembre por la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad a los Niños (NSPCC), ha superado las 860.
Una investigación lanzada el domingo 4 de diciembre por la más alta autoridad del fútbol inglés, la Federación de Fútbol de Inglaterra, tiene como objetivo investigar estos actos que involucran, a decir del presidente de federación inglesa, a “seis o siete equipos”.
No es para menos, a lo largo de las últimas semanas, más de 20 ex futbolistas ingleses han asegurado que fueron víctimas de abusos sexuales o violaciones en el inicio de sus carreras profesionales. Los autores: nada menos que sus entrenadores u empleados de los equipos en los que ellos evolucionaban.
Según el comunicado que se hizo de conocimiento público a la hora de anunciar la investigación a cargo de una comisión presidida por la abogado Kate Gallafent, la investigación de naturaleza interna, estará orientada a saber lo que la Federación de Fútbol de Inglaterra y los equipos implicados sabían cuando estos hechos se suscitaron, al igual que las medidas y las acciones que se implementaron o no.
La presión que se ejerce sobre los clubes involucrados en el escándalo es enorme. Uno de ellos, el Crewe Alexandra Football, anunció el mismo domingo 4 de diciembre que había dado inicio a una “revisión de la forma en que el club había tratado las históricas denuncias de abusos”, después de que Andy Woodward, exjugador del Sheffield United, ventilará ante la opinión pública lo que sucedió con él en manos del entrenador Barry Bennell, mientras jugaba para el club durante las décadas de 1980 y 1990.
Hasta el momento, cuatro departamentos de policía británica se encuentran investigando distintas acusaciones. La Federación de Fútbol de Inglaterra ha manifestado, vía un comunicado, que trabajará con las autoridades a fin de “asegurar que no hacemos nada que interfiera o ponga en riesgo el proceso criminal”.
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