Desde el momento en que una persona es diagnosticada con diabetes, debe examinar y explorar sus pies a diario, estar atento a la aparición de una herida o al enrojecimiento para prevenir la aparición de lesiones y reducir las probabilidades de padecer una neuropatía (afección en los nervios de piernas y pies) lo que ocasiona pérdida de sensibilidad, cambios en el aspecto de los pies o que aparezcan úlceras que desencadenan en amputaciones.
El especialista del Hospital Nacional Dos de Mayo del Ministerio de Salud (Minsa), Dr. Dante Gamarra, sostuvo que el pie diabético es el reflejo de una diabetes descuidada, pues hay pacientes que llegan por Emergencia con múltiples complicaciones y que jamás se examinaron.
Por ello, recomendó que el tratamiento debe comenzar con el diagnóstico e iniciarlo con un buen cuidado de los miembros inferiores, pues los pacientes que padecen este mal deben mantener el control periódico de la glucosa, evitar el consumo de alcohol y tabaco porque estrechan las arterias y no favorecen a un adecuado aporte de oxígeno a los pies.
En los últimos 40 años, esta enfermedad se ha multiplicado seis veces y la úlcera en el pie es la complicación más frecuente, siendo que 25% de pacientes hospitalizados a causa de este mal, tienen pie diabético y la frecuencia de amputaciones es 17 veces mayor que en pacientes no diabéticos.
Entre otras recomendaciones, señaló que este grupo poblacional, además de mantener sus pies limpios y lavarlos a diario con agua tibia, tendrá que hidratarlos y humectarlos. Asimismo, deberá acudir con frecuencia al podólogo y utilizar calzados cómodos y amplios, donde cada dedo tenga espacio con holgura.