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LA TETA ASUSTADA

Llegó al Óscar
Verla ganar el Festival Internacional de Cine de Berlín y ahora verla llegar a la alfombra roja de los Óscar, es la incontrastable evidencia de que los sueños cuanto más grandes e inalcanzables parecen, más esfuerzo y trabajo demandan. Claudia Llosa es una cineasta peruana que no dudó en conquistarse y en el trayecto, conquistar un universo aún no recorrido por nadie.
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LA TETA ASUSTADA

EL ANTES DE LA TETA ASUSTADA

Barcelona es la ciudad de Claudia Llosa hace ocho años, allí emigró en busca de experiencia y de una realidad para su cinematografía. Arropada entre su nueva vida, lejos del Perú y de su familia concibe una historia que se convierte en un guión de cine, y luego se transforma mágicamente en una posibilidad fascinante para su futuro: Madeinusa.

El concurso del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en Cuba, parecía una buena manera de arrancar, envía su proyecto arriesgando el todo por el todo, y gana. Un premio que le valió la oportunidad de tener el apoyo de la cadena europea, Canal Plus. Y más adelante la coproducción española, encarnada en los productores José María Morales y Antonio Chavarrías, quienes se convirtieron, desde ese momento, en soñadores también y apostaron por una historia diferente.

Claudia Llosa es sobrina del escritor Mario Vargas Llosa y del cineasta Lucho Llosa, esto podría haber significado que ella diera por hecho una cantidad de buenas cosas, pero no fue así. El apellido Llosa lo ha hecho suyo sin necesidad de herencias; con una mirada peculiar, intimista por ratos, colorida por otros, ha conquistado un espacio propio en el mundo del arte.

Formada en Lima, Nueva York y España, acumuló experiencias que procesó ferozmente con la única intención, presumo, de obtener ese lenguaje visual y creativo que le valiera el reconocimiento que este domingo la llevará al Kodak Theater.

Sin historias superfluas malamente contadas, siguió el llamado de un mundo escondido, surrealista, que habitaba en el Perú que no le tocó de nacimiento, pero sí de corazón.

EL DESPUÉS DE LA TETA ASUSTADA

Un buscador de sueños podría definirse como aquella persona capaz de hurgar en cada resquicio del universo con férrea insistencia por encontrar su anhelo más profundo.

Claudia Llosa conoció esa identidad parada en el escenario del Festival Internacional de Cine de Berlín y seguramente la volverá a descubrir en la premiación de los Óscar, cuando registre, sentada en ese maravilloso teatro una vez más, que la La Teta Asustada es una de las cinco películas extranjeras más aclamadas.

Después de Madeinusa, Claudia se enfrasca en la búsqueda de su próximo sueño, su segundo largometraje. Escrito y dirigido por ella daría vida a una historia atrayente, perturbadora e intimista a la vez. Gracias a capitales privados la producción del filme contó con los recursos requeridos para desarrollar una cinta de alto nivel creativo.

Con un equipo de producción básicamente femenino, Claudia Llosa fue la artífice que hiló fino para que la mística de grupo no se pierda en el camino y la fe en el proyecto perdure.

El argumento, intenso y descarnado, lo inspiró una enfermedad llamada: la teta asustada. Indagando, ella descubre que este mal aquejaba a las mujeres cuyas madres habían sido violadas o torturadas durante el embarazo en la sierra peruana, en la época del terrorismo.

Fausta, su protagonista, sufre este mal, y debe enfrentar su miedo a los hombres y su terror a la vida al fallecer su madre, quien fue su único nexo con el mundo. Un miedo que se hereda por la leche materna, de allí el nombre en inglés The Milk of Sorrow. Un título que encierra una trama enrevesada y clarificadora al mismo tiempo.

"No se puede pasar la página sobre las víctimas del terror, los muertos no pueden esconderse bajo una sábana blanca, porque si no se aborda el pasado sin miedo, este vuelve a salir a flote", explicó a EFE Claudia Llosa antes del estreno de su película en el Festival de Berlín.

Ella no solo halló una identidad poderosamente única en esta película, sino que también consagró a Magaly Solier como una actriz innata y con un futuro de potencial insospechado.

Magaly no había pisado una sala de cine jamás, y ya era la protagonista de una película, la capacidad de Claudia para ver en ella eso que ahora el mundo entero ve, vale mucho. Le cambió la vida a una joven mujer de 23 años, que cantó en quechua y deslumbró a los asistentes al Festival en Berlín.

Sin duda a Claudia Llosa le debemos agradecer que el domingo 7 de marzo nos regale a los peruanos una emoción única al ser por primera vez nominados en los Óscar. Una difícil batalla que ya de por sí es un triunfo en sí misma. Una emoción que compartimos con ella y esperamos, continúe inspirándola.

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