LO QUE OTROS NO VEN

Aunque la propia autora se encargó de desmentir que su libro fuera autobiográfico, una lectura veloz de la novela es suficiente para concluir que buena parte sí ha sido basado en hechos reales o por lo menos que aparentan serlo.

Nadie puede afirmar con certeza que las situaciones y los diálogos que se cuentan en el libro sucedieron en la vida real, pero resulta evidente que la autora ha querido entretenerse jugando sobre la delgada línea que separa la realidad de la ficción en algunas novelas.

El propio Jaime Bayly, quien presentó hace unas semanas a Núñez del Arco como su amiga íntima y asistió luego a la presentación del libro, se inició en la literatura haciendo lo mismo en novelas como No se lo digas a nadie, Fue ayer y no me acuerdo, Los últimos días de La Prensa, entre otras, donde parecía evidente que el personaje principal (un conductor de televisión con vocación literaria) era él.

Sin embargo, nadie podía afirmar que las novelas de Bayly hubieran ocurrido en la vida real, aunque aludiera a personas de carne y hueso fácilmente reconocibles en el medio local.

Algo similar ocurre en Lo que otros no ven. Es un ejercicio inútil preguntarse si los acontecimientos que se narran en el libro y que supuestamente tienen como protagonistas a la propia autora y a Jaime Bayly sucedieron en realidad. Eso no es relevante.

El libro se inicia cuando una joven, Lucía, conoce a un escritor maduro y bisexual, Manuel, quien es además conductor de un programa de televisión, y ambos dan comienzo a una relación que se vuelve inevitablemente tormentosa.

Esta relación se ve esporádicamente interrumpida por la presencia de Gonzalo, un muchacho que también pretende a Lucía, y de Mateo, un ex novio violento. De cuando en cuando intervienen las tres mejores amigas de Lucía: Carla, Miranda y Francesca.

A partir de ahí se suceden una serie de situaciones entre Lucía y Manuel que lamentablemente no terminan siendo todo lo divertidas y veloces que a la autora le habría gustado.

No solo es la prosa limitada e inexperta de Núñez del Arco, sino la repetición de los mismos tópicos narrativos a lo largo de las casi 200 páginas: sexo, discotecas, bares. Y es que si las tres cosas suelen ser divertidas en la vida real, leer un libro sobre el tema resulta extenuante. 

Los diálogos tampoco terminan siendo espontáneos y livianos, como parece pretender la autora. Algunos son frívolos hasta la insignificancia y monótonos hasta el aburrimiento.  

Los personajes tampoco resultan mucho mejor. Quizás los más logrados sean Lucía y Manuel. Pero las amigas, Carla, Francesca y Miranda, presentan un comportamiento homogéneo que las deshumaniza. Y lo peor que le puede pasar a un personaje es volverse caricatura de sí mismo. Un títere al que la mano inexperta del titiritero permite que se le vean las cuerdas.

En conclusión, el libro resulta tristemente tedioso e intrascendente. Pero esa no es culpa total de la narradora, sino que es compartida en buena parte por los editores, quienes sacaron a la luz este libro fallido sin cumplir su tarea (es decir, editarlo), demostrando de este modo un nulo respeto por sí mismos y por los lectores.

Esto no quiere decir que la joven escritora esté incapacitada para escribir un buen libro. Hay buenos escritores que empezaron publicando libros muy malos, como el propio Jaime Bayly. De ella dependerá si quiere en verdad forjarse una carrera como escritora o si este libro no fue más que el intento desesperado por salir del aburrimiento de una vida sin mayores sobresaltos.

BAJAS VENTAS

Pero lo cierto es que hasta la fecha no ha tenido éxito. A pesar del bullicio que se armó alrededor de la presentación de Lo que otros no ven, las ventas del libro no fueron tan auspiciosas como los editores y la misma autora seguramente pensaron al momento de imprimirlo.

Según empleados de la librería Crisol de San Miguel, la novela no vendió más de 40 copias el día de la presentación, a la que asistió el propio Jaime Bayly y una gran cantidad de periodistas. En días posteriores las ventas tampoco subieron, ya que no habrían superado los 200 ejemplares.

Como se recuerda, la editorial Mesa Redonda decidió imprimir 2,000 ejemplares en lugar de 500 debido a la expectativa que se había generado. Pero los cálculos no habrían resultado del todo acertados. ¿Es este el fracaso en su intento por convertirse en escritora? Solo el tiempo lo dirá.