OCTAVOS DE FINAL: REFLEXIONES

URUGUAY 2 – 1 COREA DEL SUR

Corea del Sur no tiene el pasado futbolero que hoy Uruguay con toda razón presume. Al término del partido, los hinchas charrúas y la prensa internacional señalaban a la historia como el factor determinante en el triunfo del equipo sudamericano. Lo que no dijeron es que a los surcoreanos les importó poco o nada la garra celeste e hicieron un gran partido.

Park Ji-Sung demostró por qué es titular en uno de los equipos más importantes del mundo: Manchester United. En dos oportunidades asistió magistralmente a sus delanteros, dejándolos mano a mano con el portero uruguayo, pero lamentablemente dispararon débil y desperdiciaron ambas ocasiones claras de gol.

Totalmente extenuados por el trajín de la fase de grupos, los dirigidos por el maestro Tabárez empezaban a ser dominados por los asiáticos. Cuando parecía que el encuentro se les iba de las manos, apareció el joven delantero Luis Suarez y de un derechazo inatajable clavó el segundo de su equipo y sentenció el pase a cuartos de final luego de 40 años.

GHANA 2 - 1 ESTADOS UNIDOS

El delantero Gyan Asamoah ha hecho historia al meter a su país en los cuartos de final. Es la tercera vez que un equipo africano se clasifica a esa instancia. En 1990 lo hizo la famosa Camerún de Roger Milla y en el 2002 lo hizo la selección de Senegal.

En un primer momento, los africanos dominaron las acciones y rápidamente se pusieron en ventaja con gol de Boateng. Luego, en el segundo tiempo, el mejor jugador de Estados Unidos en el mundial, Clint Dempsey, fue derribado en el área y el árbitro cobró penal. Con la calidad que lo caracteriza, Landon Donovan empató el partido.

El tiempo suplementario lo ganó el buen estado físico de los ghaneses. Los estadounidenses, completamente cansados, estaban esperanzados en llegar a la tanda de penales y definir ahí el partido. La fuerza de Asamoah para aguantar la marca y su potente remate acabaron con el sueño americano.

ALEMANIA 4 - 1 INGLATERRA

Hubiera sido injusto que Inglaterra pasara a cuartos de final. El equipo del italiano Capello ha jugado horrible, tan feo como las eliminadas Francia e Italia. Dónde está el Gerrard del Liverpool o el Lampard del Chelsea, esos que en la Premier League se divierten con sus rivales y disparan unos cañonazos inatajables.

¿Y la defensa? Un desastre. Hubiera estado en lo correcto Capello cuando sentó al arquero Robert Green por el error que cometió ante Estados Unidos si es que en el banquillo tuviera a otro con mejores aptitudes, pero estaba David James. En Inglaterra es apodado “calamity” James.

Alemania, al igual que frente a Australia, ganó al contragolpe. Mesut Ozil con sus diabluras, Thomas Mueller con las paredes, y Lucas Podolski con los zurdazos, se pasearon con los ingleses. Los jóvenes teutones quedaron sorprendidos por lo fácil que les resultó ganar el partido.

El gol que no cobró el árbitro uruguayo, Jorge Larrionda, no iba a evitar el triunfo alemán. Una vez más la repetición televisiva mostró que el balón, a diferencia de 1966, ingresó completamente.

ARGENTINA 3 – 1 MÉXICO

Hay selecciones como la mexicana que están condenadas a perder. No importa si juegan bien o mal; el destino los ha castigado con el dolor de la derrota, sobre todo en esta instancia de octavos de final. Y es que por quinto mundial consecutivo, la “tricolor” no puede seguir avanzando.

Cuando parecía que México tenía el partido controlado y hacía sus mejores 25 minutos de fútbol en el mundial, el árbitro italiano, Roberto Rosetti, validó un gol argentino en claro fuera de juego. Lo que pasa es que las reglas para la FIFA son claras: el juez no se puede guiar por la tecnología para tomar una decisión, en este caso el video de la jugada.

Todo el mundo vio en la repetición el claro offside de Carlos Tévez, pero no había forma de que el árbitro Rosetti lo anule porque se habría armado un problema mayor. La FIFA, terca como una mula, insiste en que esas jugadas son parte del juego cuando los propios árbitros le han pedido que se utilice la tecnología.

Siete minutos después, el defensa mexicano, Ricardo Osorio, aturdido y ofuscado por lo injusto del fútbol, cometió el error más grande de su vida: quiso dominar el balón al borde del área y se lo terminó regalando al delantero Gonzalo Higuaín que con formidable técnica eludió al portero Óscar Pérez y marcó el segundo.

El partido terminó en ese momento. El tercer gol de Tévez y el descuento del mexicano Hernández son solo datos para la estadística. México estaba haciendo las cosas muy bien, pero un error arbitral los destruyó psicológicamente. Por otra parte, Messi sigue imparable. Hasta ahorita no ha habido jugador que pueda detenerlo.