Contracorriente

ÓPERA PRIMA 

Su director Javier Fuentes-León entrega su Ópera Prima con la clarísima intención de proponer un cine reflexivo, pero a la vez intenso, pleno de matices emocionales y una fotografía digna de destacar.

Playa, mar, sexo entre hombres, 102 minutos de una historia que contrasta la pasividad y quietud de un pescador sencillo de Cabo Blanco y la vorágine sentimental de un agnóstico homosexual que está seguro de lo que es, y de su amor por el hombre de mar que comparte su vida con su esposa y un bebé que está por llegar.

Sus protagonistas celebran la diversidad y complicidad al ser los tres de distintas nacionalidades: Tatiana Astengo es una reconocida actriz peruana; Manolo Cardona, experimentado actor colombiano a quien pudimos ver en la película La mujer de mi hermano, con Cristian Meier y Bárbara Mori, curiosamente en un triangulo amoroso también. Completa el trío de talentos el actor boliviano Cristian Mercado, quien interpreta a Miguel, el pescador.

Aunque algunas voces ya se han levantado en contra de la película, tildándola incluso de ser una película de maricones que no mereció ser premiada, lo cierto es que la trama envuelve con el juego sutil de sensualidad prohibida y pecaminosa, instalada en un pueblo medio perdido en la costa peruana, plagado de costumbres y ritos que jamás aceptarían un vínculo homosexual y agnóstico: fatal combinación.

Santiago, el pintor, muere accidentalmente ahogado en el mar, una muerte inesperada que no permitió que la tradición se cumpla para él, dejándolo en el aire de los desaparecidos, necesitando urgentemente que el hombre que ama, Miguel, lo devuelva a la muerte como es debido, cumpliendo los rituales y costumbres que solo la persona más querida podía hacerlo, enterrando su cuerpo para que repose su alma. Acurrucado en el afecto de quien más amó en la vida.

Miguel se debate entre la felicidad que construye al lado de Mariela, su esposa, y el hijo que está por nacer, y esa pasión irrefrenable, nueva, desequilibrante que siente por Santiago. Escenas de sexo y caricias masculinas son el aderezo infaltable en esta propuesta que echa mano, sin duda, del gusto por estas historias enrevesadas y complejas.

Arena, brisa, manos, besos llenos de impotencia y placer por un cuerpo que no está permitido, Contracorriente es justamente esa batalla en contra de todo: la sociedad, la familia formada, el cuerpo amado; todo gira en contra de la voluntad de sus protagonistas, que no encuentran descanso ni en la muerte para tanta angustia.

PREMIOS Y MÁS

Contracorriente ha ganado en España el premio a la mejor película de temática gay en el Festival de San Sebastián en el 2009 y en el Festival de Sundance este año el Premio del Público Competencia Dramática Mundial. Quizás estos dos logros sean los más populares, sin embargo, Contracorriente tiene en su haber más de 15 premios en países como Holanda, Estados Unidos, Colombia, Perú, Irlanda y Canadá.

Un éxito que demuestra que bien vale la pena darle una mirada y descubrir cuál es su verdadero encanto. Más allá de ser o no una película rabiosamente homosexual, contiene un drama humano, una duda, una encrucijada que fragmenta la vida de los tres protagonistas. El amor, en cualquiera de sus formas, la verdad que se escabulle escondida entre ritos y rezos, la presión que viene del corazón y del candor.

Contracorriente es, tal vez, solo ese bolero de cantina que suena en el fondo del bar, en el pueblo, en el rincón de ese dolor que apena el corazón. Es así como Santiago y Miguel, así como Mariela y Miguel, así... como cualquier amor que vuelve de la muerte para reclamar lo que es suyo.