III Festival Claro: Hablan sus finalistas

DE MADERA Y CORAZÓN MUSICAL

Un cajón, dos guitarras y tres voces que decidieron unirse para crear un concepto que encerrara su genética naturalmente musical, confluyeron en Luis, Piero y Andreé al momento de permitir a la música crecer en ellos.

Las horas pasan y las ganas que tienen de subirse al escenario del Jockey Club a interpretar su canción Quiero que vuelvas los invaden. Dedicados totalmente al ensayo del tema, afinan detalles y armonías para que la letra y musicalidad no se pierdan, para que el público pueda recibir lo mejor de ellos. Un intenso trabajo que acompañan con la certeza de que su talento alcanzará para desempeñar un buen papel el viernes 17 de setiembre.

Comenzaron en la música como jugando. Piero y Andreé Luján son hijos de artistas, padres que dejaron en ellos la chispa musical encendida siempre, con libertad y apertura los apoyaron para que puedan encontrar un estilo auténtico y único. Piero compuso, la canción en competencia, para su abuelo, su dolorosa partida la inspiró, llegando después a transformarse en una canción sencillamente de amor.

Se animaron a enviar la canción los últimos días de la inscripción y su talento se abrió paso. Entre muchas canciones compuestas por ellos mismos tuvieron que elegir Quiero que vuelvas, una corazonada, un mandato desde algún lugar les decía que ese tema era. Lo grabaron, produjeron con la energía y el ímpetu que su juventud y confianza les da para intentar hallar una ventana que los ayude a mostrar su capacidad.

Aún están adaptando el chip que instintivamente les dice, al ver cada anuncio del Festival, que es un sueño, un reto, un desafío pararse en ese inmenso escenario y buscar conquistar con su alma de madera, atemporal y rítmica a pesar de sus pocos años, a un público nuevo. Asumen que su música tiene madera para tocar, compartir y explorar.

Tener al jurado al frente es, quizá, lo que más podría inquietarlos; sin embargo, echarán mano de su experiencia previa tocando en kermeses y pubs limeños, aunque la idea de ser evaluados será una nueva sensación. 

No temen ser encasillados, por ejemplo con los Jonas Brothers, ya que al ser tres integrantes y dos de ellos hermanos, las bromas y comparaciones no se hacen esperar, pero ellos responden con gracia y buen humor que ellos van por otro camino, reconociendo con mucha honestidad que sería increíble llegar a esa cantidad de público algún día, pero con su propio estilo.

Confían plenamente en sus influencias de soul, blues, rock and roll, y en su preparación musical al tocar varios instrumentos, una formación que les permite con solvencia presentarse en este importante Festival.

Una canción, tres voces, una banda de jóvenes peruanos que no desean pensar en qué pasará si ganan o pierden, porque saben que la oportunidad que ya han tenido es muy positiva y que la noche del show determinará su resultado. Las armonías, coros y solos están ensayados, el look y la imagen se mantiene fresca y la ansiedad controlada en los bolsillos. Solo esperan que su música haga lo suyo y al escuchar el primer acorde de Quiero que vuelvas, el esfuerzo de meses fluya, naturalmente.

EDUARDO ARAUCO Y SU LIMA CRIOLLA

Dicen que a la tercera va la vencida, y no es que Eduardo Arauco haya participado en las ediciones anteriores, simplemente nunca se dio la oportunidad a pesar de desearlo. Esta vez y gracias a la tecnología que permitió que el demo de la canción se envíe vía Internet, Eduardo estuvo en competencia y resultó finalista en la categoría criollo.

Sorpresas que tiene el destino porque su inicial selección fue la categoría canción; sin embargo, el jurado consideró que su composición Lima, era criolla de pura cepa. Y es que Eduardo Arauco tiene más de 10 años haciendo música y explorando diferentes ritmos: jazz, rock, trova... y la fusión de estos se dio naturalmente, por ello que su canción en competencia cambie de ‘camiseta’ es el resultado de aquella expansión que tiene su particular estilo.

Experimentado cantautor que prefiere la independencia creativa que le da el ser solista, reconoce que su búsqueda por hallar un sonido que exprese su vocación y amor por la música lo ha llevado a cantar solo, acompañado por un marco de músicos que acoplen sus instintos rítmicos a la perfección: detallista, meticuloso con el sonido, fiel a lo que él cree debe expresar.

Sus composiciones están conectadas a su vivencia, a su proceso y evolución personal, y a pesar de que Lima no es una canción a su entender “con ají criollo” está a la expectativa de lo que sucederá con ella, mezcla de landó y vals.

Desde niño se evidenció su afecto por la música. A los cuatro años, recuerda, se ponía la peluca de una tía y simulaba ser un cantante con guitarra incluida... soñaba con ser John Lennon, Billy Joel, Stevie Wonder, le gustaba observar a los músicos con piano, y de hecho en el Festival Claro estará en el escenario con su teclado.  

Nos cuenta una anécdota de su infancia musical enmarcada en el colegio: él y unos amigos se encargaban de dar conciertos privados a los chicos que se acercaban con su pedido musical, con voces y sonidos hechos únicamente con la voz imitaban cualquier hit del momento, un juego divertido que le ayudó a conocer su voz y modularla según el ritmo.

Eduardo Arauco es un trovador y creativo que espera superar los nervios, la emoción y lograr controlar todo lo que involucra que su canción suene bien. La espera y los días que faltan para que sea sábado 18 de setiembre no lo angustian demasiado, no obstante, sabe que tiene la oportunidad que más de mil participantes buscaron.

La adrenalina de la competencia no lo desenfoca. Ser y seguir siendo él mismo es la mejor opción, un estilo diferente, una familia que lo acompaña, el ímpetu de un músico preparado. Tiene a cuestas tres discos grabados y un documental producido por él, Un cholo más, un recorrido en imágenes y sonido por la Lima de sus amores...

Es decir, Eduardo Arauco y los chicos de De Madera son un claro ejemplo de que en el Perú hay talento, hay valor para crear y creer en lo creado, hay fortaleza para intentar e intentar aunque las puertas parezcan cerrarse. Este 17 y 18 de setiembre, el III Festival Claro tendrá a 18 finalistas que se atrevieron a demostrar de qué están hechos.