Miércoles 24 de abril 2024 | Contáctenos
Con fecha 13 de setiembre, el escritor Mario Vargas Llosa presentó su renuncia irrevocable a la presidencia de la comisión del Lugar de la Memoria, que recordará a las víctimas de la violencia terrorista y contraterrorista en las décadas del ochenta y noventa.
En su carta de renuncia, Vargas Llosa señaló claramente los motivos de su alejamiento de la comisión: “La razón de mi renuncia es el reciente Decreto Legislativo 1097 que, a todas luces, constituye una amnistía apenas disfrazada para beneficiar a buen número de personas vinculadas a la dictadura (de Alberto Fujimori) y condenadas o procesadas por crímenes contra los derechos humanos”, escribió.
En otro párrafo, Vargas Llosa manifiesta con contundencia: “Hay, a mi juicio, una incompatibilidad entre, por una parte, auspiciar la erección de un monumento en homenaje a las víctimas de la violencia que desencadenó el terrorismo de Sendero Luminoso a partir de 1980 y, de otra, abrir mediante una triquiñuela jurídica la puerta falsa de las cárceles a quienes (…) cometieron también delitos horrendos (…)”.
El escritor finalizaba la misiva dirigida a Alan García de la siguiente manera: “Ojalá tenga usted el mismo valor para rectificar una vez más, abolir este innoble decreto y buscar aliados entre los peruanos dignos y democráticos (…) en vez de buscarlos entre los herederos de un régimen autoritario (…)”.
EN EL CONGRESO
La renuncia de Vargas Llosa ocasionó que el resto de integrantes de la comisión se reuniera el mismo lunes 13 en la tarde, en la Academia Diplomática del Perú, en Magdalena, para estudiar las medidas a tomar.
A su salida, declararon que no iban a abandonar sus cargos y que esperarían el desarrollo de los acontecimientos en las próximas 48 horas. Después de la derogatoria definitiva del Decreto 1097 en brevísimo tiempo, ¿conseguirán torcer la decisión de Vargas Llosa?
Ese mismo día, luego de un apresurado Consejo de Ministros (que no incluyó al entonces titular de Defensa, Rafael Rey, principal impulsor de la norma), Alan García envió la derogatoria del Decreto al Congreso para su debate.
El martes 14, el presidente declaraba a los medios que “tanto poder no tiene Vargas Llosa” como para derogar él solo una ley en menos de 24 horas, alegando que había tomado la disposición de enviar la norma al Congreso después de consultar con juristas especializados en el tema. Hizo hincapié en que él había tomado la decisión el domingo y recién había leído la carta de renuncia del escritor el lunes en la noche.
El hecho es que Vargas Llosa renunció el lunes 13 al mediodía y el martes 14 en la tarde ya se estaba discutiendo su derogación en el Congreso. El debate en el hemiciclo duró cuatro largas horas y resultó de un bajísimo nivel intelectual, plagado de pequeños ataques personales, demagogia y chacota escolar. Ni siquiera fue un debate. No hubo intercambio de ideas o un diálogo medianamente lúcido. Este Congreso pasará a la historia como el peor de las últimas décadas.
Lo único bueno que hizo el Congreso ese día fue derogar definitivamente el Decreto Legislativo 1097 con ninguna abstención y solamente un voto en contra.
El solitario voto en contra fue del vicealmirante (r) Luis Giampietri, quien, a la salida del Pleno, expresó su preocupación por el abandono en que se dejaba a militares y policías acusados de violación a los derechos humanos solo por haber combatido al terrorismo.
CAMBIOS EN EL EQUIPO
Dos horas antes de que la suerte del controvertido decreto quedase sellada, se inició en Palacio de Gobierno la ceremonia de juramentación del nuevo Consejo de Ministros. Hubo tiempo para algunas sorpresas.
La jefatura del Gabinete recayó en el voceado José Antonio Chang, quien además continuará en el puesto de ministro de Educación que ocupa desde el inicio del gobierno de García.
Se quedaron en el cargo los siguientes ministros: Relaciones Exteriores, José Antonio García Belaunde; Salud, Óscar Ugarte; Trabajo, Manuela García; Energía y Minas, Pedro Sánchez; Transportes, Enrique Cornejo; Vivienda; Juan Sarmiento; Ambiente, Antonio Brack; y Cultura, el recientemente nombrado Juan Ossio Acuña.
Entre los rostros nuevos figuran: Economía y Finanzas, Ismael Benavides; Interior, Fernando Barrios; Justicia, Rosario Fernández; Agricultura, Rafael Quevedo; Producción, Jorge Villasante; Comercio Exterior y Turismo, Eduardo Ferreyros; Mujer y Desarrollo Social, Virginia Borra; Defensa, Jaime Thorne.
¿Y LA MINISTRA ESTRELLA?
Aunque era previsible que ministros como Rafael Rey de Defensa, Octavio Salazar del Interior y Víctor García Toma de Justicia, dejasen sus portafolios, en cambio sí resultó una sorpresa la salida de la titular de Economía, Mercedes Aráoz, a quien hace unas semanas Alan García llamó su “ministra estrella”.
Quizás lo hiciera en alusión al partido de la estrella que él lidera, ya que desde hace unos meses se vocea que la guapa ex ministra podría integrar la plancha presidencial del PAP en las elecciones del 2011, que encabezarían el ex premier Javier Velásquez o Nidia Vílchez.
Aunque tampoco se descarta que, luego de su exitoso paso por una cartera complicada como la de Economía, Aráoz no se contente con formar parte de una plancha presidencial sin posibilidades de alzarse con el triunfo en el 2011 y prefiera, en todo caso, comandarla.
De cualquier manera, luego de estas dos semanas agitadas para el Ejecutivo, es probable que el Consejo de Ministros encabezado por Chang sea el último que acompañe a García en los 10 meses que le quedan como presidente de la República.
¿García y sus ministros volverán a patinar como pingüinos? ¿Vargas Llosa retomará la presidencia de la comisión del Lugar de la Memoria? ¿Al Grupo Colina le ligarán sus pedidos de libertad? ¿Quién responderá por los cadáveres de El Frontón? ¿Giampietri y Rey formarán el club de los corazones solitarios? Algunas preguntas solo las responde el tiempo.