El martes 5 de octubre en la noche, más de 48 horas después de concluidos los comicios y en medio de la sorpresa generalizada por la demora en dar a conocer un pronunciamiento definitivo, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) finalmente comunicó los resultados del conteo de todas las actas que tiene en su poder.
Susana Villarán se mantenía a la cabeza con el 38.49%, seguida muy de cerca por Lourdes Flores con el 37.58%. La diferencia entre ambas era de 0.91%, es decir alrededor de 30 mil votos válidos.
Sin embargo, la jefa del organismo electoral, Magdalena Chú, recalcó que estas cifras eran el resultado solamente del escrutinio de las actas que han llegado a las oficinas de la entidad que ella conduce, que constituyen el 73.81% del total de actas.
El 26.19% restante se encuentra en el despacho de los jurados electorales especiales debido a que han sido observadas o impugnadas por presentar imperfecciones, faltas o inexactitudes. Es decir, una firma fuera de lugar, una huella digital ausente, un aspa que traspasa los límites del recuadro, etcétera.
Cabe resaltar que estas actas no han sido impugnadas por el PPC, sino que han sido observadas por la propia ONPE al encontrar irregularidades en las mismas. En total suman más de ocho mil y representan más de un millón y medio de votos.
Si la diferencia entre Villarán y Flores Nano es de 30 mil votos más o menos y falta validar o invalidar un millón y medio de votos, es claro que nada está dicho todavía en esta elección.
En los siguientes días, los jueces electorales deberán hallar una solución a las observaciones hechas a ese 26.19% de actas y proclamar a la próxima alcaldesa de Lima. Los cálculos más optimistas dicen que eso sucederá en unos cuantos días, mientras que otros han afirmado que deberemos esperar quizás dos semanas.
REACCIONES
Luego de conocerse los resultados de la ONPE, las candidatas reaccionaron curiosamente de manera inversa a como lo habían hecho el mismo domingo después de conocerse los resultados del organismo electoral al 12%, que también ponía a la cabeza a la postulante de Fuerza Social.
El día de las elecciones, Villarán salió a un balcón del hotel Bolívar para dirigirse a la multitud que se congregó en la plaza San Martín para saludar a su candidata. Lucía su sonrisa de siempre. Mientras tanto, Flores Nano eligió el silencio y la mesura.
El martes 5, luego de difundirse los resultados de la ONPE, Lourdes Flores abandonó su habitual rigidez, ensayó su mejor sonrisa y se animó a bailar con Tongo en el local del PPC, en Alfonso Ugarte, donde permanecía reunida desde la tarde con sus principales colaboradores.
Luego de flamear una bandera del Perú, felicitó uno por uno a los alcaldes distritales electos y reelectos y también a los que no habían sido ratificados por el voto popular, quienes se encontraban junto a ella como una gran familia feliz. No faltaba nadie. Lourdes estaba exultante, repartiendo besos por todos lados.
No era para menos, dado que su partido había obtenido hasta ese momento una veintena de alcaldías distritales, muy por encima de Cambio Radical, Somos Perú, Restauración Nacional y Alianza para el Progreso. Fuerza Social no obtuvo ninguna alcaldía.
Después dijo: “Los ciudadanos de Lima ya hablaron con su voto. Las actas son el reflejo de esa voluntad. A la autoridad electoral le corresponde ahora dar los resultados definitivos. Acá esperamos con alegría y tranquilidad. No realizamos ninguna presión mediática. Así actúa un partido democrático”.
Se refería a la visita que realizó ese mismo día en la mañana el postulante a teniente alcalde por Fuerza Social, Eduardo Zegarra, a las oficinas de la ONPE.
Zegarra manifestó que había acudido al local de la entidad electoral para conocer de primera mano cómo marchaba el escrutinio de las actas (cuando aún no se conocían los resultados que Chú difundiría en la noche).
Pero los voceros del PPC-UN, Luis Galarreta, Jaime Salinas, entre otros, calificaron de “intromisión inadmisible” y “presión política” que revelaba “desesperación” el hecho de que Zegarra fuera a la ONPE.
Por su parte, Susana Villarán no emitió ninguna declaración en todo el día. Ni siquiera asomó su amplia sonrisa al balcón de su departamento en Jesús María. Sus allegados dijeron que solo hablaría cuando la ONPE presentase los resultados definitivos. Sin embargo, cuando el organismo electoral lo hizo, en horas de la noche, Villarán tampoco declaró.
CONTINUARÁ
Ahora todo se encuentra en manos de los jurados electorales especiales, que tendrán que revisar las más de ocho mil actas observadas por la ONPE. Nadie sabe cuánto tardarán.
Los partidarios de Susana Villarán han deslizado la posibilidad de un fraude que estaría por cocinarse en el despacho de los jurados especiales. Sin embargo, cuando las cifras favorecían a su candidata declararon que acatarían los resultados en cualquier caso.
¿Estarán dispuestos a cumplir con su palabra de manera pacífica, sin causar disturbios en las calles, si su candidata no llegase al sillón municipal?
En una elección tan reñida, en la que cada voto cuenta, luego de una campaña más que agitada, es compresible que los órganos electorales prefieran tomarse su tiempo para analizar cuidadosamente las actas observadas antes de emitir un pronunciamiento final.
Hasta el momento, existen 28 mil votos de diferencia entre Susana Villarán y Lourdes Flores. Hay más de un millón y medio de votos a la espera de una definición concluyente. Cualquier cosa puede suceder. ¿Quién reirá al último? Esta historia continuará.